Qin Shi Huang VS Poseidón: el rey del comienzo contra el tirano de los mares

En el precipicio

Aclaración, esta es una secuela de mi fic de Adán vs Shiva, se los digo para que no se saquen de onda con el inicio del capítulo. Sólo necesitan saber que en este mundo alterno que propongo Zeus decidió respetar el orden de luchadores de los dioses, por lo que Lü Bu vs Thor se dio con normalidad, la segunda ronda fue el Adán vs Shiva y esta es apenas la tercera ronda.

Sin decir más, espero que disfruten.

...

Por segunda vez, la humanidad sufrió la desesperación de la derrota.

Y aún así, toda la humanidad se mantuvo de pie en ese momento. Porque aunque su padre Adán había muerto, dejó un gran legado a sus hijos.

El poder de rebelarse contra los dioses, y la fuerza de voluntad necesaria para eso...

—AL FINAL DE ESTE FEROZ ENFRENTAMIENTO, EL ÚLTIMO QUE QUEDA EN PIE ES ESTE HOMBRE—anunció Heimdall—. EL PODEROSO DESTRUCTOR DEL SVARGA... ¡¡¡SHIVAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!

Los dioses estallaron en vítores mientras el destructor era evacuado por los servicios médicos lejos de la arena a toda velocidad.

Ares exhaló un profundo suspiró antes de dejarse caer sobre su asiento.

—Puede que haya ganado, pero perdió tres brazos y casi todo su cuerpo en el proceso—murmuró—. Y por si fuera poco, al final Shiva pudo haber perdido. Estuvo muy cerca...

Juntó las manos y miró al suelo pensativo.

—Si Adán se hubiese aferrado a él de la forma en que lo hizo antes de perder su brazo... me pregunto que habría pasado.

Hermes asintió con la cabeza.

—Casi con total seguridad, si ese humano hubiese detenido la danza de Shiva a tiempo hubiese acabado con él—supuso—. Incluso con su fuego, ni siquiera el más grande luchador de los cielos tenía demasiadas posibilidades en contra de Adán. Si se me permite decirlo, Shiva hubiese perdido siete u ocho de cada diez enfrentamientos, pero al final se aferró a su minúscula posibilidad de victoria. Aún así, fue su insuperable fuerza de voluntad lo que le permitió al padre de la humanidad, Adán, orillar a Shiva con tanta fuerza contra la pared.

Vítores, gritos y demás conmemoraciones y agradecimientos a la memoria del humano original resonaron por el Valhalla mientras Shiva era llevado al túnel de salida y se adentraba en la oscuridad.

—Un buen hombre... siempre tiene buena compañía...—murmuró.

Entonces, la camilla en la que era transportado por el personal de enfermería se detuvo en seco. El destructor levantó cansadamente la vista, encontrándose con un viejo amigo.

—Hey...—saludó el dios de la tormenta, rascándose la cabeza con nerviosismo.

—Rud...—Shiva se desmoronó nuevamente, con su cuerpo casi consumido en su totalidad por el fuego.

Rudra se paró a su lado, a pesar de las quejas e insistencias del personal médico.

—Veo que eres tan imprudente como siempre, jefe—dijo con una sonrisa.

—¿Y de quién es la culpa... compañero...?—respondió el destructor, con una lágrima de alegría saliéndole de uno de los pocos ojos que le quedaban.

El resto de viejos rivales de Shiva contemplaron la reunión desde una distancia prudente, un par de metros por detrás de Rudra.

—Me sorprende que pueda siquiera sonreír cuando se ve tan destrozado—reconoció Brahma.