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Nayeon tiró la comida restante en la basura. Mas se dió cuenta de que en realidad ni siquiera eran sobras, Mina no había probado ni una mordida.

Se quedó quieta cuando terminó de lavar los platos, sus manos mojadas apretando la mesada y su cabeza agachada tratando de concentrarse en no volver a llorar.

Sabía que Mina comía una vez al día, algunos bocados pequeños y tomaba agua. Pero lo que no sabía era que Mina luego lo vomitaba.

Nayeon estaba completamente preocupada. En tan poco tiempo Mina era alguien muy diferente.

La coreana no podía obligarla a comer a la fuerza, su corazón no permitía hacerle daño. Pero tampoco podía continuar así, no podía aceptar su cambio. Se quedaba hasta altas horas en la noche pensando en algo que sirviera de ayuda, mas nada era bueno.

Sintió unos brazos más delgados abrazarla por detrás.

— Está bien, amor. — murmuró su novia.

— No lo está, Mina. — negó dándose la vuelta. — Nada está bien.

— Bueno, lo estará. Cuando logre llegar a mi peso ideal entonces voy a parar.

Nayeon cerró los ojos y suspiró.

— Eres más pequeña que yo y aún así ni siquiera llegas de cerca a mi peso. Estás demasiado delgada, cariño. Y sé que no vas a parar hasta... — apartó la vista. — ... hasta matarte.

— No voy a matarme, Nay.

— Lo harás, Mina. Conozco este comportamiento, no vas a parar hasta que te veas como un estúpido cadáver.

— ¡Tú no sabes nada, Nayeon! — se desesperó. Se alejó de ella y se abrazó a sí misma. — No sabes lo que es odiar tanto a tu cuerpo, no sabes lo que pasa por mi mente cuando veo lo asquerosamente gorda que estoy.

— ¡No estás gorda, Mina!

— ¡Cállate!

Nayeon volvió a llorar. Sus ojos no dejando de verla, de recorrer el cuerpo tan pequeño de su novia.

— Come, Mina, por favor.

Y su respuesta muda llegó cuando la japonesa se dió media vuelta y salió de allí.

beautiful • minayeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora