3. Un juego implica divertirse

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Fukusawa entro buscando desesperado en las habitaciones, cuando lo tomaron del brazo, en un instante tenía la hoja de su espada en el cuello contrario apretándolo contra la pared.

-Yukichi... eres un idiota... vamos, tengo que encontrar a Kōyō... -el peliblanco retiro la espada del cuello del azabache, por un momento lo había asustado, asintió y comenzaron a caminar en silencio, el lugar crujía y se movía, aunque intentaban caminar recto no podían evitar tener la sensación de que se caería en cualquier momento sobre ellos, intentaban apurarse, pero se abrían grietas y no querían tentar a la suerte.

Escucharon un lamento, a ambos les recorrió un escalofrió, suficientes apariciones habían tenido con lo que habían visto hacia un rato, ambos cruzaron una mirada, ya era un pacto silencioso que jamás hablarían del tema, pero ese llanto se escuchaba muy fuerte, muy sentido, alguien estaba hablando con la voz desgarrada sollozando entre hipidos.

Fukusawa cerró los ojos tratando de identificar si era mujer u hombre quien lo estaba haciendo y de donde provenía, pues se escuchaba amortiguado como por una puerta, su rostro se transformó a una expresión de preocupación... era Ranpo.

Abría cada puerta que encontraba tratando de encontrar el origen del sonido, desesperado, Mori lo ayudaba, ninguno de los dos encontraba dónde estaba, escucharon un sonido que reverbero en las paredes como si alguien acabara de azotar una puerta.

Abrieron la última puerta, Kōyō estaba tirada en el suelo con la apariencia de estar desmayada, tres rasguños en su mejilla llegaban hasta su yugular sangrando aún, estaba cerca de una esquina oscura de la habitación donde se encontraba el detective con las rodillas dobladas en dónde escondía su cabeza y tapaba sus oídos balaceándose de adelante hacia atrás murmurando cosas.

-Fue mi culpa, mi culpa, es mi culpa... todo es mi culpa, es mi culpa.

Fukusawa iba a correr hacia él cuando escucharon un cuerpo caer, Ranpo ni si quiera volteó seguía en una ataque de pánico, el cuerpo era una chica rubia que vio a Mori.

-L-lo intente Rintarou... i-intente... protegerlos... -se desvaneció y el mayor noto como regresaba a él, Fukusawa corrió hacia Kōyō y reviso rápidamente si tenía pulso.

-¡Ōgai! Atiéndela, su pulso es débil, pero tiene -al fin el azabache reacciono y corrió hacia la pelirosa y Fukusawa se apresuró a atender al menor, este sollozaba y rasguñaba su cabeza, el peliblanco lo detuvo, aún se sentía movimiento en el edificio y eso lo estaba preocupando, la estructura no soportaría mucho tiempo más así.

-Mi culpa... todos están muertos, es mi culpa... yo...

Fukusawa lo vio dolido, no reaccionaba y luchaba con el mayor para soltarse, jamás lo había visto así, no recordaba que el menor hubiera tenido un ataque de pánico desde que le conto su historia y la de sus padres, le rompía el corazón verlo así y lo abrazo acariciándole el cabello.

-Ranpo.... Estoy aquí, no pasa nada....

-¡Ya déjame! Sólo déjame... las mataste... los mataste a todos...

Un grito resonó en algún lugar del edificio.

Fukusawa no sabía que hacer, necesitaba tranquilizarlo, se separó y lo obligo a mirarlo, respiro, notaba todos los lazos con todos los que tenía bajo su protección y su poder, todos estaban vivos, no sabía en qué condiciones, pero al menos el único que seguía sin saber su paradero era Atsushi, aunque eso no le tranquilizaba demasiado, iba a decirle que todos estaban bien cuando creyó ver algo raro en Ranpo, en sus ojos había un destello negro, como si no tuviera iris, extendiéndose por la esclera, como su sus ojos fueran completamente negros, movió la cabeza del menor para verlo mejor, pero ese destello se había ido, Ranpo parpadeo lentamente.

Nightmares -BSD especial de Halloween 2022-Where stories live. Discover now