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Al día siguiente, se encontraba en la casa de sus abuelos, como todos los domingos. Ella quería a sus abuelos, siempre fueron muy buenos con ella. A quienes no soportaba era a sus primos, algunos era mayores y otros menores que ella. Actualmente no hablaba absolutamente nada con ninguno de ellos desde aquella vez hacia años.

Hyunjin tenía unos seis años de edad. Se encontraba sentada a un lado de su mamá, cuando uno de sus primos de su misma edad lo invitó a jugar con los demás. Hyunjin solo negó con la cabeza a todas las propuestas del niño.

—Tía Minjin ¿Por qué Hyunjin casi nunca dice nada? ¿Acaso es estúpida? —dijo el niño.

Hyunjin lo miró horrorizado.

—¡James! —gritó la madre del niño.

—¡¿Qué?! Es la verdad. Es una rarita.

Luego de eso Hyunjin hablaba menos incluso de lo que ya estaba acostumbrada. Solo lo justo y necesario, cuando no eran palabras que podían reemplazarse con gestos corporales.

Permanecía cerca de su madre o de sus abuelos, quienes no la molestaban más de la cuenta. Aunque este domingo apenas si prestaba atención en la reunión. Lo único en lo que pensaba era en la chica de los CDs. Su nombre. Su voz. Tenía que volver a verla.

Tuvo dificultades para concentrarse en la clase del lunes con Sooyoung. También el martes.

—¿Ocurre algo, pequeña? —preguntó amable la dama— no estás prestando atención como de costumbre, eso no es común en tí.

Hyunjin la observó con algo de pena. Ella tenía razón, apenas si estaba escuchando sus palabras. Pero negó con la cabeza.

—¿Estás segura? Puedes confiar en mí, si hay algo que quieras decirme.

Ella torció su labio a un lado. No podría pensar claramente. Decidió confiar en ella y tratar de enfrentar su miedo. Inhaló una gran cantidad de aire y finalmente habló.

—¿Podemos... —comenzó, pero luego estuvo durante varios segundos en silencio sin poder terminar la oración. Tal vez por terror a un no como respuesta. Era más difícil de lo que imaginaba.

—¿Podemos... —preguntó Lina incentivandola a continuar.

—Ir al... Centro comercial? —finalizó desviando su mirada hacia el suelo, comenzando a morderse las uñas, claramente nerviosa.

Sooyoung se sorprendió ante el pedido. Hyunjin le estaba pidiendo por primera vez en años de conocerla, que salieran de su casa. Minjin y Kim Joon, su padre, se encontraban trabajando. Ella tenía toda la responsabilidad sobre la chica si algo malo llegaba a ocurrirle. Sabía cómo tratar a Hyunjin, pero siempre bajo un techo. Pensó que tal vez si surgía algún inconveniente podría comunicarse a las oficinas de trabajo de sus padres. Si aceptaba debían ir caminando. Hyunjin debía estar consciente de eso y aún así quería hacerlo. Ella estaba analizando todas las posibilidades, procesando la información, y por ende se quedó en silencio unos momentos. Hyunjin estaba comenzando a pensar que estaba buscando la manera de negarse sin herir sus sentimientos. Se sintió muy desanimada.

—Está bien —dijo finalmente la mujer.

Hyunjin la miró sorprendida con los ojos enormemente abiertos. Sooyoung sonrió.

—Ve a tomar tus cosas, saldremos en un momento.

Vio como rápidamente se levantaba de su silla y subía las escaleras con apuro ¿Desde cuándo tenía tanta energía? La vio regresar con una mochila gris cargada en su espalda.

—Bien, vamos —dijo abriendo la puerta dándole paso a la chica.

Hyunjin tenía la respiración irregular. Sea lo que fuera que pasara por su mente la tenía intranquila. Sin mencionar que la última vez que había caminado por las aceras de la vieja ciudad de Londres había sido hace muchos años atrás. Observaba todo a su paso. Como un preso puesto en libertad luego de cumplir su condena. A pesar de la temperatura media baja, el día estaba soleado, lo cual hacia que resultara agradable.

