NO LO MERECES¹ [Todo•Baku]✓

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__________ K A T S U K I _______

—Lo siento Bakugō, pero yo ya no te amo...

¿Que?...

Esto no es verdad ¡joder, no puede ser verdad!.
¿Por qué me haces esto?... Shōto, yo te amo como nunca.

¿Por qué me destrozas de están manera?...

Esas malditas palabras se repiten una y otra vez en mi cabeza, y la sensación se repite con más intensidad, todo mi interior arde, duele, duele mucho.

¿Que hice... Que fue lo que hice para que dejaras de quererme?

Siento como se me rompe él corazón y tú solo te quedas quieto.

Necesito que me abraces y me digas que esto es mentira.

¿Por qué no lo haces?

Mientras me sigo perdiendo en mis pensamientos veo como te levantas.
Solo quiero que te vallas.

Vete.

¿Por qué te acercas?...

No... Vete...

Veo como acercas tu mano para tomarme del hombro.Pero no quiero, no te quiero serca.
Reaccionó antes de que puedas tocarme, alejo tu mano de un manotazo, me levanto rápidamente para largarme de este lugar pero me detienes.

Volteo a verte y me soltaste cuando lo hice. Salí corriendo como loco.

Todos voltean a vernos, pero no me interesa.
Me pierdo en la multitud, chocando por lo rápido y torpe que voy.

No viniste a detenerme, pero ya no me importa.

No te quiero serca.

✧*。✧*。✧*。✧*。

Bakugō salió despavorido, chocando con quien sea el desafortunado, muchos se quejaron, otros lo detuvieron para reclamarle, pero cuando vieron la mirada sin vida del chico lo dejaron y se disculparon.

Probablemente esté pasando por un momento trágico.

Ese fue el pensamiento de más de una persona que se encontraron al rubio en tal estado.

Ya era de noche y el frío azotaba con intensidad.

Cierto rubio se detuvo en un parque y se quedó ahí hasta tal hora. Decidió caminar un poco más, para despejar la mente, pues aún estaba en trance con la mirada perdida, no le sería extraño si fuera atropellado.

Pues no sabía a donde iba o donde estaba, y ciertamente le valía mierda.

Bakugō detuvo su andar frente a un puente. Su mente no razonaba, corrió hacia estar al borde de este.

Quería terminar con el sufrimiento.

Lo que sentía, quería que se terminará. Morir no sería peor que el gran dolor que siente.

Estaba tanto tiempo parado ahí que no se dio cuenta que ya estaba lloviendo a mares. Estaba tan empapado que fácilmente podía ir a nadar sin preocupaciones.

Y ese era el plan.

Bakugō miró un rato más la baranda
y se decidió.

Subió el escalón que tenía en frente, pasó su cuerpo fuera de la baranda, se sujeto poniendo las manos en el frío y mojado metal y posó su vista en su destino.

El agua bajo su cuerpo estaba hecha un torbellino; las olas chocaban entre sí, estaba a una altura sorprendente, ciertamente si caia de esa altura sea agua o nubes suaves, moriría.
Por primera vez en todo el día las lágrimas se hicieron presentes, siendo estás limpiadas por la lluvia.
Bakugō lloró y grito tanto que la garganta se le rompería.
Quería morirse en ese mismo momento.