III

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— Cuidarás del príncipe.

Los ojos del pequeño Alfa estaban fijos en el rostro de su padre quien estaba frente de él sentado a lado de su madre quien acariciaba su gran vientre de embarazo.

Yoongi de siete años seguía sin entender aquella orden de su padre. ¿Por qué debía cuidar del bonito príncipe de ojitos color miel? ¿Será que habían hechizado a su padre por el pequeño Omega? Había escuchado por parte de los guardias que el príncipe con solo verlo a los ojos estabas bajo su encantamiento. Además, Habían como un millón de guardias en el castillo que podían cuidar de él y ahora venían a decirle que él lo haría.

¿Por qué?

— No entiendo.— Murmuró bajito el menor de siete años mientras movía sus piernas un poco.

— Quiero que cuides del príncipe Jimin, en un futuro nos ayudaría mucho que seas alguien cercano a él.—

— Pero es más pequeño que yo.— Dijo Yoongi. — Él juega con el príncipe Jungkook con juguetes aún, a mi no me gusta eso, es para bebés.

La risa de la Omega se escuchó antes de alguna queja del Alfa mayor y se acercó a su hijo a un paso lento.

— Lo entendemos, Gigi; pero no es necesario que juegues con él, puedes estar a su lado cuidándolo y escuchándolo jugar. Si algo llegara a pasar, tú estarías con él y lo protegerías, ¿no me dijiste que deseas ser el capitán de la guardia cuando seas mayor? — La Omega Min le regaló una dulce sonrisa y besó sus mejillas con total amor haciendo quejarse al menor. — Además, tu siempre serás mi bebé.

— Está bien, si mami quiere que cuide del príncipe, lo haré.

El pequeño Alfa se levantó y salió tranquilamente buscando al bonito Omega de aroma a fresas. Sabía que lo más probable es que este estuviera en el jardín de la ex luna Park, porque le gustaba jugar con los dientes de león que habían florecido en aquel lugar, le gustaba el aroma que había de los tulipanes cercanos y amaba los girasoles que estaban a su lado al momento de bailar entre ellas.

Tal vez si sabía mucho del príncipe.

Al llegar, se mantuvo en el marco de la puerta dejando a las sirvientas pasar de un lado detrás de él y solo mantuvo su vista concentrada en Jimin de cuatro años que daba vueltas entre los dientes de león del jardín mientras hacía puntas y volvía a girar con gracia mientras Jungkook dibujaba un girasol que estaba a su lado. Sus pasos fueron hacia ellos y dio una reverencia al estar a su lado con tranquilidad sentándose cerca donde el Omega bailaba.

— Mis padres me han pedido venir a cuidarle, príncipe.— Murmuró Yoongi viendo al pequeño quedarse quieto frente de él viéndole.— Su padre desea de igual forma que esté seguro. Si no hay problema, ¿me puedo quedar aquí con usted?

— ¿Por qué me pides permiso de quedarte?— La voz aún chillona del menor resonó en los oídos de Yoongi.— Si papá pide que me cuides, está bien; pero mi mami ya está cuidando de mí.

— ¿Su mami?

— Ujum.— Jimin se sentó frente a él y le enseñó uno de los tulipanes amarillos que crecía lejos de los suyos.— Ahí. Sé que mami viene a verme en forma de flor y me cuida mientras me quedo en el jardín.

Y oh, Yoongi nunca habría imaginado tal respuesta de Jimin sobre su cuidado, pero tampoco replicó. Se quedó sentado viendo como el Omega danzaba entre los dientes de león con tranquilidad con una sonrisa plasmada en sus labios; daba vueltas y luego se ponía en puntas una y otra vez con gracia, sus cabellos revoloteaban con el aire y las ligeras risitas que salían de sus labios hacían al Alfa sonreír mínimamente.

Votre Majesté |YoonMin|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora