Capítulo 4

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La pelimorada e Iruka llegaron a la posada y continuaron su jornada de trabajo y buscaron cosas que hacer para distraer sus mentes. Como ya era de noche, ese turno le tocaba a Iruka y pensándolo bien; el tiene ya 1 dia que no vuelve a casa y lo peor es que dejo a Dango sin comida.

Bueno, puede cazar ratones pero el problema es que no hay. Aunque ese gato sabe perfectamente que hacer en situaciones como esa. Anko terminó su turno y se fue a despedir de Iruka, después de que lo hiciera se retiró de la posada dejando a Iruka solo.

Su cuerpo estaba realmente cansado y ya le exigía descanso pero lamentablemente no podía ya que tenía que cumplir con su turno.

Se puso a limpiar los baños como era de costumbre y una ves que terminó con todos sus que haceres se fue de vuelta a la recepción. Sabia perfectamente que nadie llegaría a esa hora pero tenía trabajo que cumplir así que no se daría el lujo de holgazanear.

Ahora pensaba en Kakashi, ese hombre es tan guapo como para ser muy mal educado, sinceramente le gustaría no verlo más nunca pero el Hatake se quedaría allí unas semanas así que no podía hacer mucho. Talvez aguantarlo sea suficiente, solo tenía que aguantar su mal comportamiento hasta que se valla.

Desde ahora se encargaría de hacer las cosas bien y llevaría a cabo una relación normal entre cliente y empleado. Puede que huir de Kakashi haga que éste quiera perseguirlo más pero con esto no quiere decir que se le ofrecería, solo le daría la cara a sus problemas sin miedo.

Mientras tanto, en la habitación 213 estaba el Hatake echado en su cama. Le costaba pensar en que debía pedir perdón y realmente no quería hacerlo, siente que no vale la pena así que penso en dejar que las cosas se arreglen solas.

Desde esa noche trataría a Iruka como una persona más y si tiene suerte puede que se hagan amigos aunque todo depende del futuro y de lo que hagan. Con esto se fue a dormir después de comer.

Por otro lado Iruka no aguantaba más el cansancio, quería dormir así que decidió darse una pequeña siesta mientras que nadie llegaba y así lo hizo. Pasaron las horas y se hizo de madrugada, más o menos las 3 o 4 a.m.

Kakashi dormía plácidamente hasta que de repente algo le entró en la nariz y le hizo cosquillas provocando que se levantara de manera grotesca y estornudara.

Abrió los ojos poco a poco y cuando logró acostumbrar sus ojos a la oscuridad, vio a un gato parado sobre su pecho.

—Un gato, hola pequeño —comenzó a acariciar la cabeza de el gato.

Este solo ronronea y se deja acariciar, Kakashi quedó enternecido por ese pequeño animal, el gato empezó a maullar y por ahí supo el que tenía hambre.

Dejo al gato en la cama y fue a la mesita de noche donde dejo la canasta, había dejado un poco de comida así que ese sobrante se lo dejo en el suelo para que comiera.

Comia lento y con calma, la verdad el peliblanco no es fanático de los gatos ya que el prefiere a los perros pero por esta razón no iba a dejar de darle comida a un animal hambriento.

Mientras comía el lo observaba detenidamente preguntándose si el gato tenía dueño. Bueno, era de madrugada y aún tenía sueño así que se encargaría de sacar al gato de allí por la mañana y procuraría que nadie lo viera.

Una vez que terminó de comer se lo llevó a su cama para ir a dormir y así lo hizo. Ya todo el mundo descansaba a esa hora a excepción de Iruka quien todavía no podía dormir.

Se quedó un rato despierto hasta que el sueño le gano y terminó durmiendo en la recepción como la noche pasada.

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|𝐀𝐠𝐮𝐚𝐬 𝐓𝐞𝐫𝐦𝐚𝐥𝐞𝐬|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora