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Aquel viernes siguiente Minjin y Sooyoung se encontraban platicando entre ellas.

—No hay cambios en su diálogo, pero se ve con más energía.

—Creo que aquella chica que te mencioné aquella vez, Heejin, es como una especie de amiga. No lo sé.

—¿Ella no te ha dicho nada sobre ella?

—No —negó con la cabeza algo triste —absolutamente nada. ¿Debería preguntarle?

—No, deja que ella se encargue. Al parecer le hace bien.

Minjin asintió.

Ese sábado, volvieron a ir a la mañana al centro comercial, como era costumbre.

Hyunjin entró, pero no hizo más que poner un pie dentro del local de música que Ban la saludó.

—Bienvenida a MusicWorld ¿Puedo ayudarte en algo?

Él estaba cerca de la entrada y se encontraba libre, mientras que Heejin se encontraba vendiendo unas púas más en el fondo. Ban estaba algo celoso de Hyunjin, cosa que era bastante estúpida, ya que Hyunjin era una chica; pero si podía impedir que hablaran no estaría mal, pensó. Ella se puso muy nerviosa. Tenía la idea fija de que fuera Heejin quien la atendiera, como todas las semanas. No contaba con la posibilidad de que alguien más lo hiciera. Ella iba a esforzarse en hablar más, pero no con todos, no ahora. Ni siquiera había tenido tiempo de tomar un CD cualquiera entre sus manos. Pero agradecía en parte por ello. Si él era quien se encargaba de la compra ni siquiera tendría excusa ni oportunidad de hablar con Heejin. No podía permitir eso. La veía una vez a la semana y sólo unos momentos. Era demasiada la espera para desperdiciar la chance de esta forma ¿Que debía hacer?

—Hyunnie

Oyó esa voz que hacía que todos sus problemas se disiparan y sintió como si un peso de toneladas de kilos se cayera de sus hombros. Estaba a salvo. Tanto ella como él chico voltearon su cabeza fijando la mirada en Heejin que se había acercado a ellos. Había terminado de atender al cliente con quién estaba ocupada.

—No te preocupes, Dani. Yo me encargaré de atenderla —dijo él con una gran sonrisa boba hacia Heejin. Si, estaba más que claro que le gustaba.

—No —dijo en seco haciendo que el muchacho dejara de sonreír— verás —cambió su tono de voz a uno más suave al notar que había sonado algo fría antes— Hyunie es mi cliente favorita, y yo soy su vendedora favorita —le guiñó un ojo con una sonrisa de lado— es algo mutuo, por eso seré yo quien la atienda siempre que venga. Si estoy ocupada, esperará a que esté libre ¿Entendido? —finalizó en tono algo descarado.

—Como quieras —escupió molesto y se dirigió a otra parte del local rápidamente para desaparecer de su vista.

—Ya se le pasará —dijo sonriente a Hyunjin quien la miraba sorprendida— ¿Estás bien?

Hyunjin sentía ganas de sólo asentir. Eso era simple. Pero habían acordado que dejaría de hacerlo.

—Si —dijo con la mirada gacha.

—Bien. ¿Que va a necesitar mi cliente favorita el día de hoy?

Hyunjin sintió un escalofrío en su columna. Cada cosa buena que Heejin decía sobre ella le ponía el corazón a mil por hora. Volteó a penas su rostro y tomó cualquier CD, entregándoselo. Heejin la miró con el ceño fruncido y tratando inútilmente de ocultar una sonrisa, mordió su labio inferior, eso la hizo ver condenadamente sexy. Hyunjin tragó saliva.

—¿Sabes? Es una pena que no podamos tener más tiempo juntas el día de hoy. Pasar mi tiempo para almorzar contigo fue mucho más entretenido que pasarlo sola. Y no puedo usar mi descanso en este momento. Si almuerzo a las once de la mañana moriré de hambre el resto de la tarde —hizo una mueca graciosa.

La combinación de oír esas palabras y ver la mueca divertida de Heejin hizo que Hyunjin sonriera.

—Sonreíste —dijo sorprendida, interrumpiéndose a sí misma mientras hablaba.

Hyunjin borró la sonrisa de su rostro como acto reflejo y la miró fijamente.

—sonreíste —volvió a repetir, pero es vez con una gran sonrisa en el rostro— no puedo creerlo. Sonreír definitivamente es algo que también deberías hacer más a menudo.

—Heejin —se oyó la voz de Ban cerca de ellas— lamento interrumpirte, pero hay demasiado por hacer.

—Claro, lo siento —se disculpó.

Heejin volteó hacia Hyunjin con una sonrisa pícara en los labios.

—¿Éste? —dijo refiriéndose al CD.

—Si —respondió tan rápido como le fue posible, mirando hacia el piso.

—Bien, sígueme.

Hyunjin no era la mejor disimulando. Heejin había podido notar como tomaba los CDs al azar. Supuso que sólo eran excusas para concurrir a la tienda. Cruzó por su cabeza la idea de decirle al respecto. Que había notado lo que hacía y que podía visitarla sin la necesidad de comprar nada. Pero Hyunjin era una caja de Pandora, no estaba segura de poder predecir las actitudes de la chica. Así que aunque actuara con suma confianza, también era precavida con respecto a ella. Decidió que no le diría nada. Podía decirse lo mismo acerca de su enfermedad. Heejin había notado que lo que Hyunjin tenía no era simple timidez. Pero ella actuaba como si no lo supiera, y la trataba todo el tiempo simplemente como alguien tímido. Tenía la idea firme de que tratarla como a una persona ciento por ciento común y corriente la ayudaría más que tratarla de manera especial y hacerla sentir diferente, rara, excluida. Heejin en verdad quería ayudar a Hyunjin.

Luego de toda la misma rutina se siempre. Llegar a la caja registradora, dar el dinero, tomar el dinero, envolver la caja en el cuarto de empaquetamiento, entregar la caja y despedirse.

Sólo para volver a esperar una semana completa. Se estaba convirtiendo en un ciclo de vida para Hyunjin. Lo único que realmente la motivaba.

Pero esta semana sería diferente. Daría un gran paso. Reunió el suficiente valor a lo largo de los últimos siete días. Solo esperaba poder manejarlo.

—Hyunjin —llamó su madre— ¿Iremos juntas al centro comercial?

Ella estaba prácticamente convencida de que ella aceptaría encantada. Pero para su sorpresa ella se negó.

—¿Por qué no? —preguntó atónita. Hyunjin la miró fijamente— ¿Ocurrió algo malo? —ella negó con la cabeza— ¿No quieres seguir yendo? —ella asintió— No lo entiendo —ella tomó una gran bocanada de aire y luego de unos momentos explicó.

—A la tarde.

—¿Quieres ir a la tarde? —ella asintió. Minjin sintió en verdad muchos deseos de preguntar la razón, pero no podía hacerlo. Era obvio que tenía que ver con Heejin —sabes que suelo estar ocupada con el trabajo extra de la oficina los sábados por la tarde, cariño. No estoy segura de poder acompañarte —odiaba hacerle esto a Hyunjin, pero a veces simplemente no podía cumplir todos sus caprichos, pero ella estaba negando con su cabeza unos segundos antes de que terminara de hablar.

—Iré sola.

Minjin empalideció. Hyunjin quería ir sola. Sin ella. Ir hasta el centro comercial. Un mes atrás apenas si lograba que saliera al patio trasero de la casa. Estaba feliz, pero asustada también.

—No lo sé, podría ser peligroso —no podía creer lo que estaba diciendo, que Hyunjin llevara una vida normal era lo que más anhelaba y ahora era ella quien quería impedírselo.

Whole | 2jinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora