Capítulo 1: El nuevo Simba

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Era una tarde en las tierras del reino, y el ambiente habitual de tranquilidad se notaba en el exterior: las aves cantaban y varios animales se refrescaban en los manantiales y oasis. En la roca del rey, un cachorro correteaba a toda velocidad con su primo.

"¿Listo Haki?" preguntó el cachorro posicionándose para un .on a ver a los chicos luchar.

"A veces no los entiendo" comentó una.

"Los chicos son difíciles de entender, eso es seguro" dijo la otra.

Los cachorros dejaron de jugar cuando notaron a las dos chicas.

"Hola, ¿a qué se debe el honor de su visita?" les preguntó Simba.

"¿Lo olvidaste?" le dijo Amira, "Pensé que iríamos un rato a jugar en el lago Shangaza"

"Oh, vaya. Lo olvidé. Pero siempre vamos al lago Shangaza... ¿no podríamos ir a...?"

"Espero que no se les ocurra irse a las lejanías" les advirtió una leona que salió de la cueva. "El Clan de Dogo se toma en serio su ley intrusos"

"Pensé que eran buenos amigos con nosotros, tía Shany" dijo Salma.

"Digamos que tenemos un pacto de no agresión mientras no entremos sin autorización del rey o el líder de la guardia del león. Si se entra por voluntad propia, se considera intruso"

"¿Podemos ir, mamá?" preguntó Simba, tratando de poner su mejor cara.

"Aunque sea la reina, debe ser tu padre el que de la autorización. O tal vez, tu tío"

"Pero papá está ocupado en los preparativos de Kupatana..." se entristeció el cachorro, "Y tío Koda y la guardia están ayudando a una manada de leopardos a levantar su territorio luego de una tormenta de arena"

"Simba..." le detuvo Amira, "Descuida, será en otra ocasión. Además, estamos todos juntos para encontrar la forma como divertirnos, ¿cierto, primos?"

"Sí" respondieron Haki y Salma.

Simba dio un suspiro y luego pareció sentirse más feliz.

"De acuerdo" dijo.

"Sí mamá" le respondieron Simba y Amira juntos

El cuarteto de cachorros entonces bajó alegremente la Roca del clan y se aventuraron en las praderas. Muchos de los animales les saludaban alegremente pues tenían esperanzas fijas en ellos, aunque los cachorros no lo notaran.

Los cachorros llegaron al lago Shangaza, donde se entretuvieron una hora en divertidos juegos de nado, chapoteos, y competencias de lucha.

"¡Ja!" exclamó Amira cuando derribó a Haki, "¡Van 3 a 0! Es evidente que soy mejor, primo"

"Hay... ¡me estoy dejando solamente!" se quejó este.

"Sí, claro..." comentó Salma en un tono sarcástico, "¿Tú qué opinas, Simba? ¿Simba?"

Pero Simba estaba distraído, sentado en una roca, mirando el horizonte más allá de las lejanías.

"¡Simba!" le gritaron Amira y Salma, despertándolo de improviso.

"¡Eh! ¿A qué ha venido eso?" preguntó.

"¿En qué andas pensando que estás muy distraído?" preguntó Salma.

"Bueno, yo..." respondió Simba, volviendo su vista hacia el horizonte, "¿Qué creen que haya más allá de las lejanías?"

"Pues papá dice que hay tierras donde viven pocas criaturas buenas y varias criaturas malas" respondió Amira, "Que es peligroso para nosotros los animales ir a aquellas tierras..."

"Sí... lo recuerdo..."

(Semanas antes...)

Era muy temprano en las tierras del reino y el sol empezaba a salir débilmente en el horizonte. Simba estaba casi despierto, pero le costaba levantarse. Sin embargo, una suave pata parental le acarició la cabeza.

"Si estás cansado, podemos dejarlo para otra ocasión" le susurró su padre.

"No, estoy despierto" respondió Simba, abriendo los ojos y levantándose, "Estoy listo, papá"

"Bien, vamos entonces..."

Su padre le guio fuera de la cueva de la Roca del Clan, hasta el pico de la misma, donde se podía ver el amanecer de las Tierras del Reino. Simba contempló esa magnífica vista que sus predecesores también habían visto. Una vez allí, su padre le explicó toda la tierra bañada por las luces del sol, así también como las zonas cubiertas por las sombras, las lejanías... a las cuales especificó que eran zonas no tan llamativas por ciertas actitudes de sus habitantes.

"Por el Oeste, detrás de la Roca del Clan, están las Tierras Traseras" continuó su padre, "Territorios fronterizos, los leopardos viven allí

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"Por el Oeste, detrás de la Roca del Clan, están las Tierras Traseras" continuó su padre, "Territorios fronterizos, los leopardos viven allí. Más allá, montañas heladas, bosques de bambú, el océano y el árbol de la vida, donde vive más de nuestra familia. Si quieres, un día podemos ir a visitarlos"

"Me encantaría papá" dijo Simba, "Por cierto, ¿qué hay más allá del reino, por el Este? Me refiero a más allá de las lejanías"

"Es... difícil de explicar... no son lugares ni para un cachorro ni para un león adulto. Son tierras más peligrosas que el Cementerio de Elefantes"

"¿Por qué? ¿qué puede ser más peligroso que los geiseres del cementerio?"

"Las criaturas que viven más allá de estos reinos: los humanos, no son todos, pero hay demasiados malvados en aquellas tierras que no conocen los valores de la unión, amistad o el amor. No están sujetos a las leyes de las tierras del reino, toman sus propias decisiones y, a veces, no toman en cuenta las consecuencias de estas sobre otros"

"¿Alguna vez has estado allí?"

Su padre al principio mantuvo el silencio, como no queriendo decir nada. Sin embargo, debía explicar a su hijo ciertas cosas.

"Ellos vinieron una vez a las Tierras del Reino, cuando era un cachorro" explicó, "Fue entonces que a tu madre se la llevaron, pero luego la recuperamos, y tu bisabuelo resultó herido... por intentar salvarme"

El cachorro solo escuchó esas palabras con suma tensión: parecían criaturas realmente peligrosas. No obstante, aún le llamaba la curiosidad que aquello fuera verdad. Como si le leyera la mente, su padre le dijo:

"Simba, sé que sientes curiosidad por lo que hay más allá del reino, pero los peligros que hay en aquellas tierras son imposibles de prever. Aquí estas a salvo con tu familia, y te prometo que daré todo de mi para protegerlos a ustedes, ¿entiendes?"

"Sí papá..."

"¡Simba!" le despertó la voz de Amira, luego sintió agua caer en su cara.

El cachorro despertó abruptamente de su recuerdo y volvió al presente. Aún continuaba en el lago Shangaza, y Amira le había echado agua en la cara para despertarle.

"¡Eh! ¿A qué ha venido eso?" preguntó Simba, secándose.

"Era la única forma de despertarte" se rio Salma, y le siguieron Haki y Amira.

"¿Ah sí?"

Simba se acercó al agua y, tomando un poco de esta, empezó una batalla de agua con su hermana y primos. Eran épocas doradas, pero por supuesto, un simple accidente puede arruinar ese ambiente de paz y relajación.

El Rey León 6: Más allá del ReinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora