capítulo 20 (+18)

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Me dormí sabiendo que estaba en un lugar seguro, con Matteo todo era mejor.

No descanse muy bien, así que me fui abajo a tomarme un zumo y a seguir haciendo el trabajo de inglés.

Escuche pasos arriba, ¿qué hacía despierto a las 6 de la mañana? No le hice caso y seguí haciendo mi trabajo.

Me levante a coger unas galletas ya que me había entrado hambre y desayune, ya eran las 6:45 así que me empecé a preparar, me lave la cara, me peine, me cepille los dientes y me puse un poco de rímel y brillo en los labios.

Matteo seguía dormido así que lo desperté.

-Matteo ya es de día-le dije acariciándole la mejilla.

-dame 5 minutos más. -dijo gruñendo.

-no, no hay tiempo, levántate o te tirare un vaso de agua.

-no serás capaz.

-te doy 10 segundos para levantarte, si no, te mojare.

Empecé a contar y no se levantó, por suerte tenía una botellita de agua en la mesita de noche, así que la vacié encima suya.

-tú lo has querido. -me cogió y me puso sobre su hombro y empezó a dar vueltas. Me maree mucho.

-Matteo bájame- dije mientras le golpeaba la espalda.

-vale vale, ya te bajo.

Me dejo lentamente en el suelo.

-imbécil.

Cuando llegamos al instituto de la mano, todo el mundo nos miraba, excepto Nathan, se ve que se notaba arrepentido.

Nuestra primera clase era historia, me encantaba la historia. Matteo no estaba conmigo en esa clase, pero en la siguiente hora, que era educación física estábamos juntos.

Se paso la hora eterna, nada más que pensaba en estar con Matteo, y por fin llegó la hora, Sali de la clase escopeteada buscando a Matteo con la mirada y el estaba hablando con Agatha.

Ella hablaba con el con un mechón de su pelo girándolo sobre su dedo, me puse bastante celosa, así que me fui indignada hacia la clase, pero alguien se interpuso en mi camino.

-se puede saber que te pasa? -dijo Matteo.

-no que te pasa a ti, Agatha te estaba coqueteando.

-mira Elie yo no voy a hablar nada aquí, vámonos al baño.

Me agarro de la mano y me condujo hasta el baño y cerro la puerta, me acorralo contra la pared.

-ahora sí, dime que te pasa y por qué te molesta que hable con Agatha. - no le estaba mirando a los ojos así que el me levanto por el mentón haciendo que mirara a sus ojos.

-porque seguramente quiera algo más que una amistad, es muy zorra.

-Elie, ¿estas celosa? -dijo acercándose a mí.

-si-dije bajito

-como? Mas alto porfa

-dije que sí.

-bien Elie, no sabe cómo me pones que te pongas celosa. -dijo mientras me apretaba contra él.

Me agarro del trasero y ahogue un gemido en su hombro.

-será mejor que nos vayamos-dijo Matteo susurrando en mi oído.

-ya lo creo. -salimos del baño a hurtadillas mirando para los lados por si nos veía algún profesor.

Pasamos todo el pasillo sin encontrarnos a nadie, pero se nos complicó.

-hombre, hola Elie, hola Matteo, que buscan? -dijo la directora.

-estábamos yendo a mi taquilla a coger una cosa.

-ohh, de acuerdo, hasta luego Elie, adiós Matteo.

-adiós.

-corre Elie. -fuimos al coche corriendo y llegamos a casa demasiado rápido.

Cuando estaba abriendo la puerta Matteo ya me estaba pegando a él.

Entramos y me empezó a besar, cerramos la puerta de una patada, me subió a la encimera y me beso apasionadamente.

Me quito la camiseta y yo le quite la suya.

Empezó a acercarse a mi cuello y yo lo incline para que tuviera mejor acceso de él.

Rápidamente me bajé y me dirigí al sofá. Él se sentó primero y Puse mis manos alrededor de su cuello.

coloque mis piernas a sus costados, quedando a horcajadas en su regazo. Él me mira con una sonrisa perversa en su rostro, mientras vuelvo a juntar mis labios con los suyos. Esta vez el beso era mas intenso que el anterior, era un beso necesitado por ambos.

Él posaba sus manos sobre mis muslos, pasándolas por mis caderas, subiéndolas hasta mis pechos, empezando a apretarlos un poco, gemí un poco al sentir su mano encima de mis pechos.

Sus besos fueron hasta mi cuello

- te deseo tanto. -decía con su voz ahora grave, sus palabras me hacían estremecer.

Me quitó el sujetador que llevaba mientras besaba en mi cuello y masajeaba mi pecho desnudo.

Luego de unos segundos así, sus besos fueron a parar a uno de mis pezones, sentía su lengua pasar en medio de mi pezón mientras que con una mano seguía apretando el segundo pecho. Arqueaba mi espalda y mi cabeza hacia atrás mientras una de mis manos fue a acariciar su cabello.

Sentía que iba a explotar en ese momento.

Sentía un bulto en medio de mis entrepiernas, así que mientras él estaba ocupado en mis pechos, empecé a mover mis caderas en círculos, él se estremeció y gimió un poco.

Luego de unos minutos así, se separó de mí y fue volvimos a juntar nuestros labios, buscando la necesidad del otro.

Su mano viajó hasta mi abdomen donde bajo hasta mi intimidad sintiendo mi humedad.

Luego de eso, metió dos dedos a mi cavidad, gemí en su boca al sentirlos dentro de mí, estimulándolos de forma rápida, en cualquier momento iba a explotar, pero de la nada se detuvo y los sacó de mí. Lamio sus dedos con su lengua mientras me seguía mirando a los ojos con lujuria.

Empecé a desabrocharle sus pantalones. Sacó un condón y se lo puso. Luego alineó su miembro a mi entrada y se introdujo en mí haciéndome gritar mientras clavaba mis uñas en su espalda.

Me comienzo a mover de arriba hacia abajo, de forma lenta y tortuosa, mientras ambos nos mirábamos con lujuria, podía observar cómo se estremecía en cada embestida que daba, por lo que seguí con mis movimientos de forma rápida.

-Matteo...

- dime preciosa... -hablamos con dificultad mientras daba mis embestidas.

- te quiero, solo a ti. -decía con mi frente en la suya.

-y yo te quiero, solo a ti, te deseo, solo a ti.

Esas palabras fueron el motivo para sentir un nudo en mi abdomen que indicaba que iba a llegar a mi limite, seguí con mis movimientos cada vez más rápidos, sentía mi interior apretarse más, no podía contenerme más así que di un enorme gemido signo de que había terminado.

Matteo sintió mis paredes apretar cada vez más, y sentía la misma sensación que yo. Me besó una vez más mientras yo descansaba de mis movimientos y él agarraba mi cintura y empezaba a penetrarme. Gimió mi nombre una vez más y pude sentir como había terminado en mi interior.

Ambos nos miramos y reímos antes de darnos un beso suave y corto, nuestras respiraciones estaban muy agitadas, y mientras volvemos a la realidad, quedamos abrazados un momento.

Salió de mí, tiro el condón y me coloqué a la par de él, quedando en su pecho.

- estoy cansadísima.

Cambio de planesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora