Nubes de penas

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El humo de aquel cigarro me recordó aquella ruta del chepe, un sol ausente en el lienzo sobre nuestras cabezas, arropado por los pedazos de algodones que se posan sobre las grandes piedras contra las que nos vemos como hormigas, entre la vegetación que nos da los buenos días con su fresco aroma y su vista borrosa a medias, en un hilo gris veo el camino bajo mis pies, una brisa que acompaña mis lentes empañados, ver el canto de las aves que da el aviso a la naranja para hacer su presentación sobre el cielo, el amargo olor a pino contrasta con el dulce de la tierra mojada, un paisaje espléndido que es un deleite a la mirada del conocedor y un asombro a los ojos primerizos que contemplan tal vista, un clima indeciso en unos cuantos pasos, árboles que mudan sus hojas en un pestañeo, un caluroso trópico que cambia a una tupida sierra, mi azul se va tiñendo de blanco y una escala de grises, un solo lienzo oscuro se forma sobre nuestras cabezas, penas heladas que mojan al alma, en una neblina de agua que borra la nítida vista del ojo curioso, sin ver lo que se dice, se camina derecho sobre un suelo inundado, las nubes que se han quedado rezagadas en su vuelo son ahora nuestro techo y un verde recubrimiento es el que da color a las montañas cafés.

Gracias por leer esta pequeña perspectiva de un viaje que tuve.

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