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(...)

Los chicos habían decidido quedarse afuera para darles más privacidad.

— Muy bien...ahora dime ¿Qué sucede? —preguntó mientras se acomodaba en su silla. Nagisa estaba incómodo. No quería hablar debido al miedo y el peli negro se dio cuenta de esto— Tranquilo si paso algo lo único que voy a buscar es ayudarte —

— Lo que pa-sa... b-ueno yo —Nagisa temblaba tratando de articular palabras alguna pero no podía— Creo que lo mejor es que mire por usted mismo —dijo comenzando a desabotonarse la camisa dejando a la vista el gran sinnúmero de heridas y golpes que tenía en el cuerpo.

Antes de que pudiera quitarse por completo la camisa karasuma lo detuvo permitiéndole que dejará a la vista sus hombros ya que de igual manera no era mucha la diferencia que tenía en el resto del cuerpo.

—...¿Te duele?...—pregunto karasuma con un tono sombrío.

Nagisa negó en respuesta, el dolor había pasado con el tiempo solo quedaban las marcas de todo lo que estaba viviendo.

— Nagisa...¿la misma persona que te provocó estas heridas es la misma que te lastimó el rostro la última vez?— preguntaba Karasuma mientras revisaba lo poco que podía ver.

Nagisa había olvidado ese detalle, olvido que Karasuma ya lo había visto golpeado pero no le había dicho nada. Fue esquivo y se puso a la defensiva para según el proteger a su "madre".

— Sí... es la misma persona —respondió. 

El peli negro se puso de pie cerrando la puerta volviendo a tomar asiento.

— ¿Dime quien fue?...te prometo que lo único que buscaré es protegerte.

— Y-o...bueno...—soltó el muchacho entre tartamudeos.

Nagisa ya no pudo contenerse se cubrió el rostro comenzando a llorar desconsoladamente tratando de calmarse el mismo.

Karasuma no sabía si debía tocarlo o siquiera debía acercarse pero cada sollozo que soltaba Nagisa era como si le clavaran algo en el corazón.

— Debe ser duro para ti pero necesito un nombre y te aseguro que nunca más volverán a ponerte la mano encima —dijo con tono suave el hombre cubriendo con sus brazos al muchacho que hacía el intento de callar sus sollozos.

—...Fue ella...fue mi madre, ella me a estado golpeando desde hace mucho tiempo tiempo estoy tan cansado de esto —respondió entre sollozos.

Karasuma lo abrazó con más fuerza reconfortado su cuerpo tratando de calmar el llanto de Nagisa.

— Eres muy valiente al poder decir esto...las cosas mejorarán pronto, desahógate tanto como quieras —dijo suavemente mientras acariciaba el cabello de Nagisa limpiando sus lágrimas.

Nagisa lloro tanto como podía, se desahogo y saco todo lo que tenía dentro de su herido corazón.

Karasuma sabía que procedía, debía hacer un reporte y plantear una denuncia en contra de la madre de Nagisa lo más antes posible pero sabía que si lo hacía eso sería un proceso demasiado largo y no quería imaginarse lo que sería capaz de hacer esa mujer a futuro contra Nagisa...aunque tenía una mejor idea.

— Escucha Nagisa...lo que viene es muy complicado.No es tan fácil apartarte de ella. Voy a hablar con mi superior para lograr hacer algo hasta que eso pase debes mantenerte fuerte y debes recurrir a mi cada ves que está situación se repita —el muchacho asintió mientras karasuma limpiando sus lágrimas— Debes ser fuerte todo mejorará pronto...te lo prometo.

Karasuma hizo que el muchacho volviera a colocarse la camisa y todo el uniforme después de haber verificado muchas veces que no tuviera heridas graves, le dio su número celular personal para mantenerse en comunicación y que podía llamarlo a cualquier hora él respondería sin dudarlo.

𝔻𝕖𝕤𝕡𝕦𝕖𝕤 𝕕𝕖 𝕝𝕒 𝕥𝕠𝕣𝕞𝕖𝕟𝕥𝕒 𝕓𝕚𝕖𝕟𝕖 𝕝𝕒 𝕔𝕒𝕝𝕞𝕒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora