Zack.
—¿Qué estamos haciendo aquí? —preguntó el rubio a mi lado estacionando el auto en frente de la tienda de discos. —Si quisiera venir aquí, ¿no te parece que hubiera venido a trabajar hoy, cariño?
Observé los alrededores pero no había rastro de ningún auto y mucho menos de Riley, Adeline o William.
—No lo estaciones aquí, ve detrás de la tienda —dije sintiéndome más adolorido que hace unos minutos.
En el momento de la pelea eran solo golpes que debía resistir, cuando la adrenalina bajó y los músculos contraídos y calientes se enfriaron, entonces fue cuando pude sentir cada golpe y cada mallugadura.
El dolor en las costillas me sacó un quejido que se sentía como el karma vengándose por lo idiota que alguna vez fui.
—¿Estás bien? —preguntó volteando a verme por un par de segundos antes de que encendiera el motor de nuevo y rodeáramos la tienda.
—No te voy a mentir, me he sentido mejor antes —respondí con dificultad. Incluso el esfuerzo de hablar estaba jodiendome.
—Necesitamos ir a un hospital —habló preocupado mientras aseguraba que estuviera bien y conducía al mismo tiempo.
—Mirada al frente Borrman. Estoy bien.
Nathan quitó la atención en mí y volvió a mirar hacia la calle dando un suspiro de alivio cuando vio su camaro estacionado detrás de la tienda de discos con William y Riley esperando a que nos estacionáramos a un lado de ellos. Detuvo el carro, bajó de él y antes de que yo intentara hacer lo mismo con la misma velocidad, Nathan ya estaba ayudándome.
—Será mejor que te quedes aquí —sugirió aunque la idea no le convencía ni un poco —debo llevarte a que te revise un medido. Dudo que aquí tengamos algo con lo que pueda ayudarte.
—Estoy bien... —Intenté repetirle y hacerle saber que podía aguantar un poco más.
—Solo hay un inútil botiquín de primeros auxilios, solo contiene alcohol, gasas y una caja de curitas —mencionó con desesperación. —Con eso no curas a nadie.
Con enojo golpeó la base de la puerta del carro.
—Nathan, estoy bien —sostuve su mano antes de que descargara todo su enojo sobre mi auto. —Tranquilo.
Observé los nudillos de su mano, estaban heridos, raspados y ensangrentados. Sostuve su mano con más firmeza y la acerqué a mis labios para depositar un beso corto.
Solté su mano cuando escuché unos pasos acercarse.
—¿Todo bien? —preguntó William una vez que estuvo cerca de nosotros — ¿Qué ha pasado? —dijo sin dejar de mirarme.
—Nada —respondió Nathan antes que yo.
—Claro, porque nada es que Zack no pueda ponerse por sí mismo de pie o tan si quiera salir de su carro por su propia cuenta.
—Entonces, ¿por qué mierda preguntas algo que ya sabes? —Nathan volteó brevemente solo para mirar al ahora pelinegro. —Y ya que lo mencionas, dame las llaves de mi carro.
Volteé a verlos a ambos y sin tener fuerzas para detenerlos en su pelea infantil de siempre, volví a recargarme en el respaldo del asiento solo para poder calmar el dolor.
—¿Le prestaste tu auto? —pregunté sin prevenir antes que involucrarme entre ellos solo empeoraría las cosas; no estaba consciente de lo que debía o no hacer. —Creí que nadie podía conducir tu auto.
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𝟟𝟘 𝕪𝕖𝕒𝕣𝕤 𝕠𝕗 𝕝𝕠𝕧𝕖 (En Pausa)
Teen Fiction"Hoy tuve una oportunidad más para extrañarte, para seguir amándote, para escuchar nuestras canciones, para revivir todo lo que fuimos. Y doliste, doliste como solo podrías hacerlo la última noche de febrero de un año bisiesto." Donde Zack y Nathan...