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|Capitulo 5|

"Buen día, mi pequeño cachorro," susurró Joaquín, removiendo suavemente el enmarañado cabello de Matty.

Sonrió para sí mismo cuando el pequeño comenzó a moverse bajo su tacto, no pudo aguantar las ganas de darle un beso en la sien aspirando su conocido aroma. Era lo único que calmaba a su omega interno cuando este se encontraba inquieto.

"Buen día, papi," murmuró todavía más dormido que despierto. Joaquín acarició suavemente su espalda, para así lograr despertarlo por completo.

Joaquín amaba tanto a su cachorro, su bien estar era todo lo que anhelaba en su vida. Desde el segundo en que supo que estaba en espera, supo que iba a ser su gran compañero y que daría la vida por él de ser necesario.

"Hambe papi," habló Matty, restregando sus ojitos aún medio dormido.

"Lo sé amor, el desayuno está listo cachorro. Luego debemos ir al hospital, ¿Si?"

Matty fijó la vista en su padre entonces. La luz del día le pegaba en su pequeño rostro, resaltando sus grises ojos.

"¿E-emi?"

La sola mención del alfa hizo que le diera una puntada en el pecho a Joaquín, sabiendo la decisión que había tomado el día anterior sería una de las más difíciles.

"Si, bebé. Veremos a Emilio en un rato," Matty asintió, y extendió sus brazos para que Joaquín pudiera alzarlo en brazos.

Por supuesto que alzó en brazos a su cachorro y se dirigieron hacia el comedor, dónde aguardaba un desayuno para ambos.

Una vez terminado, el omega se encargó de vestir lo más abrigado posible a Matty ya que estaba haciendo bastante frío. Lavó todos los trastos que habían utilizado, ordenando el apartamento de Emilio, no quería que este pensara que Joaquín era un ingrato que ni siquiera había dejado limpio el lugar que tan amablemente le había brindado.

Una vez listo, tomó las posiciones de ambos y salieron de aquel lugar que tan especial había sido los últimos días, no solamente por la comodidad de ella sino por el invaluable hombre que vivía allí y que le brindo absolutamente todo sin pedir nada a cambio.

Pero no podía seguir abusando de su hospitalidad, no era justo que ambos siguieran viviendo en su casa pretendiendo que era también suyo. Pretendiendo que no estaba viviendo solamente de prestado, y que no era más que alguien de paso por la vida de Emilio.

Nunca podría agradecerle con palabras lo que había hecho por su cachorro y por él, pero era momento de seguir adelante. Era momento de buscar algo propio, o al menos dejar de molestarlo. Porque sí, Joaquín había sentido que era una molestia, no porque Emilio le hubiera hecho sentir así, absolutamente todo lo contrario pero pensó que quizás, el alfa, era alguien tan bueno que no le pediría que se fuera de su hogar por más que ya no quisiese tenerlo allí. Joaquín no podía concebir ese pensamiento.

Por eso, dio una última vista al lugar y luego cerró la puerta tras ellos. Su próximo destino era el hospital, y luego...bueno, eso lo vería después.





°•°•°

Joaquín acababa de cerrar la puerta del consultorio de Emilio detrás suyo, con el corazón latiendo en su garganta y los ojos tal vez más húmedos de lo que le gustaría admitir.

¿Por qué se sentía tan mal hacer lo correcto? Sabía que era lo que debía hacer, pero aún así le dolía y su omega aullaba de pena en solitario dentro de él rogando y llamando a un alfa que no era suyo.

Es la decisión correcta, se repitió no por primera vez ese día. Sacudió su mente para no pensar en los ojos verdes apagados de Emilio cuando dijo aquellas palabras pero ahora estaba hecho.

A CHIRITMAS BABY- Emiliaco FinalizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora