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Y fue así que pasé el día con todas esas preguntas en la cabeza.

Si lo dejaba, todo lo que nos pasó quedaría en nuestra memoria como un sueño?,¿cómo una película romántica de antaño?,¿cómo un mundo paralelo de esperanzas y deseos?, ¿cómo una buena novela que llegó a su final?

No se puede matar lo que no muere.

No estaba en nosotros tomar ninguna decisión referente a terminar con todo ese amor, era más grande que nosotros, era más fuerte que nosotros, a tal punto que primero moriríamos antes que este.

Y todo eso respondía a mis nuevas interrogantes: ¿cómo pretendíamos que todo fuera como un sueño si despiertos nos amábamos más?, ¿cómo intentar que todo fuera como una película si nadie prendía las luces del cine y seguíamos viviendo algo tan intenso y hermoso?,¿cómo pensar que podía ser un mundo paralelo si en nuestro universo sentíamos algo tan fuerte y tangible el uno por el otro?,¿cómo asumir que fue una novela que llegó a su final si sentíamos que había páginas en blanco aún por escribirse?, ¿cómo negar lo innegable?

Taehyung me amaba y yo a él.

Aunque se nos ocurriera dejar de hacerlo, no podríamos, el intentarlo nos haría extrañarnos más, nos causaría más daño. Sin darnos cuenta, nuestro amor nos había superado, así que le dejé tomar la decisión: tenía que regresar con él.

Recibí la llamada de Nayeon, parecía que había intuido su complicidad en todo este lío, con un «Hola, ¿qué tal?« me dio pie a contarle lo sucedido.

—¿Qué?! pero si no pasó nada o sea, somos amigos.

—¡Claro que sí! pero, bueno, de alguna forma debe de haber pensado otra cosa.

Nayeon guardó silencio por unos segundos y respondió: «Acabo de ver las fotos otra vez y puede ser que algunas parezcan otra cosa».

Corrí hacia mi computadora para verlas de nuevo, Tenía razón: la química, confianza y amistad que nos teníamos se había plasmado en algunas fotos, las cuales, para ojos de terceros, podían interpretarse de otra manera.

Nayeon me había hecho ver que, si bien para mí no había nada malo en esas condenadas fotos, para otras personas el mensaje podía ser diverso, así que eso era otro motivo más para arreglar la situación.

Mi imaginación queria despegar en busqueda de miles de alternativas,pero una pregunta de Nayeon me detuvo de inmediato:

—¿Cómo te sientes?.

El silencio se apoderó de mí y al otro lado de la línea, mi amiga lo percibió, se quedó en silencio también, hasta que empecé a hablar.

Le conté que me sentía muy mal, con un dolor en el pecho, no importaba quién tuviera la razón, el ego u orgullo no menguaba el frío, una brisa que congelaba mi alma, que me enfriaba diciéndome que mi historia con él había llegado a su fin.

Era como haber estado caminando frente al mar, viendo la naturaleza y a los niños jugar y que de pronto, en cámara lenta una bala ingrese al pecho en dirección al corazón, mientras se va sintiendo cómo perfora la piel muy lentamente, pensando que el momento del final está cerca y no hay otro desenlace.

Ella se preocupó mucho por mí, tal vez nunca me había sentido así, pero con la misma fuerza con la que me sentía golpeado, reaccioné y le dije: «¡Ya sé lo que voy a hacer! Te tengo que colgar, luego te llamo».

Cogí las llaves, encendí el carro y salí de mi casa, ya sabía lo que tenía que hacer.

Manejé por un tiempo, escuchando buena música y fumando un cigarro, hasta que me estacioné en un mall, bajé del auto y caminé por el pasadizo principal, buscando y buscando lo que tenía en mente.

Una señorita estaba de espaldas y cuando volteó, se sorprendió un poco.

—¿Sí? ¿En qué puedo ayudarlo?—me preguntó.

—Quisiera una docena de rosas, por favor.

—Cómo no ¿Son para entrega?

—Sí, claro.

—Tenemos estos arreglos.

—Quisiera el más bonito.

—Ok, ¿la dirección es de una oficina?

—Sí, quisiera que se la lleven a su oficina, es una entidad financiera en el centro de la ciudad.

—Claro, sí la conozco; entonces, las enviaremos mañana en la mañana, ¿cierto?

—Excelente, muchas gracias, ah me olvidaba, adjunte esta tarjeta.

En el pequeño pedazo de papel que entregue a la encargada de las rosas se leía:

"Disculpame amor mio... No importa si no quise lastimarte, sé que lo hice de alguna forma y sinceramente no quisiera volver a hacerlo.

Te amo, lo sabes. Y si me permites, quisiera llenar de rosas tu vida»

—¿No va a poner su nombre, señor?

—No, él sabrá que soy yo.




GOOD MORNING TAEHYUNG • KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora