௮┊0 1 0

7 3 1
                                    


El día de mi cumpleaños se acercaba y nunca Septiembre me pareció tan Enero.

Mis amigos me decían que querían pasarlo conmigo, pero TaeHyung solo atinaba a decir que trataría de ir, después de todo era un viernes en la noche, un viernes que le dedicaba a su prometido.

Nayeon una de mis mejores amigas, me animó a celebrarlo con todos los chicos en una discoteca al sur de la ciudad. Así que entre pasarlo solo sin TaeHyung o con los chicos, opté por pasarlo con ellos.

Llegó mi cumpleaños.

Varias llamadas me despertaron y ya no me dejaron dormir, después de todo tenía muchos amigos y amigas que me querían, pero TaeHyung no me llamaba.

Pensaba en él todo el día, si él ya se hubiera decidido por mi, ¡estaríamos juntos justo en ese momento!

Almorcé con mi familia, una grata compañía y una buena comida, aunque no entraban a esa parte de mi corazón que solo TaeHyung llenaba.

Me fui a casa.

Estaba solo,  ya el teléfono había dejado de timbrar y de TaeHyung no había ni rastro.

Asumí la inacción de mi inercia, me di un duchazo y empecé a alistarme. Era ya de noche, casi las diez y él no llamaba. Salí de casa, no le había dicho a nadie que me acompañe, porque en alguna parte de mi ilusión me veía solo junto a él.

Llegué a la discoteca, bajé las interminables escaleras que daban al bar y estaban ahi todos mis amigos: los de la infancia, del trabajo y de la vida.

Pero TaeHyung no estaba. Sus sonrisas, besos y abrazos me hicieron sentir muy bien. Estaba feliz de que estuvieran allí, sentía que si valoraban la sinceridad del cariño que les tenía.

Tomamos unos tragos, las chicas estaban más bellas que de costumbre, empecé a sonreír, pero solo por fuera.

En ese momento volteé por instinto a ver las escaleras: un ángel bajaba flotando por estas, la oscuridad del local se iluminó con su aura.

Era TaeHyung, más bello que nunca, tan elegante como siempre.

Todos mis amigos se dieron cuenta de que yo estaba viendo a ese chico y los más allegados sospecharon de quién se trataba.

Me acerqué a darle el alcance, dejando a todos atrás; en el último peldaño, le acerqué mi mano.

—¡Hola, feliz cumpleaños!

Era todo lo que necesitaba escuchar.

Se lo presenté a los chicos, muchos ya lo conocían, porque no paraba de hablar de él cuando los veía. NaYeon mi gran amiga, debía de ser una de las que más lo conocía en historias.

Inmediatamente de manera discreta, mis amigos se me acercaban al oído y me decían: «Qué lindo que es».

Yo sonreía, como si fuera mío solo para mí, y aunque sea en ese lugar, sentí que lo era.

Permanecía a su lado y para guardar la cortesía con mis invitados, les hablaba desde mi sitio en voz alta. Mi lugar estaba al lado de TaeHyung. Incluso Nayeon me tomó de la mano y me dijo:

—«Vamos a bailar».

Esta vez no cometería el mismo error de dejarlo solo ni un segundo, así que en forma irónica y bromista respondi:

—«No(?».

Nayeon sonrió medio desconcertada, pero entendió la situación.

—¿Por qué no bailas con ella?— me preguntó TaeHyung.

—Solo hay una persona con la que quiero bailar.

A los pocos minutos le dije para ir a la pista de baile, pero él sabiendo lo que iba a pasar si lo hacíamos, optó por decirme que no.

—No , Jungkook.

Esa negativa no me dolió, mi seguridad estaba a flor de piel, asi que tome su mano y lo llevé a la pista de baile.

Para nuestra suerte, estaba tan oscuro y había tanta gente bailando que nadie nos vería desde la zona del bar. Y lo que era más propicio aún, tendríamos que bailar muy pegados.

Empezamos a movernos con la música. No recuerdo la canción, solo bastó que me acercara un poco para que TaeHyung empiece a besarme y con ello empezaría el mejor cumpleaños de mi vida.

Nos besamos, esta vez no tan inocentemente y juntamos nuestros cuerpos. Lo abracé con toda mi intensidad.

Eramos uno y nadie podría separarnos, hacía días que no nos veíamos y toda esa energía contenida nos estaba uniendo como un solo cuerpo, una sola alma. Llegué a pensar que éramos un solo pecho y que ambos sentíamos nuestros corazones latir uno dentro del otro.

Fue mágico, demasiado inalcanzable, deliciosamente infinito, arrolladoramente intenso, nuevamente estaba haciendo feliz a la persona que quería; y lo que era más increíble, ¡yo mismo era feliz!

Pasamos una hora besándonos y abrazándonos, no es exagerado decirlo, sus manos recorrían mis brazos; mis manos, su espalda hasta donde era pertinente, hasta lo permitido.

Nos agitábamos.

Todas las canciones las bailábamos como baladas, así fueran súper movidas.

Era nuestro mundo otra vez, nuestra burbuja, era mío otra vez y yo suyo, siempre

Luego de una hora, me dijo:

—Ahora no solo me gustan tus besos, también me gustan tus abrazos.

Me sentí el hombre más feliz del universo desde el Big Bang hasta nuestros días. ¡Él también lo era!

Pero al rato expresó:

— «Ya me tengo que ir».

Era aún temprano, pero debía regresar con él, a su casa, no me importó. Lo inmensamente feliz que fuimos era demasiado para que algo lo borrara.

Lo acompañé a la puerta , no me dejó acompañarlo a su casa, pero entendí.

Lo vi partir y esta vez nuestras sonrisas no desaparecerían.

Sentíamos que habíamos pasado al siguiente nivel, regrese a la discoteca, pero ya mi noche había acabado. Aproveché que mis amigos se habían perdido entre la multitud y me marché, ya no tenía corazón para más emociones, regresé a casa.

Taehyung me había demostrado que me quería y eso me daba una cantidad de energía para luchar por lo nuestro, esta vez iba a ser diferente, él me quería y yo a él.

Ahora tendría que buscar el «te amo«





GOOD MORNING TAEHYUNG • KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora