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Cuantas semanas habían pasado? Tres? Cuatro? Rei había perdido la cuenta y la verdad, se comenzaba a desilusionar si es que algún día, la rubia le pediría noviazgo.

Por el otro lado, para Liz, ser novias era algo que quería darle un gran significado, aunque capaz no lo tenga tanto. Aún así, sus ganas de hacerlo a lo grande, la invadían. Pero si lo hacía a lo grande, ¿No sería algo de presión social? Prefería hacerlo significativo.

— Que hago chicas? Denme ideas. — Pidió, cuando estaban todas, menos la japonesa, en la mesa para el almuerzo.

— Umm, una cena? — Sugirió Yujin.

— Soy pobre.

— Un gran regalo! — Habló Dayeon.

— Repito, soy pobre.

— Eh! Un regalo o una cena también la puedes hacer por ti misma! — Gaeul exclamó. — Tan solo necesitas imaginación.

— Y si vemos una película en la comodidad de mi hogar y le pido ahí ser novias? — Propone la rubia. Las demás se dedicaron a tirarle una miga de pan. — Auch.

— Un paseo en el parque! — Dice Chaehyun a los último, mientras chasquea los dedos. — Podría cocinar algo especial.




— Hola Unnie! — Saludó la menor, cuando vió a Liz acercarse. Estaban en la entrada del gran parque, eran aproximadamente las 5 de la tarde, y todavía quedaba sol en el cielo.

— Hola bonita, vamos? — La chica asintió y así empezaron con su tranquila y bonita caminata por ese lugar.

Estuvieron hablando un buen tiempo sobre cosas que habían pasado en su infancia, cosas divertidas que encontraban en algún lugar de su mente y las hacía conocer más de la otra. Rei sentía esa comodidad bonita cada vez que estaba hablando con Liz, ese sentimiento de seguridad, ese que uno siente cuando sabe que está hablando con la persona correcta. Se sentía tan a gusto a su lado, y para la rubia era lo mismo.

Las 6 de la tarde dieron y Liz propuso que se sentaran en una banca, esperando la puesta de sol. Tenía los nervios de punta, mientras de su bolso de tela, sacaba una bonita caja beige con una cinta verde pastel. La menor se sorprendió por el gesto y la tomó entre sus manos, para dejarla en su regazo.

Sacó la cinta y cuando abrió la caja, vió 2 cupcakes, y entre medio un papel, que probablemente sea una carta. Con su corazón latiendo como loco, abrió el papel, este era una carta, escrita con una preciosa letra cursiva.

Querida Rei:

Estoy a tu lado, pero aún se me hace difícil decirte todo lo que quisiera decirte, nunca fui buena expresando verbalmente lo que siento. Así que hice esta carta para poder explicarte mejor cómo mi corazón se siente contigo.

Cada vez que sonríes, siento que me estas dando una razón más para amar el vivir en el mismo mundo que tu. Cada vez que sostienes mi mano, no siento nada más que eso, no percibo el mundo alrededor, solo te veo a ti. Y créeme que eres la cosa más maravillosa que he podido ver en toda mi vida. Desde tu físico hasta tu personalidad, tus sentimientos.

Me encanta estar enamorada de ti, porque lo haces tan fácil, eres tan bonita que enamorarse de ti es algo que no pude evitar, aunque tampoco lo hubiera hecho.

Ahora, mira a tu lado.

Te ama, Liz.

Rei miró a su lado, estaba Liz con su libro de matemáticas, mientras la miraba con una sonrisa en el rostro. Para ese momento, la pelinegra ya tenía algunas lágrimas saliendo por sus ojos. Y al ver ese libro, el inicio de todo, soltó aún más lágrimas.

— No llores preciosa. — Con su dedo limpió las pequeñas lágrimas de la contraria. — Toma esto. — Le entregó el libro, Rei lo sostuvo.

Abrió las páginas y encontró una nota, el mismo papel de la primera nota. Pero en vez de un "Naoi Rei, me gustas." Había un,

"Naoi Rei, ¿puedo ser tu novia?"

Con lágrimas corriendo por sus mejillas, Rei abrazó a la mayor, como si esta fuera a desaparecer en un momento. Al alejarse un poco, miró directamente a sus ojos y recitó las siguientes palabras.

— Si, puedes ser mi novia Liz.

La mayor no aguantó más y plantó un bonito beso en los labios de la chica, sintiendo cómo por fin, podía decir "Naoi Rei gusta de mi".

Maratón 2/3

maths book- lizreiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora