Capítulo 2

759 53 20
                                    


Finalmente amaneció, Iruka se había quedado dormido y por ello se levantó tarde, más, no importaba ya que era viernes y la posada abría sus puertas más tarde.

Al despertar, Dango ya lo esperaba despierto al lado de el, fue entonces cuando el se sentó en la cama y Dango se subió a sus piernas. Posteriormente empezó a restregar su cabeza por sus manos y maullaba, a lo que Iruka sonrió corresponde a su pedido de caricias.

—buenos días Dango —le habló al gato.

Un maullido fue su única respuesta.

—debes tener hambre, ya ta daré comida —el gato respondió con otro maullido y luego ronroneo.

Sacó a Dango de encima y se levantó de la cama, luego se fue al baño y se lavo los dientes y la cara, se miro en el espejo pensando en tener pareja ya que se sentía solo, hasta empezó a hablar con un gato, pero todo a su debido tiempo.

Decidió bañarse y eso hizo, salió del baño y se vistió, luego se dirigió a la puerta corrediza de su habitación y la abrió más no salió, se quedó parado un rato mirando su casa con nostalgia, recuerda cuando su madre aún estaba viva, le contaba historias de sus antepasados y asi por el estilo, estaba tan sumido en sus pensamientos que no se dio cuenta cuando Dango maullo y se acosto sobre sus pies, Iruka no reaccionó hasta que sintió un tremendo ardor en uno de sus pies, bajo la mirada y vio a Dango acostado como si nada, pero el sabía que fue el quien lo rasguño.

—Dango no te hagas se que fuiste tu —acusó al gato.

El gato le dio la misma respuesta

—bien, tu ganas —no podía estar molesto por el gato ya que lo manipuló—. Tu sabes cómo manipularme —recibió la misma respuesta por parte de Dango, era lo único que podía decir.

Se resigno y cargo a Dango cómo si fuero un bebé y se lo llevó, bajo las escaleras y se fue la cocina besando y consintiendo a su amado gato para luego dejarlo en el piso, abrió la puertilla de uno de los estantes de la cocina y saco una lata de atún, luego la abrió y se la dejo en el piso a Dango para que comiera y sin pensarlo dos veces empezó a comer.

Lo observó un rato, y luego empezó a cocinar, preparo onigiris y se lo comió acompañado de un té verde.

Terminaron los dos de comer e Iruka se puso a lavar los platos mientras que Dango se subia a un sillón para dormir.

Pensó en su gato, aún se acuerda cuando lo adoptó, después de la muerte de su madre, Iruka cayó en depresión. Una noche lluviosa, no podía dormir y bajo a la sala y se sentó en un sillón, quería llorar pero unos maullidos no le permitieron hacerlo, abrió la puerta y miro al suelo, ahí estaba un pequeño gato amarillo, estaba mojado, sucio y temblando de frío, el lo llevo dentro para secarlo y darle comida, después de haberlo secado se fue a la cocina para ver qué le podía dar de comer pero él no tenía comida para gatos, no sabía que darle hasta que vio una cajita con dangos a medio comer y pensó en dárselo, agarro pedacitos de dango y este se lo comió con desesperación, tenía mucha hambre y estaba muy delgado.

Parece que fue abandonado, Iruka lo miro mientras que comía y pensó en que hacer con el, tubo la idea de quedarse con el, había escuchado que las mascotas sirven como terapia y más los gatos ya que según, los ronroneos de los gatos reducen el estrés, también había oído muchas anécdotas sobre personas que estaban metidas en las drogas y tenía problemas con la depresión, salieron de esos problemas gracias a ese tipo de terapia, así fue como decidió quedarse con el y lo llamo Dango por era un amante de los dangos.
Así fue como salió de su depresión, aprovecho no estaba muy avanzado y por eso salio rápido de ella.

Al recordar todo esto, se dibujo una sonrisa en su rostro.

—Gracias Dango —hablo a la nada.

Terminó de lavar los platos y Lugo se fue a prepararse para irse al trabajo y una es listo, se acercó a la puerta y se puso sus zapatos para luego despedirse de dango con un beso.

|𝐀𝐠𝐮𝐚𝐬 𝐓𝐞𝐫𝐦𝐚𝐥𝐞𝐬|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora