Las ve como un par de cachorritas, no puede tomarles todo en serio, y no quiere hacerles daño poniendo a una sobre otra. Pero las alfas bebés ya están ilusionada y esperan pacientes una decisión.
¿Dos alfas y una omega? ¿No es eso peligroso? Pero, ¿...
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El constante sonido de las cámaras y los flashes tomar miles de fotografías en pocos segundos hacía eco por las amplias instalaciones del Museo Nacional de seda en Seúl, donde Dahyun apuntaba con su lente hacia la joven mujer que hablaba con una enorme sonrisa sobre algo muy aburrido para su parecer. Estaba cansada, quería irse a casa, pero su compañía las había enviado para sacar imágenes de la nueva adquisición que recién llegó a la ciudad. Era una copia exacta de uno de los lobos más famosos del mundo, un artista kpop que logró darle a Corea reconocimiento mundial y que por ello le había hecho una propia copia idéntica de seda.
Aburrido.
Dejó de prestar atención cuando su teléfono móvil comenzó a vibrar en su bolsillo, por lo que le avisó a su compañera, una beta pelirroja de ojos tan rasgados que parecían tiernas líneas inclinadas y mejillas regordetas que le hacían ver adortable. Ella solo asintió con una sonrisa para seguir con el trabajo, en lo que Dahyun se alejaba de la multitud de reporteros que habían asistido, sacando su móvil una vez estuvo fuera del edificio. Incluso sintió a su omega interior comenzar a mover la cola de un lado a otro lleno de efusividad cuando leyó el nombre de su alfa en la pantalla, contestando con una enorme sonrisa:
— Hola bebé, ¿qué pasa?
— Unnie... tenemos un problema... uhm...
La aludida frunció las cejas al escuchar la respiración agitada de Sana junto a un gemido al final, gruñidos profundos de fondo y el movimiento de cuerpos que parecían forcejear. — ¿Qué pasa Nana? ¿Dónde está Momo?
— E-s qué... ah... el pro-problema... uhm... el problema es Momo-¡oh! ¡E-entró en celo y no puedo controlarla! ¡Necesitamos que ven-! ¡Oh joder, sigue así!
La omega sintió su rostro arder al escuchar el gemido ronco de su alfa y los gruñidos profundos de su otra alfa de fondo, sus respiraciones agitadas y el húmedo sonido de un beso bastante intenso que la calentó enseguida.
— ¡Tienes que venir rápido, unnie!
Después de eso, Sana colgó. Y Dahyun no lo pensó demasiado cuando apurada alzó el brazo en busca de un taxi, que por suerte no tardó demasiado en encontrar. El Museo de seda no queda cerca de su pequeño departamento que compartía con sus alfas universitarias, por lo que dentro del vehículo comenzó a desesperarse. Los celos de calor de Momo eran bastante fuertes, incluso más que los de Sana, a diferencia de Minatozaki quien gustaba de mimar y ser mimada antes y después de tener sexo, Hirai buscaba marcar y dominar, follarlas a las dos de esa forma tan fuerte que tanto le gustaba. Después de eso, se comportaba como una cachorrita que buscaba a Dahyun para que le diera atención, era adorable, pero tan jodidamente caliente.
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