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*Éstos eventos suceden antes del epílogo*

Las gemelas, Johanna y Anne, cumplían 6 meses ese día, uno bastante caluroso por decir poco y era por eso que estaban en la casa de los Ortega teniendo un día de piscina y barbacoa.

El sol se alzaba por encima de ambas familias bañándolos con su calidez, el aroma a comida asada flotaba en el aire y lo que menos que faltaban era las risas de niños que llenaba junto con el ruido del agua al chapotear en ella.

Por supuesto no podía faltar una batalla familia contra familia.

Los Ortega por un lado, Diego con Aarón y Joan, contra los Marcos por el otro lado, Emilio con Matty, en un pequeño partido de fútbol acuático, y era todo un espectáculo de ver. Los chicos corrían en el agua mientras sus padres jugaban con ellos cómo si no hubiera un mañana, una maraña de brazos y agua rebotando lados por todos.

"No sé quiénes en esa piscina son los niños," suspiró Andrés, con sus anteojos de sol oscuros y su torso desnudo, tratando de broncearse.

"En casa me pregunto lo mismo," rió Joaquín, viendo cómo su esposo discutía con el alfa dueño de la casa por lo que parecía ser un juego entre ambos.

Johanna y Anne estaban a su lado, acostadas en unas mantas bajo la sombra de un árbol viendo cómo las hojas se movían encima de ambas cómo si fuese lo más interesante del mundo, mientras lanzaban patadas y manotazos al aire, balbuceando algo que parecía ser una intensa conversación entre ambas hermanas. Tenían un par de vestidos sueltos idénticos, pero con colores pasteles invertidos.

Joaquín las vio con nada más que amor en sus azules ojos, se acercó y dejó un beso en la cabecita de cada una ganándose automática una sonrisa por parte de ambas, suaves ruiditos de alegría caían de ellos. Las niñas eran de lo más risueñas que había, quiénes amaban recibir atención de sus padres y hermano.

Inspiró el aroma a bebé y shampoo a manzana que emanaban, su omega interno alegre porque sus cachorros estaban sanos, a salvo y cerca suyo, así cómo su hijo mayor y su alfa.

"Tengo hambre," se quejó Diego, con los ojos cerrados y frotando su barriga.

"Pues no eres el único," indicó el ojiazul, viendo a su amigo. "Creo que la bebé Vicky también lo hace," indicó el chico, viéndola quejarse a su lado.

Diego rápidamente abrió los ojos, su pequeña bebé reposaba en su cochecito a su lado, haciendo suaves sonidos que parecían quejidos. La niña apenas tenía un par de meses, pero sabía hacerse notar cuando quería algo. Su padre omega la tomó suavemente, y se la llevó a su pecho calmando su malestar. Joaquín sonrió ante la bella vista.

Sus gemelas no tuvieron la oportunidad de ser amamantadas por él, pero eso poco le preocupaba. Ambas se habían acostumbrado rápidamente a ellos, y entraron en un buen ritmo una vez que se había acomodado.

Más de 2 meses hacía ahora que legalmente eran suyas y no había nadie que pudiera revocar esa decisión. Recuerda lo nervioso que estaba cuándo llegó el día en que se decidiría si efectivamente se iban a quedar con ellos permanentemente.

Emilio cómo siempre, le había asegurado que todo estaría más que bien con su profunda voz calmada y paciente, sus toques amorosos y su presencia fuerte y permanente, y entonces Joaquín no podía temer a nada porque tenía a su alfa y a sus 3 hijos con él.

Para cuándo volvieron a casa esa mañana, las 2 pequeñas en sus cochecitos dobles y Matty en los brazos de su padre alfa, lo hicieron con la certeza y proclamación del juez que Johanna y Anne eran ahora hijas suya y de Emilio. Ese día celebraron con una pequeña cena familiar en casa de Anne.

A CHIRITMAS BABY- Emiliaco FinalizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora