Volver a arrancar. ¿Cómo cuesta, no?
Empezar de cero, otra vez. En un lugar nuevo, con gente nueva, conlleva a muchos cambios, los cuales no puedo aceptar.
Me negaba a comenzar mi último año escolar lejos de Josh y Emma, mis dos mejores amigos desde que tengo memoria. Entendía el porque de la mudanza desde el punto de vista de mi madre, pero en este momento los necesitaba más que nunca. No estoy preparada para enfrentarme al último año escolar sola, en un lugar nuevo, no.
-¡Vamos Cam, arriba! Llegaras tarde tu primer día -Dijo mamá con emoción-. Se que realmente se esforzaba en estar bien por mi, pero ¿era necesario tanta energía para ser las 7am?
-¿Podrías dejar de gritar? ¡Por el amor de Jesús, ya me levante!-grite aún mas fuerte que ella-.
Estaba de mal humor y el día no ayudaba. Busque en mi armario algo para vestirme y me decidí por un jean y un sweater color rosado. Entré al baño, encendí el reproductor de música y abrí el grifo, pero para mi mala suerte solo salió agua fría.
-¡Santos demonios!- grite al sentir el agua congelada sobre uno de mis pies.
No me quedó otro remedio que bañarme corriendo riesgo de morir de hipotermia.
-¡Cameron, baja ya!
¿Realmente dije que se estaba esforzando?
Gruñí en voz baja, terminé de secarme el pelo y bajé corriendo por la escalera, tomé una manzana y me dispuse a irme.
-¿A donde vas tan apurada? Siéntate, desayuna y yo te llevo.-Dijo, dándome un beso en mi frente-.
-No te preocupes, en serio. Voy caminando. Queda cerca, tengo tiempo y no me viene nada mal-Hablé, tomando mi bolso y dirigiéndome a la puerta-.
No me siguió, sabia que debía darme mi espacio y dejarme reflexionar todo esto, y se lo agradecí en mi mente.
Demasiados cambios, en tan poco tiempo.
-Cuídate mucho, adiós. -Escuche a mi madre decir desde adentro mientras salia dirigida hacia Lixir High School, un día demasiado largo me esperaba-.
Luego de caminar 20 minutos, llegué y quedé totalmente sorprendida de lo grande que era el colegio. Y la arquitectura, wow, era impresionante.
No miento cuando digo que me quede un par de minutos observándolo como una tonta.
Mientras miraba detalladamente cada recoveco de la fachada exterior de mi nuevo instituto, oí el timbre que marcaba el inicio de las clases.
Oh mi dios, oh mi dios -pensé-, no sabia por donde entrar, donde estaba mi salón, la dirección, el baño. Oh por dios moriré.
En ese momento, vi a un chico bajar de su auto y caminar hacia la entrada -si, todavía seguía afuera- con un maletín en la mano y cara de serio -así todo, era muy guapo-, tendría alrededor de 26 años. Decidí acercarme y preguntar antes de perder mi primera clase. No quería arrancar mal.
-Uhm, disculpa me llamo Cameron y soy nueva aquí, ¿Podrías ayudarme a encontrar la oficina del director? -pregunté tímida y en voz baja. ¿Qué me pasaba? ¿Desde cuando tenía vergüenza?-.
-Claro, por supuesto.-Respondió, amablemente -Es por aquí, ven- dijo y me dispuse a seguirlo, el tiempo corría y yo pensaba en el sermón que me daría el profesor/a al llegar a la clase.
Pasé por la dirección y para mi buena fortuna el chico amable que me ayudó a llegar hasta el director Ticson, era profesor y lo tenia asignado en la primera clase. Lo malo, estaba llegando tarde. Lo bueno, el también y sabia el porque de mi atraso. No tendría problemas.
Después de hablar un par de minutos con el director, mi nuevo profesor y yo nos dirigimos hacia el aula. Ya era hora. Cuando quiero logro ser amable pero hoy no es mi día, y no quería causar una mala impresión.
Entré atrás de Mr. Amabilidad, todavía no conocía su nombre, pero seguro coincidía con su cara de chico apuesto.
Quedé paralizada al ver a mis nuevos compañeros. Desde que estuve en la dirección olvidé por completo que no conocía a nadie y que aunque quisiera seria difícil adaptarme.-Chicos, tenemos una nueva alumna en el instituto, su nombre es...-genial, se había olvidado-.
-Cameron -dije, solo para el, con una sonrisa a medio fingir-.
-Bien, denle la bienvenida a Cameron y sean buenos con ella -pero ya nadie escucho lo último que dijo-.
Busqué un lugar, y tomé asiento al lado de una chica rubia que según su cara, al igual que yo, parecía tener un mal día.
Las horas con este profesor pasaron lentas y aburridas, su materia era Física, imagínense.
Pude conocer su nombre, Matt Anderson. Y supe que, a pesar de lo mal que me iba a ir en la materia, nos llevaríamos bien.
Terminaron sus dos horas y pasaron otras dos mas de biología. Me estaba hartando. Luego de eso, sonó el timbre nuevamente y me dediqué a seguir a la manada, supuse que nos dirigíamos hacia el buffet. Y no me equivoque.
Había muchísimas personas, mas de las que pude imaginar.
Distinguí varios grupos de chicos, pero uno en particular llamó mi atención, será porque estaban en el centro de la sala gritando y molestándose entre ellos, no lo se. Eran hermosos, pero uno en particular se llevaba toda mi atención.
Hice la fila en la cafetería, pedí lo que seria mi almuerzo, un sándwich de jamón y queso con un agua mineral, tome mi bandeja y tuve un nuevo dilema, ¿Dónde iba a sentarme yo?
No encajaba en ninguna mesa, no conocía a nadie y no quería terminar almorzando en el baño.
Empezaba a desesperarme, obviamente todos aquí ya tenían sus amistades formadas y claramente, yo era la nueva.En momentos como este extrañaba a Emma, en casos así ella estaría levantándome el animo, bueno en un caso así no tendría problema ya que me sentaría con ella a almorzar. Vaya ironía, ¿No?
-Hey tu, te ves rara. ¿Sucede algo? -me preguntó un chico con cabello rubio ceniza, ojos verdes y expresión amigable-.
-Umh, es que... no tengo donde sentarme -dios, odiaba ser si de tímida-.
-¿Eres nueva, cierto?
-Por desgracia si.
-Oh, es eso -dijo mirándome de arriba hacia abajo- almuerza con nosotros -dijo con expresión despreocupada-.
Me dedique a seguirlo y se lo agradecí internamente.
-Oye morocha, ¿Como te llamas? -Se frenó y giró-
-Cameron, pero dime Cam. ¿Y tu? -Creo que puedo dejar de lado la timidez, si no lo hago terminare sola el resto del año escolar-.
-Soy John -dedicándome una sonrisa mientras volvíamos a caminar hacia la mesa-.
Al llegar pude distinguir a la chica rubia con la que me senté en la primer clase, junto con otra que llevaba anteojos, se veían muy entretenidas y cuando me vieron dejaron de hablar para observarme fijamente.
-Chicas, ella es Cameron, es nueva aquí. La encontré, estaba sola y ya saben como se siente uno de perdido el primer día de clases así que la invite, ¿No les molesta no?
-Oh claro que no, puedes sentirte comoda aqui. Se lo que se siente, pase por eso el año anterior -me dijo una de las dos de anteojos. Solo reí y me acerque hasta depositar la bandeja en la mesa, luego me senté y hablé-.
-No saben como se los agradezco, pensé que moriría si tenía que comer en el baño.
Mi compañera de banco rió mientras decía -Cariño, nos llevaremos bien- mientras comía una de sus papas.
Supe que sus nombres eran Jessie y Anna.
Me cayeron bien desde el momento que note que eran naturales y despreocupados.
Quedamos para almorzar mañana, sin dudas nos llevaríamos bien.
El resto del día transcurrió normal.
En clase de matemática me sentí observada, aunque decidí restarle importancia porque después de todo era la nueva.
Al tocar el timbre, recogí mis cosas para irme pero antes de lograr hacerlo siento como me agarran el brazo, al darme vuelta miro confundida y me encuentro con unos ojos azules en los que tranquilamente podría perderme y no tendría ningún problema. Me quede embobada mirando sus ojos, y sus pestañas. Oh mi dios ¿es normal tener semejantes pestañas?
Salí de mi pequeña ensoñación y lo mire extrañada preguntando el porque de su agarre -¿Disculpa? -el no me soltaba, su expresión era indescifrable, pero hasta así se veía como un completo dios de Grecia-.
-Has vuelto.
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Trust me
Fiksi RemajaElla era simple, espontanea y no buscaba problemas, hasta que llegó el. El, un torbellino de problemas y misterios, hasta que llegó ella. ¿Podran llegar a un acuerdo, aun cuando ninguno de los dos estaba dispuesto a ceder?