Lina la observaba por el rabillo del ojo, tomando nota de todas sus acciones. Cuando tuviera oportunidad de hablar a solas, se encargará de contarle con Minjin sobre lo ocurrido aquella tarde. La caminata fue silenciosa, ya que Hyunjin prácticamente no hablaba y Sooyoung prefirió no hacer comentarios tontos con el único motivo de llenar el espacio silencioso entre ellas.

Finalmente llegaron. Sooyoung se limitó a seguirla mientras Hyunjin caminaba bastante más decidida de lo que normalmente lo hacía. Esquivando todo contacto humano con el resto de las personas que deambulaban dentro del recinto. Caminó directamente hasta llegar a la tienda de artículos de música. Ese había sido su objetivo desde el principio. Miró a través del cristal de la vidriera, tratando de hallarla, pero no lo logró. Se mantuvo inmóvil, sólo observando, esperando que apareciera de un momento a otro, que tal vez estuviera envolviendo algo, pero no apareció.

—¿Hyunjin? —la voz femenina de su profesora particular que se encontraba a su lado la sacó de sus pensamientos y le dirigió la mirada —¿Es aquí donde querías venir? —ella asintió mirando el piso— ¿Por qué no entras?

Volvió a mirar hacia el interior. Dos señoras y un hombre se encontraban atendiendo al público. No tenía razón para entrar. ¿Por qué ella no estaba allí? Su ilusión de volver a verla se rompió tan duramente.

—¿Estás buscando a alguien, verdad? —preguntó al ver que la chica recorría el interior del lugar con la mirada repetidas veces. Ella hizo una mueca— ¿Por qué no preguntas por esa persona? —permaneció en silencio— ¿quieres que pregunte yo? —ella se volteó a verla, tal vez esa fue la señal de que era lo que esperaba inconscientemente que pasara.

Hyunjin apretó los puños y mordió su labio. Tardó bastante en responder. No había mencionado su nombre en voz alta hasta ese momento, solo en su mente.

—Heejin —susurró finalmente. Podría jurar que sonaba aún más bello cuando era pronunciado.

Sooyoung frunció apenas el ceño. Si no hubiera estado escuchado con suma atención estaba segura que no habría oído el nombre y hubiera sido incómodo hacer que la repitiera. Estaba buscando a una chica. La pregunta era porqué. Pero decidió no indagar demasiado y darle privacidad. Supuso que era alguien del personal.

—De acuerdo. Ven. Preguntaré por ella.

Ambas ingresaron al local. A simple vista lucían como madre e hija, aunque sin parecerse la una con la otra. Rápidamente una mujer teñida de rubio de unos cincuenta años aproximadamente se acercó a ellas. Hyunjin se ocultó un poco detrás de Sooyoung.

—Bienvenidos a MusicWorld ¿Puedo ayudarlas en algo? —dijo simpática.

—Si, disculpe. Estaba buscando a Heejin —Hyunjin se tensó debido a la ansiedad de la respuesta.

—¿Heejin? —preguntó sorprendida la mujer— pués la única Heejin que conozco solo trabaja aquí los sábados.

—Oh. Ya veo —dijo asintiendo— bueno, muchas gracias por su tiempo. Disculpe la molestia.

—Oh no, no es molestia —dijo cordial. Sooyoung le dedicó una sonrisa y colocó una mano sobre el hombro de Hyunjin y ambas salieron de allí.

Hyunjin no dijo absolutamente nada. Al menos lo sabía si única oportunidad de verla era los sábados.

—¿Quieres hacer algo más o quieres volver a casa? —preguntó sin siquiera tocar el tema de Heejin, lo cual Hyunjin agradeció infinitamente en su cabeza. Levantó su dedo índice y el dedo medio de su mano derecha y se la mostró. Dándole a entender así que escogía la segunda opción.

Al regreso, abrocharon sus abrigos ya que hacía una brisa un tanto fresca. La ida y vuelta fueron igual de silenciosas. Sooyoung seguía asombrada por como Hyunjin había estado tanto tiempo fuera de su casa, rodeada de gente y ruidos sin entrar en pánico. Una vez en casa, ellos se despidieron, la clase debería haber terminado hace tiempo.

Whole | 2jinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora