Capítulo 15: La verdad y el rescate

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En la sombra de la noche, un pequeño perro se acercó ladrando a las puertas del circo. Los hombres de adentro, aún recogiendo los destrozos de hace poco, quisieron ignorarlo, pero luego los ladridos se hicieron tan insoportables que quisieron salir para tirarle unas piedras. Cuando lo hicieron lograron ver que el perro se alejaba perdiéndose en los arbustos y, más asombroso para ellos fue ver la misma carreta de circo que habían dejado, con un león joven, sentado y vivo en ella. Por fortuna, no se le notaba el rostro por la oscuridad de la noche.

"¿No es nuestra carreta?" preguntó uno de los cirqueros, "¿Y qué le pasó al león? Se ve... diferente..."

"Eso es porque no es el mismo león, idiota" le dijo otro, "Este es uno joven, ¿no lo ves?"

"Si bueno, ¿cómo llegó hasta aquí? ¡pensé que no nos enviarían ningún animal! Además, no hay nadie que lo trae consigo, ¿qué hacemos con él?"

"Bueno..." dijo, acercándose a asegurarse que la cerradura sea completamente segura. El león del interior no lo atacó ni le prestó atención, "Parece manso, y seguro que compensará por la pérdida del viejo. Se lo diremos temprano al señor Sharp. Hasta entonces, ayúdame a llevarlo con los otros"

(Por su parte...)

El cachorro Simba estaba en la jaula con sus demás amigos, aún dolorido con la última golpiza recibida por Kasai, junto con la de su amo el cazador.

"Simba, ¿estas bien?" le preguntó Maya, "Sé... que el plan de escape no resultó... así que deberemos acostumbrarnos a esta vida... con el tiempo, uno se acostumbra"

"¡¿Acostumbrarse de qué?!" le dijo Simba, quejándose de dolor, "No entiendo cómo ustedes pueden seguir soportando esta injusticia: somos la risa de las personas; si cometemos un error, nos golpean"

"No conocemos nada más. Ha sido nuestra vida desde que nacimos"

"Lo siento Simba, pero..." le dijo Nabil, "Aunque quisiéramos escapar... el viejo Remus conocía el mundo y ahora... se ha ido"

Los cachorros bajaron la cabeza con tristeza al recordar la muerte del anciano león.

"Podemos ir a las Tierras del Reino, mi hogar" les dijo Simba, "Les prometo que mi padre les recibirá con mucho gusto, y les enseñaré a mis demás amigos y el resto de mi familia"

"Pero, ¿sabes el camino de vuelta al lugar?" le preguntó Dallia.

"Bueno, no..."

"Además, no podemos salir de la jaula" comentó Nabil, "Aunque lo lográsemos, Kasai nos encontraría antes desde el cielo"

Con todos esos problemas en cuestión, Simba no podía contestar. Al cabo de un segundo, Milo despertó.

"¿Cómo estás, Milo?" le preguntó Simba.

"Me duele todo el cuerpo..." respondió este.

Un ruido se escuchó, lo que obligó al niño humano a esconderse detrás del carro. Entonces, un nuevo carro llegó desde detrás de la carpa, conteniendo un león adulto que estaba sentado de espaldas. Mientras lo dejaban, Milo le susurró a Simba:

"Debieron traer un león nuevo para reemplazar a Remus"

Cuando lo dejaron y se fueron, Simba parpadeó dos veces al ver al nuevo león, cuando este se dio la vuelta y le sonrió.

"¡Simba! ¡Me alegro de verte!" le dijo.

"¡Papá!" gritó, ante la sorpresa de todos, "¡Sabía que vendrías!"

"¿Es tu papá?" le preguntaron, anonadados.

Dan se acercó a los barrotes de su jaula, feliz de reencontrarse con su hijo.

El Rey León 6: Más allá del ReinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora