Qin Shi Huang VS Poseidón: el rey del comienzo contra el tirano de los mares

Venda en los ojos

Y AHORA, UNA NUEVA LEYENDA DE CHINA...

CHI YOU

Un ser que ha aparecido en varias formas a través de los mitos de la antigua China.

En el Shan Hai Jin (Clásico de las Montañas y los Mares), es un monstruo con cabeza de buey, con cuatro ojos y seis brazos.

Y en el Shu Yi Ji (Cuentos de Sucesos Extraños), es un dios de la batalla con una cabeza de bronce y un ceño de hierro que consume metales y piedra.

Mientras tanto, para la gente de y alrededor del estado de Qin, era venerado como el dios de la guerra y la milicia, quien inventó las cinco herramientas de guerra: la ballesta, la espada, la alabarda, la lanza y la armadura.

¿PERO ES ESTA REALMENTE LA VERDAD?

¡NO!

En China, los reyes no se convertían en reyes. Se les permitía ser reyes...

POR EL DIOS DEMONIO, CHI YOU.

Como está escrito en el Shin Ji (Registros del Gran Historiador), en el vigésimo sexto año de Shi Huang (220 a.C), el rey de Qin dio lugar a "La Unificación de Toda China".

Desde ahí se aventuró en un recorrido real hacia el este, durante el cual ascendió el Monte Tai solo, realizó el ritual apropiado solamente para aquellos monarcas que habían recibido el mandato de los cielos, el ritual Feng Shan, y rindió homenaje a Chi You, dios de la milicia.

Pero ¿qué tipo de ceremonia era el "Ritual Feng Shan"? ¿Y qué se llevaba a cabo en la cima del Monte Tai?

EL ÚNICO QUE SABÍA LA VERDAD DE ESTO, ERA EL PROPIO QIN SHI HUANG.

El rey del comienzo atravesó las pilas y montañas de huesos, mientras arrastraba consigo una gran caja mortuoria, un sacrificio para el dios demonio.

—Al fin has venido...—dijo el monstruo que se cernía ante él, mientras devoraba un cadáver—. Así que tú eres el rey de Qin, el que derrocó los seis reinos combatientes...

DIOS DEMONIO: CHI YOU

La gigantesca criatura sonrió, con los dientes manchados de sangre.

—Extremadamente joven, ¿no es así?

Qin le sonrió de regreso, mientras permanecía con los brazos cruzados tras la espalda.

—Hmph, tu coraje es admirable—reconoció el demonio—. Todos los reyes antes de ti temblaban ante mi mera presencia.

La criatura se inclinó sobre el joven.

—Pero no importa, ofréceme diez mil de los tuyos y arrodíllate ante mí, y te permitiré reinar como el emperador, el rey entre los reyes.

La sonrisa desapareció del rostro del humano.

—Así que un sacrificio...—murmuró—. Ya nos encargamos de ello.

Chi You rió complacido.

—Jo... que pensamiento tan astuto.

Qin tiró de las cuerdas que llevaba en mano, abriendo con su movimiento el cofre que había traído consigo, mandando a volar lo que parecía un cuerpo humano momificado.