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()": Pensamiento
"⟨⟨⟩⟩": mensajes
"[...]: En otro lugar o época
"...": Rato después
"--": acciones, conversaciones
"//": Textos escritos en pancartas, cuadernos, etc.

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Iniciemos
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El día en que la lluvia desenfrenadamente en la penumbra de la noche fría, los aires eran pesados y sensibles.

Los llantos ahogados de un hombre que miraba con incredulidad, un hombre que miraba un altar lleno de juguetes femeninos que antes fueron usados por alguien, flores alrededor de un bello cuadro de una niña de cabellos marrones claros cortos, ojos azules brillantes celeste, y una sonrisa tan cálida.

Estaba atónito en un mundo en que deseaba creer que era mentira lo que había pasado

- debiste haber muerto tú en vez de nuestra hija- mencionó histérica una mujer de cabellos rojos que se acercaba a su ex pareja con brusquedad- le quitaste la vida!? Eres un maldito!!!- dijo entre lágrimas salvajes que caían desenfrenadamente de sus ojos- la mataste- lo agarró del cuello de la camisa bruscamente.

La mirada de este era tan vacía que no lograba entender alguna palabra de lo que decía. Solo deseaba poder estar con su hija nuevamente.

.........

Las paredes blanca de una casa que parecía no ser habitada por algún alma, el silencio de un lugar, los sentimientos callados de un hombre que no lograba poder superar la pérdida, entre sus manos sostenía un peluche en forma de pulpo de un color morado con un sombrero de copa alta, se encontraba en una cama de sábanas rosas y dibujos que decoraban la pared.

Una pequeña caja de música sonaba suavemente en la bella habitación, este olía suavemente a almohadas para recordar el fragor de flores delicadas que su hija solía transmitir.

Una mujer entró a la habitación abruptamente para mirar al hombre con alivio, respiró tranquila para acercarse a este y sentarse a un lado de la cama para acariciar al hombre suavemente

- hermano... Ya han pasado tres meses y aún sigues igual- mencionó una cálida mujer de menor edad para este mirarla de reojo

- por qué has venido?!- preguntó sin importancia

- no contestabas mis llamadas y me avisaron en tu trabajo que no habías vuelto... Estaba tan asustada que pensé lo peor- esta mujer se acostó a su lado para mirarlo a los ojos- no fue tu culpa... Fue un accidente

Duraron un gran tiempo sin decir alguna palabra en aquel ambiente tan pesado en la habitación.

Al pasar las largas horas este camino hasta el sótano el hombre de aparecía descuidada y sombría.

Sentándose en un pequeño escritorio cubierto por el manto del polvo, para prender una computadora. Abrió una pequeña carpeta la cual miraba videos sin parar de aquellos momentos perdidos en el tiempo de aquella esperanza en su vida.

Dio un fuerte suspiro de remordimiento para aguantar las lágrimas de dolor, para irse a la parte de arriba sin ver más aquellas imágenes.

Prendió un televisor para distraer su mente cautiva, una vieja película apareció en la tele, llamando la atención del profesor.

Se sentó para mirar mejor la película que hizo que su cabeza tuviera una idea descabellada

Salió corriendo hasta el sótano para poder mirar sus libros desenfrenadamente al buscar una respuesta.

Las semanas pasaron rápidamente en instante, dejando atónito al hombre que miraba un gran mural lleno de fórmulas y gran cantidad de páginas arrancadas de libros

Sintió como un gran alivio crecía en su corazón, para así agarrar su teléfono y hablar con un hombre alegremente.

Que a los días volvió cambiado aquel hombre de cabellos negros, siendo nuevamente acercándose en su lugar de trabajo.

La frustración era tan grande al ver cómo las células no conectaban como deseaba. La sensación de la impotencia al ver cómo su trabajo estaba estancado en un pequeño paso para lograr un mejor progreso.

Su haciendas crecía fuertemente, mientras que en su cabeza creaba miles de fórmulas, pero ninguna era tan convincente para poder lograr una idea.

La frustración creció cada vez más que perdió el control de su cordura rota, para tirar todas los frascos de vidrio con rabia, pero el vidrio había cortado su piel pálida. Cayendo en un pequeño frasco de vidrio en cual tenía una célula.

Se acercó suavemente mirando aquella muestra infectada por su sangre. Miró desde el telescopio la muestra nueva, sus palabras se quedaron cortas al ver la reacción, soltó un risa de alegría y sacrificio al ver cómo lo había logrado.

Al estar en su sótano, sacó de un gran congelador un cadáver, para colocarlo en una mesa de operaciones, colocándose unos guantes de látex y una bata quirúrgica.

Con una pequeña sierra que cantaba ahogadas mente al tocar la piel y el cráneo de aquel cadáver, mientras los minutos pasaban, logró ver la belleza de su trabajo, para ver un cerebro.

En eso sacó una inyectadora la cual clavó en los nervios del cerebro delicadamente con una aguja tan fina como un hilo. Al terminar su trabajó este abrió el torso con un bisturí para sacar aquellos órganos que no servían, dejando solo un corazón y unos pulmones.

Clavó múltiples vías en cada vena central, miraba orgulloso su creación para así colocarle una mascarilla de aire, sus deseos eran tan grandes que solo dejó de creer en un dios para solo crecer en sus propias manos.

Al pasar los días anotaba los pequeños detalles de avances. La frustración era grande al ver cómo el cerebro era el único factor de su trabajo que no lograba garantizar un desarrollo.

Pero una idea llegó a su cabeza sádicamente para este soltar una gran sonrisa amplia, mientras su cabeza parecía que explotaría de la idea.

Miraba a los lados de una calle vacía por las altas horas de la noche, fumaba un cigarro mientras escuchaba sus pasos pesados, el sonido de su corazón que latía a millón.

Se detuvo suavemente para mirar a un adolescente que estaba en una parada de autobús. Entre las penumbras de la fría noche, fue sigilosamente para llegar detrás de este. Inyectándole bruscamente para ver cómo caía como una pluma ante tal inyección que corría entre sus venas velozmente.

Al llegar a su laboratorio con el joven en brazos lo colocó en una mesa al lado del cadáver. Comenzaba a abrir sus ojos suavemente para ver cómo un científico loco sostenía entre sus manos un sierra

- descuida... Solo deseo tu cerebro y órganos, esto no dolerá- mencionó divertidamente al ver la cara de horror del joven chico que gritaba sin parar pidiendo ayuda.

El científico comenzó a cortar la piel suavemente disfrutando del sufrimiento del hombre. Sangre caía y una música de una radio sonaba a todo pulmón.

De repente el chico cayó de golpe. Mientras el profesor suavemente sacaba entre sus manos aquel cerebro delicadamente para llevarse con el la medila osea. Al tenerlo entre sus manos conecto los nervios con los del mono, ansioso actuaba lentamente para que cada detalle fuera perfecto en aquella habitación en que los gritos callaban.

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Continuara

Jugando Ser Dios Donde viven las historias. Descúbrelo ahora