Nueva en la ciudad, nueva en el calabozo, nueva en el amor.
Corazón atravesado en el primer encuentro.
Todos los derechos pertenecen a Omori-sensei, solo me he encargado de realizar ligeros cambios en la historia.
Idea original de Barrita's.Inc
Bel...
Ahora que lo pienso, aquí sí queda el meme "han pasado 84 años" xdxd.
Qué tal gente hermosa, después de muchos meses, por fin me animé a seguir esta humilde historia.
Bueno, en realidad fue porque BryFigueros me lo pidió. Yo, como buena persona que soy, acepté jsjs xd
En fin, este capítulo es largo. Todo para compensar el tiempo que tardé en actualizar, y vaya que hay buenos datos.
Su otra mitad, no sé por qué, pero me gustó el título. Espero logren descifrar por qué elegí la frase "su otra mitad".
En fin, disfruten gente
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Aizu: Todo sea por el anhelo blanco.
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Sus párpados temblaron ligeramente un par de segundos antes de abrirse por completo.
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Aizu Wallensteins había despertado en una habitación con la que estaba muy familiarizada. El techo de madera desgastada y decorada con telarañas actuó como un tranquilizante para su recién despertar.
"Ah, hogar, dulce hogar"
Se sentía aliviada.
No tenía ni la menor idea sobre el tiempo que llevaba dormida, pero con el simple hecho de despertar en la "sede" de su "familia" la dejó libre de preocupaciones.
No sería para nada tranquilizante abrir los ojos para encontrar un escenario desconocido, a pensamientos de ella, que apenas y conocía la ciudad.
"Sin embargo, estoy muy feliz de estar en casa, pero..."
Aizu pronto fue invadida por los recuerdos de su batalla, una en la que había vencido a un monstruo mas fuerte ella.
Recordó la danza de espada que usó junto a su nuevo estoque, el cual no tenia ni la menor idea sobre su paradero; así como también recordó los elogios de su anhelo.
"Pero..."
Aizu se mantuvo observando el desgastado techo de obsoleta madera.
¿Era siquiera seguro? Esa cosa llamada techo no le caería encima, ¿cierto? A veces la pobreza la abrumaba.
Por otro lado.
"¡Me duele todooooooooo...!"
Aizu estaba sufriendo los estragos de su victoria. Una que le había costado, por mas extraño que fuera.
"¡Mis piernas, mis brazos, mi cuello, mi espalda! ¡¿Qué, a caso tengo 99 años?!"
