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[ Jungkook]

Transcurrian los días y ya era inevitable. 

El pecho me iba a explotar, era un sentimiento tan grande que mi cuerpo ya no lo podía contener, pero mi corazón hacia lo imposible para que no se me escapara ni un poquito.

Teníamos que vernos, vernos de verdad, salir una noche sin tanta presión del tiempo, como si fueramos dos enamorados, aunque tal vez nunca pudiéramos serlo. 

Insistir no se contaba dentro de mis capacidades, no me gustaba, pero a sabiendas de que para él el poder salir de noche era toda una odisea, insisti e insisti y cuando pensé que iba a cansarlo.

—Ok, el viernes en la noche nos vemos».

No recuerdo cuándo fue que me respondió, no sé si fue lunes y faltaban cuatro días o si fue un jueves y faltaba lo uno. Lo único que sé es que llegar al viernes se me hizo eterno. Queria que pase el tiempo ya! Vivia como un robot, esperando que transcurran las horas y al mismo tiempo, me desesperaba porque de repente estaba idealizando tanto el hecho de que nos íbamos a ver que no consideraba que unas horas antes me podía cancelar la cita.

Era en esos momentos que sin imaginarlo, pensaba que dependiamos de él, que él no era libre, que no era una chiquillada lo que nos podia pasar, que yo era el otro. 

Por primera vez todo empezó a dolerme, pero no por lo que estábamos haciendo aún no era tan consciente, sino porque era probable que no pudiera salir... por él, su novio, más bien prometido.

Llegó el viernes, tanto lo había esperado y ahora entraba en pánico! después de haber vivido días interminables, las horas se volvieron infinitas, como si estuvieran en un reloj de arena y tuviera que pasar por este todo el Sahara. Fue ahí que recibi un nuevo mensaje. Era TaeHyung, 

— «Nos vemos a las ocho en la pileta

¡Por fin! ¿Podría salir! ¡Tenia una cita con él! No puedo describir lo feliz que estaba, pero al mismo tiempo la preocupación me inundaba, Y si a última hora no se aparecía? cada vez se hacía más constante ese sentimiento paralelo, esa ambigüedad: feliz como nunca pero angustiado.

 Me dirigi hacia la pileta, estacione el auto cerca y lo llamé por teléfono.

—En qué parte de la pileta estás? --pregunté

—Por el lado de los bares. 

Caminé con un poco de apuro y las manos en los bolsillos de mi saco largo, mientras me cruzaba con algunas miradas. Simplemente queria separar a toda la gente, cual Moisés con las aguas, para llegar a mi destino.

Estaba parado ahí, casi de perfil, precioso como siempre, vestido con una sobriedad elegante, pero esta vez no encontré ni la sonrisa ni la mirada que me elevaban al cielo ,estaba nervioso por que nos vieran y eso me hacia retroceder. Para qué seguir enamorandome de TaeHyung si él se iba a casar, no era libre, tenia que regresar todas las noches a dormir en la misma cama con él. 

Iba pensando todo eso a medida que caminábamos hacia mi auto. Le abri la puerta y ya en el interior, me miró y sonrió nuevamente, como antes! Habia lanzado el salvavidas en el momento preciso.

—Y a dónde vamos?—preguntó con su voz de niño.

—Es una sorpresa.

Llegamos a un restaurante muy bonito, con un ambiente acogedor y una comida exquisita. Recordaba que, apenas unas semanas atrás, me había llevado hasta alli mi primo Eunwoo y que en mi memoria quedó grabado lo que me dijo: «Si quieres impresionar a alguien ...no a cualquiera, puedes tráerlo aquí < 

Y ahí estaba yo con el chico a quien quería impresionar o por lo menos agradar.

Nos sentamos frente a frente. Estaba él delante de mi con absoluta inocencia, como si no supiera que su belleza me empezaba a doler. Con mucha seguridad tomé la carta de vinos, un tempranillo sería el maridaje perfecto para la cena y dos platos de la especialidad de la casa nos acompañarían en esa noche. El mozo trajo el vino, le permití catarlo a él .

Un salud, choque de copas, una sonrisa, una mirada y ninguna foto para el recuerdo, otro de los costos de lo prohibido.

Conversamos y conversamos. Estábamos ahí, pero era como si nuestros cuerpos estuvieran conversando, moviendo los labios, mas nuestras almas estuvieran flotando encima de nosotros, abrazándose y mirándose.

TaeHyung tocó el tema de su novio y me hizo despertar del paraíso. Nuevamente cambió de rostro, se borró el brillo que tenía, esta vez quería hablar más.

—Me siento muy solo en mi casa, a veces trato de hacer algo para distraerme o que mi madre me visite y me acompañe. Él tiene un problema, todo lo ve trabajo, de lunes a viernes se va temprano, antes de que yo despierte y regresa a la medianoche cuando yo ya estoy durmiendo. Los sábados en la noche se pone a trabajar solo en la sala, por insistencia mía me acompaña a algún lugar y ese día terminamos peleando. A veces se excede en tragos, eso le gusta. Y el domingo que sería el día libre de la semana, se va a casa de sus padres a pasarla con ellos, con quienes por cierto, no tengo una buena relación.

Mientras hablaba y hablaba, conocí al otro TaeHyung: un chico angustiado, preocupado, nervioso, abrumado por la situación, resignado, sin fuerzas para reaccionar, su rostro no brillaba era más bien pálido, frio y por momentos, parecía que iba a llorar. 

—Eso de quedarse hasta la medianoche en el trabajo... ¿tú le crees?— le comenté de manera burlona, queriendo hacerlo sonreír un poco.

Él sonrió, pero era de esas sonrisas quebradizas como si le doliera pensar en eso, como si quisiera descartar esa posibilidad que yo veia consistente y que él quería negar.

—No, él no es así —replicó. —En realidad él no es muy guapo y es tranquilo. 

—Pero al margen de que te sientas solo—respondi — ¿No te da calidad de tiempo cuando se ven?

Taehyung otra vez se derrumbó.

No sé si lo que le decía le hacia bien para desfogarse o estaba haciendo leña del árbol caído. 

—Él no me toca, no me dice que me ama, no me dice que me quiere... Por eso me siento solo en mi casa.

La pregunta que iba a hacer caía por su propio peso. Esta vez no había guerra de miradas entre nosotros, él estaba desconsolado encogido, llorando por dentro, y yo preocupado, con ganas de abrazarlo con mis brazos y con mi alma.

—¿Y por qué no lo dejas?—le pregunté.

GOOD MORNING TAEHYUNG • KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora