01.

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La alarma sonaba sin parar, la llave de la ducha estaba abierta y el agua corría por las baldosas de la misma. Alexis corría por todo el pequeño y cómodo [claro, si solo vivía una persona] departamento intentando dejar todo listo antes de irse a trabajar.

Alexis era un omega demasiado independiente, muy independiente.

Tenía un paño húmedo en una de sus manos y en la otra sostenía un par de rebanadas de pan tostado que le estaban quemando la piel de los dedos de lo caliente que aún estaban.

Iba vestido solamente con su ropa interior, junto a una camiseta grande que le regalaron en su cumpleaños dieciséis con la esperanza de que cuando creciera le quedara, ahora, con veinte años de edad, Alexis sigue siendo pequeño para esa camiseta.

--Mierda... --gruñó el omega cuando las tostadas cayeron al suelo. Soltó un suspiro, cansado.

Dejó el paño en la barra para después correr al baño quitándose la camiseta de un tirón y meterse de lleno a la ducha.

Su cuerpo se sacudió en cuanto el agua fría cayó en su piel, tembló, enjabonando su piel mientras las gotas frías seguían empapándolo. Cuando terminó, salió del baño envuelto en una toalla, caminando con rapidez a su habitación, el olor a vainilla del champú llenando la habitación.

Alexis se secó con rapidez, vistiéndose con una camiseta negra y jeans del mismo color, sus vans desgastadas y un suéter de franela color gris. Corrió hasta la sala, levantando con un movimiento ágil al agacharse las tostadas del suelo tirando su desayuno al cesto de basura.

Corrió nuevamente a su habitación, la secadora moviendo su pelo desordenadamente mientras arreglaba su mochila. Cuando su pelo estuvo seco, lo peino levemente antes de colocarse su gorro.

Tomó sus llaves y salió disparado de su departamento, bajó las escaleras de dos en dos sintiendo el aire frío golpear su rostro.

---¡Buenos días, Alex!

Una beta de dieciocho años vecina del pelinegro, gritó desde una de las ventanas. Alexis se giró, --¡Hola, Phana! --sonriendo de lado hacia la chica para después echarse a correr por las calles.

Las personas le miraban raro, un omega con el cabello desaliñado corriendo por las calles de Londres a las ocho de la mañana con sólo un suéter de lana en las temporadas de frío.

Muy habitual. ¿No?

Alexis no tenía para más, se esforzaba porque sus dos trabajos fuesen suficientes para poder mantenerse. Al parecer si lo eran. Su primer trabajo era de mesero en una cafetería y algunas veces, ayudante de cocina.

Pero, no todo era malo. En las noches, Alexis trabajaba en un bar/biblioteca donde su mayor dedicación era servir y acomodar los estantes.

El dueño del bar, Taren, era un alfa de no más de treinta años. Era apuesto y muy amable, estaba enlazado y tenía dos hermosas hijas de las cuales Alexis algunas veces se hacía cargo.

La cafetería se alzaba frente a él, miró a su alrededor asegurándose de mirar bien los dos lados antes de correr para cruzar la calle. Abrió la puerta, el olor a café llego hasta su nariz, sonrió un poco más relajado.

Había algunas personas ya en el lugar, les sonrió amable caminando hasta la barra donde una de sus compañeras de trabajo le sonreía haciéndole señas.

Alexis llegó hasta la barra riendo al ver a Samy hacer muecas raras --¿Qué chingados haces? --pregunta Alexis riendo, Samy sonríe.

--Te quería ver reír, ya sabes tu sonrisa ilumina estos días de mierda --Samy dice, sonriendo al ver como Alexis se apena.

ղօ Եҽ sօlԵαɾҽ́ ; 𝖗𝖚𝖇𝖈𝖐𝖎𝖙𝖞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora