𝐏𝐫𝐨𝐥𝐨𝐠𝐨

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Experimento 1Z14

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Experimento 1Z14.

BASE SECRETA DE INSPECCIONES.

El sonido de las fuertes olas y el olor a sal, fue lo primero que sintió al despertar. Se sentía desorientada y mareada, tenía la garganta seca y respiraba con dificulta.

Se encontraba de rodillas en el suelo y con los brazos suspendidos; sus muñecas cubiertas por unas ajustadas cadenas las cuales se encargaban de que no pudiera mover sus brazos o manos, su pies también estaban sujetos por cadenas haciéndole imposible moverse aunque se sentía demasiado adolorida y débil para hacerlo.

Levanto su pequeño rostro para poder sentir la luz que provenía de la ventanilla que se encontraba en la pared que tenía al frente, supo inmediatamente donde se encontraba. Las ganas de vomitar se hicieron parte de si en ese momento, pues ese lugar lo odia con todo su ser.

En una pequeña habitación la cual estaba separada de la enorme casa donde normalmente se encontraba y
muy diferente a esa moderna casa.

El cuarto estaba a unos metros de la playa, esto lo sabía por el sonido de las olas, el fuerte olor a sal, también por el agua de la playa que llegaba a ella en la noche cuando la marea subía, cubriendo sus pies y piernas causándole un frió insoportable y se le sumaba a esto el  viento de la noche.

El sentimiento de frustración e impotencia se hacía parte de ella al no poder salir de ese lugar que tanto adiaba. El lugar es asqueroso, el suelo solo es arenas de playa y tierra combinadas por el agua de la playa causando la creación del lodo en todo el suelo de ese pequeño lugar.

Su cuerpo aparte de estar restringido por cadenas también se halla en un estado de vulnerabilidad muy grande.

Se encontraba desnuda en aquel asqueroso lugar.

Su cuerpo estaba sucio y lastimado por los golpes que anteriormente había recibido, además de eso su cuerpo esta aun bajo la influencia de la droga que le pusieron.

Se sentía asqueada y sucia en este lugar, lo único que le reconfortaba era el sonido de las olas que escuchaba. Se quedo ahí, por un largo rato con los ojos cerrados y escuchando el hermoso sonido de las olas tratando de imaginarse como es el mar, pues en todos esos años que lleva en esa asquerosa isla nunca le permitieron ver esa gran masa de agua salada.

Pasaba el tiempo y trataba de olvidar que estaba en ese lugar repugnante, pero su tarea se vio interrumpida por el espantoso ruido que producía la puerta de ese lugar al abrirse.

Sintió los pasos lento y dominante de una persona y no tenia que mira para saber quién era.

—Pero mira que tenemos aquí—la voz raposa del esa persona la hizo tensarse—es mi pequeño y ahora rebelde ángel—sintió unas enorme ganas de vomitar al escuchar como la llamaba.

El hombre se detuvo al frente de la pequeña niña de diez años y se puso de cuclillas en el suelo, estiro su mano y acaricio el rostro de la pequeña, esta se hundió en su lugar con temor y tensa no le gustaba que él la tocara.

—Espero que el castigo que recibiste sea suficiente, para que aprendas a obedecer—dijo el sujeto con voz amenazante y cerca de su rostro—no me gusta verte en estas condiciones, mi pequeño ángel—dijo con voz teñida de dolor y tristeza, como si al de verdad le lastimara verla de esa manera—así que para la próxima, piensa dos veces antes de desobedecer mi ordenes ¿entendido?—pregunto el hombre esperando una respuesta, pero no recibió ninguna, lo cual le causo una gran molestia no le gustaba que no respondiera sus pregustas. La mano que tenía en el rostro de la pequeña se deslizo hacia su barbilla y lo levanto haciendo que esta se tensara y comenzara a temblar—te hice una pregunta, pequeña—dijo con voz contenida para sonar suave pero ella sabía que solo esta conteniendo su enojo, así que se apresuro a asentir, pero esta persona no quedo conformé con eso—quiero palabras, ¡responde!—le grito lleno de enojo.

La respiración de la niña se acelero, y el miedo volviéndose parte de su ser pero debía responder si no le iría mal—si, lo entiendo—respondió en voz baja pero firme.

El hombre sonrió y alejo la mano del rostro de la niña y esta pudo respirar mejor—así me gusta, mi pequeño ángel. Que seas obediente—dijo con voz risueña, lo que le causo molestia a la pequeña niña—ya que has entendido, te sacare de aquí. Mi ángel guardia no pude estar en un lugar como este ¿verdad?—el alivio llego a la niña ya no quería estar allí. Negó con su pequeña cabeza—pero antes harás algo por mí, ángel—eso la desconcertó, pues no sabía que esperar de este tipo—harás lo que siempre haces, ángel. Cuidarme—hay lo entendió. Su rostro paso de estar tenso a tonarse serio, alertado al hombre.

Pasaron unos minutos, cuando la pequeña decidió y darle lo que quería el hombre, por algo estaba aquí, este horrible lugar, para ser utilizada, para ayudarlo a él.

Pero eso cambiaría hoy.

La niña con sus grandes ojos violetas, miro a los ojos grises del hombre que la tenia encerrada por años y dijo.

—Morirás—                

—Morirás—                

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✶𝐏𝐬𝐲𝐜𝐡𝐢𝐜  𝐋𝐚𝐝𝐲✶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora