Capítulo 14: Mundo podrido

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Ya es hora de almorzar, me dirijo junto con el chico a un puesto de comida que está a las afueras del evento.

- Todavía no nos hemos presentado, soy Daiki Yoshida, mucho gusto.

- Encantado de conocerte, me llamo Gojo Ishikawa, soy oficial de seguridad. - Dijo con seriedad.

- Bien, Gojo, ordena lo que quieras, como prometí, yo pago.

- ¿Por qué haces esto? - Pregunto mirándome a los ojos.

- Por nada en especial.

Sospecha que traigo algo entre manos, es obvio, ya que no es muy normal que alguien que apenas acabas de conocer te invite a comer sin ningún motivo.

- No mientas. Dime, ¿qué quieres? Si no es nada, me voy.

- Espera, está bien, iré directo al grano. La inspiración para mis personajes la tomo de personas reales, al verte, me pareció que tenías una historia interesante que contar. Por eso te invite.

- Ya veo, quieres saber mi historia para plasmarla en un personaje de tu novela, ¿cierto?

- Así es.

Quizás me precipite, pero mi instinto me dice que tiene algo bueno, de ser ese el caso, no puedo desperdiciar lo.

- De acuerdo, te contaré mi historia, pero solo si me aseguras que saldrá en la novela.

- Por supuesto, esa es la idea.

Su condición es fácil de cumplir, no hay problema.

- Las novelas son un medio de escapé para mí, nada me haría más feliz que un personaje de ellas esté basado en mí.

- Entiendo.

Es un aficionado a las novelas.

- Empiezo. Nací en los barrios bajos de Tokio, mi familia tenía problemas económicos, debido a eso me vi en la necesidad de apoyarlos como pudiera. Comencé a trabajar.

- Salía temprano en las mañanas y veía lo podrido que está el mundo.

¿El mundo? Es un pensamiento interesante.

- Robos, secuestros, asesinatos, todo eso me rodeaba, así que decidí hacer todo lo posible por salir de ahí. Para mí, venir a la ciudad era una salvación. - Continúo.

- Cuando cumplí los veintitrés años, logré llegar aquí. Al ver las noticias, me dí cuenta que era lo mismo que en mi lugar natal, solo que en menor proporción.

- Las calles a veces eran inseguras, habían personas pidiendo comida en la calle. Todo eso me llevó a la conclusión de que este mundo está podrido, donde hay luz siempre habrá oscuridad.

- Me hice oficial para intentar cambiar este mundo poco a poco. Eso sería todo.

Vaya historia, mi instinto tenía razón. Ciertamente, el mundo en el que vivimos no es el mejor, decir que está podrido es acertado a mi parecer.

- Tengo que regresar a mi puesto, espero que cumplas el acuerdo, Daiki.

- Gojo, escucha esto: El ser humano puede ser bueno y malo, pero todo depende del entorno.

- Al detenerte, vez a tu alrededor lo que antes era invisible. Odio, envidia, sufrimiento y dolor, son algunos de los ejemplos que se pueden dar. El mundo está podrido.

- Aunque estemos pasando por las mismas circunstancias, nos lastimamos entre nosotros mismos.

- ¿Te acabas de inventar esa frase?

- Sí, será lo principal para tu personaje.

- Gracias, Daiki. - Expresó con una sonrisa.

Este es otro paso más hacia lo que deseo, lo agregaré al siguiente volumen. Debo volver, deje el puesto solo.

...

Al llegar a mi puesto, me di cuenta de la presencia de Gojo. Está recomendando mi novela a las personas que van pasando.

Sin darme cuenta, se hizo una fila de veinte personas.

- ¡Daiki! ¿Qué esperas? Ven y atiende a las personas.

Corrí y rápidamente tome mi puesto.

- Disculpen la espera.

Vendí veintiuno en el segundo día, no puedo agradecérselo lo suficiente a Gojo.

- Es sábado, así que no trabajo. Estaré contigo todo el día, Daiki.

- Serás de gran ayuda, Makoto. Es el último día, así que demos lo mejor.

- ¡Claro! - Expresó con una sonrisa.

Debido al empeñó que le pusimos, ya en la tarde habíamos vendido treinta copias, para un total de cincuenta y seis novelas vendidas durante el evento.

- Fue un éxito, Daiki. Felicidades.

- Esto se logró gracias a tu ayuda. Fue buena idea mencionar Cielo Estrellado en el centro de mercaderes.

- Cuando llevé la novela para leerla mientras trabajaba, se me acercaron personas preguntando, ¿dónde la conseguí? Al final terminé hablándoles de ti y se interesaron bastante.

- Siento que nada puede arruinar este día. Podré regresar a Kyoto con un buen resultado.

En ese momento, recibí una llamada. Pensé que sería abuelo para preguntarme cómo me fue. Pero entonces...

- Buenas tardes, ¿hablo con Daiki Yoshida?

- Así es, ¿quién es?

No reconozco su voz.

- Soy una de las enfermeras del hospital en el que se encuentra Manabe Yoshida. Lamentó informarle que acaba de fallecer de un paró cardiorrespiratorio.

- Abuelo... murió.

Mi mente se quedó en blanco, las lágrimas comenzaron a salir sin parar.

Me llegó un dolor punzante en el pecho, como si me quemará por dentro.

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