Nueva en la ciudad, nueva en el calabozo, nueva en el amor.
Corazón atravesado en el primer encuentro.
Todos los derechos pertenecen a Omori-sensei, solo me he encargado de realizar ligeros cambios en la historia.
Idea original de Barrita's.Inc
Bel...
Que taaaaaal. Así es, decidí que era tiempo de sacar este historia de la tumba.
Bueno, no puedo decir mucho porque estoy en el trabajo xd, así que les comparto un par de cosas.
Esta historia me gusta mucho. Más que nada por la personalidad tonta de Aizu que me hace reír demasiado. XD
De todos modos, sepan que ninguna de mis historias será abandonada. Así me tome años, les daré fin.
Es todo, disfruten :3
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Me gustan las personas que llevan una tormenta en su alma. Esas que han sufrido toda la vida. Esas que tienen algo por contar.
-- Ingvild Cranel.
X X X
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El viento corría cuál liebre sobre la muralla. Era medio día, y el sol se alzaba en lo más alto del cielo azul pintado por nubes blancas.
-- ¡¡¿Gu-ha...?!!
Bajo esa escena de cuento de hadas, Aizu fue brutalmente masacrada. Fue casi irónico, o aterrador.
Su cabello se esparcía por su rostro cómo raíces bajo la tierra mientras su pecho subía y bajaba en un vano intento de tomar aire.
-- Haah, haah....
Todo su cuerpo dolía. Cada suspiro que se escapaba de entre sus labios sonaba como un gemido que agonizaba bajo la tortura.
-- ¿Estás bien?.
Pero todo ese dolor se iba en cuánto escuchaba su voz, la voz de Bell Cranel; o eso es lo que se obligaba a creer la pequeña Aizu.
Absolutamente, el amor era capaz de grandes cosas. En este caso, hacer que una joven que odia el dolor sea capaz de soportarlo por el bien de su amor.
-- Si..., estoy bien.
Eso era una mentira. Aizu no estaba bien, y no era exagerado pensar que podría estar sufriendo una severa hemorragia interna.
Sus ojos dorados se desenfocaron y el cielo a sus ojos se tornó borroso y opaco. Concluyó que estaba perdiendo la consciencia.
-- Estoy bien... — se dijo en un susurro.
Pero incluso si se obligaba a creer eso, e incluso si mordía su labio con fuerza hasta el punto de hacerlo sangrar para obligarse a no caer dormida, su cuerpo le exigía un descanso.
