El show

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Los primero rayos de luz fueron los que me despertaron a primera hora del día, me sentía adolorida, agotada , y con la cara hinchada de tanto llorar.
Había tenido una fuerte discusión con mi hermana gemela Lenay, la cual trato de buscarme cuando nuestra madre cayó enferma... Por mi culpa.

Era lo que más dolía, que la persona a la que tanto quería la había dañado, ni siquiera era mi intención hacerle esto, jamás estaba en mis planes nada de esto, o que tendría que viajar hasta aquí, o que tan siquiera me habría pasado por la mente el echo que mi hermana me buscaría por todos lados, incluso de llegar al punto trabajar en el maldito circo el cual siempre hemos estado compitiendo.

Las palabras palabras resonaban en mi mente y el recuerdo de la noche anterior de mi hermana fulminando me con su mirada se me hizo asfixiante el ambiente que no quise seguir estar hay.

Pero debía despejar mi mente esta noche... esta noche la cuál iba a darle un rumbo diferente a mi vida.

Foiles Bergére en el distrito 9 de París dónde nuestro circo sería el primero en presentar un show de tal magnitud, con cientos de personas viéndonos, personas que podrían ser cautivadas por mi talento y poder sacarle un mejor desempeño a mi talento, la danza aérea.

Me encanta practicar la danza aérea, incluso si fuese dormida o con los huesos rotos siempre la practicaría, es mi rincón de luz en una habitación obscura, la paz que busco cuando puedo sentir que me ahogo en mis problemas. Tuve que ir sola al teatro ya que mis demás compañeros habían ido más temprano a practicar sus actos y la pequeña Emily dejo una nota con la ubicación del lugar para que no me perdiera, aún que los guardias de la mansión me escoltaran.

Mi estado empeoraba cada vez que intentaba ensayar mi acto, si no me enredaba entonces simplemente no podía hacer las figuras con las telas, desvelarme la noche anterior agobiando a mi mente de las consecuencias que tuvieron mis actos son el resultado de como me siento físicamente.

Intenté levantarme de la colchoneta que se encontraba en el suelo para volver a poner tiza en las manos y evitar que me sudaran no podía dejar que mi imprudencia de no descansar arruinara está gran noche.

Tome la tela azul que colgaba desde el techo y mire en dirrección a este, entrelace mis manos con esta al igual que mis pies y empecé a escalar la tela con determinación,
segura de lo que estaba haciendo e ignorando  las exigencias de mi cuerpo agotado me movía entre mis telas, atando y desatando nudos mientras danzaba al compás de lo que me indicaba el corazón.

–Te ves muy frágil para practicar una danza tan rigurosa–hablo una voz desconocida desde alguna parte del escenario vacío, deje columpiarme por la impresión aunque seguía de cabeza, sin poder encontrar un extremos de la tela para desatar me, buscaba por todas partes el portador de esa voz sin mucho éxito ya que la única luz que había alumbraba al escenario.

–Veo que estás aquí desde hace un buen rato, pensé que los que mostraban el show estabas arreglandoce  – desde las butacas visualice a una figura masculina que se levantaba de su asiento y se dirija a mi.

–¿Y quién es usted?–hable con un poco de dificultad debido a que la sangre empezaba a bajar a mi cabeza y hacía sentirme mareada.

–Bueno no creo que sea necesario eso–dijo y note que aquella persona se llevaba algo a sus labios y después expulsó humo que de inmediato al llegar a mi nariz me disgusto, por lo que rápidamente deduje  que se trataba de un cigarro.

–Pero..., ¿Al menos podría decirme su nombre? –pedi exigente esperanzada qué accediera pero solo contesto– Bueno eso lo sabrás a su debido tiempo bonita–dando el por terminada la conversación me dió la espalda y camino a escaleras abajo, dejándome desconcertada de la entidad de aquella persona.
Aunque la curiosidad era fuerte yo también di por terminado mi ensayo para poder al menos descansar un poco y poder prepararme para presentar el show.

                                        ♠

Los aplausos de la gente eufórica resonaban por el gran teatro, que lo adecuaron para esta ocasión colocando escaleras, sogas y poleas para que los trapecistas pudieran columpiarse.
–¡ESTUVISTE INCREÍBLE EMILY!–hablo Daniel mi compañero con el que realizamos trapecio.
–¿DE VERDAD?– dijo la pequeña emocionada– para ser sincera me sentía muy nerviosa que los leones no me hicieran caso–.
–Pero claro que sí Emily, estuviste fantástica –la elogié y acto seguido la abrace, –Es que hay demasiada gente pero creo que los impresione –.

–Yo diría que impresionar es poco a como los dejaste–dijo Daniel incandoce a su altura.

–Es verdad yo diría que lo dejaste sin aliento, es decir no se ve todos los días a una niña domando a leones salvajes–le dije con sinceridad y cargándola.

La voz incandescente  de Lucero interrumpió nuestros halagos a Emily para presentar al siguiente acto .

.–Ligera como una pluma, frágil como una rosa, pero al igual que recistente como el metal ella les podrá demostrar que se puede tener todas esas cualidades en un solo ser, su belleza es particular y única y en la forma en la que ella baila también– todos guardamos silencio cuando la señorita Lucero volvió a hablar.– Bueno esa es mi señal–.

–Mucha suerte Tara –hablo Emily dándome ánimos y regalando me una tierna sonrisa.

–Rompete una pierna– dijo Daniel, su comentario me puso algo nerviosa pero aún así le dedique una sonrisa y me deslice por detrás del telón.

Me deje llevar por la música, los sonidos, mis emociones, dejaba que ellas tomarán el curso de mis acciones aunque no siempre ha sido la mejor opción, todos miraban con atención, sin querer perderse ni un solo movimiento  que hiciera, podía sentirlo.
Sentir su asombro cuando me dejaba caer sin miedo desde lo más alto deslizándome entre aquellas telas azules, talvez para ellos era algo nuevo, pero para mí era como respirar, una necesidad, mi liberación y mi verdadera pasión.

Cuando baje todos los presentes se levantaron de sus asientos para demostrarme su impresión y efusivos me alabaron, incluyendo todos los integrantes de la familia Valois nuestros anfitriones.

Espere en el teatro a Daniel que fue igual recibido por el público y seguimos el acto con los trapecios.

La gente demostraba en sus rostros el asombro por nuestras acrobacias pensando que en cualquier momento no logramos atraparnos y caeríamos a una muerte segura, como parte de nuestro acto tomamos a un niño del público y lo columpiamos por los aires, desde las alturas podía ver el terror manifestado en el rostro de su madre pero el pequeño estaba pasándola en grande.

Finalmente lo bajamos y para despedirnos del público finalizamos Daniel y yo meciendonos cerca de los balcones para poder saludar a la gente.

Ese fue el peor error de la noche, pero también lo mejor que pudo haberme pasado, porque por primera vez lo ví.

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⏰ Última actualización: Aug 14, 2023 ⏰

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Mi corazón entre tus telasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora