𝐑𝐨𝐨𝐦 𝟓𝟎𝟓. 𝐏𝐚𝐫𝐭.𝟓

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Ver a la castaña dormir era todo un espectáculo. A Alex le causaba una sorpresa divina poder ver a esa respiración que siempre está acelerada y a ese corazón que todo el tiempo late a mil a segundo tan tranquilo.

Tan en paz.

Una de las cosas que supo con firmeza desde el primer momento a su lado fue que jamás tendría momentos tranquilos. El aceptar estar con ella y vivir a su manera implicaba estar en constante movimiento de cualquier tipo. La paz no era un huésped muy popular en el hotel de su ser, y eventualmente, Alex lo acepto.

De momento comenzó a tolerar el ruido y escándalo que acompaña a la castaña a prácticamente cualquier lugar al que iba. Ella era el ruido. No pasaba desapercibida de ninguna mirada, era llamativa y afortunadamente no se dejaba intimidar por las miradas. Al chico le sorprendió que aceptara vivir su estilo de vida.

Uno calmado que como pasatiempo tenía escuchar álbumes existenciales en una desordenada habitación. Sin salidas cada noche ni fiestas cada fin. Pero ella se había animado a vivir esa experiencia y le habia fascinado, en cada oportunidad libre salían al centro a comprar un disco de un artista que ninguno de los dos conociera, y dejándose llevar por la estética de este y el nombre de los tracks lo llevaban a casa y lo escuchan juntos. Ese era su pasatiempo favorito. Lamentablemente no podían hacerlo muy seguido.

Cada vez que Alex debía marchase, la estación se convertía en un mar de lagrimas dulces y llantos ahogados por besos agridulces y tristes.

Cada despedida era una tortura.

𝐑𝐨𝐨𝐦 𝟓𝟎𝟓 -𝐀𝐥𝐞𝐱 𝐓𝐮𝐫𝐧𝐞𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora