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— Come, Nayeon.

Mina dejó la comida frente a ella, Nayeon se cruzó de brazos y no la miró.

— ¡Nayeon! — regañó.

— No voy a comer, Mina, ya te lo dije.

— ¡Deja de ser tan idiota!

Nayeon se levantó de su asiento. — ¡Tú deja de serlo!

— ¡Come, Nayeon!

— ¡No! ¡Come tú, Mina! — la tomó por los brazos sin hacer presión, aún así podía sentir sus huesos. — ¡Come y vuelve a ser tú, vuelve a ser la hermosa mujer de la que me enamoré!

Mina lloró.

Nayeon sólo se quedó abrazándola. Las dos estaban destruidas, las dos se amaban tanto que no sabían qué hacer.

Nayeon sabía que Mina necesitaba más ayuda, ella sola no podía con eso. Así que esa noche ideó un pequeño plan para lograr algo.

Le dió una botella de agua, aquella que Mina siempre tenía a su lado de la cama. Lo que no le dijo era que había usado una pastilla para dormir y la mezcló en la botella.

Nayeon se quedó despierta hasta que sintió que Mina ya no despertaría en un buen rato.

La levantó como pudo, la subió al auto y se fue rumbo al hospital.

Los médicos se sorprendieron de lo delgada que estaba, de que se notaban tanto sus huesos que parecía no tener ni un músculo. Nayeon lloró mientras veía como se la llevaron en una camilla, sabía bien que Mina no querría verla al despertar.

Pero Nayeon la amaba demasiado, tanto que se sentía culpable. Su amor por Mina le permitió destruirse, así que ahí estaba para repararlo.

Necesitaba volver a los buenos tiempos, aquellos donde Mina era feliz y tenía su cuerpo tan hermoso. Donde podía comer a su lado, donde se sentía en casa.

Nayeon se quedó dormida en una silla de la sala de espera, esperanzada de que hubiera hecho lo correcto.

beautiful • minayeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora