Estaba desesperada
¿Qué se suponía que tenía que hacer?
La policía no me había creído y eran las únicas personas que de verdad podían ayudarme, estaba cansada, estaba triste.
No sé cuánto tiempo pasé llorando en la sala de mi departamento, hasta que, por medio de la sombra del corredor pude ver como alguien estaba de pie en la puerta.
Temí lo peor, pero cuando mire solo pude ver a un Eunice bastante preocupado
-¿Tú también piensas que estoy loca verdad?
-Jamás podría pensar eso de ti niña
-¿Entonces que es lo que piensas? ¿Qué me golpee yo sola? ¿Qué me invente un acosador? Dime ¿Con que motivo haría tal cosa? Mi vida no era perfecta, pero estaba bien, al menos tenía el consuelo de saber que estaba segura y ahora tengo miedo de si quiera dormir porque siento que él aparecerá de nuevo. -Las lágrimas salían de mis ojos, mientras intentaba contenerlas sin recibir una respuesta victoriosa- No quiero que vuelva a aparecer Eunice, no quiero estar sola de nuevo...
-Yo...trato de creerte, en serio, pero...
-No lo ves ¿Cierto?
-¿Ver qué?
-La sangre
-Me temo que no
-¡Pero si está en todos lados! ¿Cómo puedes decirme que no la vez? ¡¿Por qué me está pasando esto a mí?!
-Cálmate
-¿Cómo quieres que me calme? ¡Me están siguiendo! ¡Moriré! ¿No lo entiendes? ¡Voy a morirme y nadie hace nada para ayudarme! ¡¿Por qué nadie puede creerme?!- Me dolía la garganta de tanto llorar y sentía que la cabeza me iba a explotar, pero aquello no servía de nada, no servía de nada que incluso derramara lágrimas de sangre, porque nadie me creía, ¿Cómo hacerlo?
-Tranquila, todo va a estar bien
-¿Cómo puedes decirme eso? ¡Hoy salí viva de milagro! Pero él me lo advirtió...sé que la próxima vez no correré con tanta suerte. Créeme ¡Por favor créeme!
-Yo si te creo- Otra silueta apareció detrás de Eunice
-¡Eleonor!
-No Eunice, ahora no es momento, mira lo alterada que esta- Se acerco a mí, levantándome del piso y sentándome en el pequeño sillón que estaba manchado con tierra
Se acerco a la cocina y comenzó a preparar algo, mientras susurraba algunas cosas con Eunice, después se acercó a mí y me tendió una taza de té, no tenía sed, no me creía capaz de consumir algo en este momento
-Bébelo, estoy segura de que te sentirás mejor
Y lo hice, no sé por qué, pero algo dentro de la enamorada de Eunice hizo que me tranquilizara un poco, me sentía más segura, me transmitía tranquilidad, y así continuo, hasta que poco a poco deje de sentirme tan asustada
-¿Te encuentras mejor?
-Sí, muchas gracias
-Es un té muy especial
-¿Por qué?
-Porque parece mágico- Sonreí, porque, a decir verdad, si parecía mágico, jamás en mi vida me había sentido tan tranquila como ahora. -Ahora hablemos
-Claro
-¿Qué fue lo que paso?
-Me atacaron
-¿Era un hombre?