Rise of Sodom and Gomorrah - Jujutsu Kaisen

Capítulo 4: Un nuevo comienzo

✨🍦Advertencia de contenido sobre: escena violenta y mención a t0rtura física y psicológica, se recomienda discreción🍦✨

Haber entrado en aquella celda le hizo a Higuruma recordar aquel día en el que viera a Nanami en su celda en estado deplorable, entendía un poco la razón por la que Haibara le había insistido tanto a Nanami que fuera su compañero. Al final de cuentas Higuruma era... blando, no podía evitar sentir empatía por aquellas criaturas... él no era así y sabía que era por culpa de Nanami.

No volvió a ver a aquel demonio pero por lo que supo, al ser considerado candidato para sabueso, los agentes celestiales dejaron de torturarlo. Ahora Higuruma estaba en un vecindario bonito al este de La Nueva Babilonia. Era un vecindario decente y muy tranquilo donde había familias y una vida normal de cualquier humano. Allí había visto una casa modesta y había decidido que sería su nuevo hogar. Haibara y Nanami también estaban por el vecindario, sus casas estarían a una calle de distancia de la suya. Todos se mudarían hasta después de la ceremonia. Faltaban pocos días y Higuruma había comenzado a empacar sus pertenencias, era mejor estar preparado.

👹

El día de la ceremonia Nanami trataba de no pensar mucho en su futuro... los altos cargos siempre eran caprichosos y nunca antes se había sabido de un demonio violento que hubiera salido del pacto... sería en efecto el primero. Haibara decía que era por los logros de Nanami y desde luego por haber colaborado con él, claro que siempre en los reportes de Nanami su compañero decía maravillas de él... pero por más cosas buenas que dijeran de un demonio de categoría destructiva como él no parecía nada viable liberarlo. Quizás si fuera un demonio perezoso o un íncubo podría ser. No encontraba una razón, hablando estratégicamente, de por qué lo liberarían.

La ceremonia fue en realidad deprimente, mientras en lo alto de la tarima los de alto rango tenían su ritual de lamerse las bolas, los subordinados aun sentían la pérdida de compañeros fueran humanos o demonios. Desde luego que se dio el minuto de silencio pero... no era suficiente y se tomaba más como una ofensa. Siguieron las distinciones, muchos comenzaron a cambiar de puestos y ante la inauguración de la nueva sede en La Nueva Babilonia muchos llenarían esos cargos. Ahora ellos pertenecerían a una nueva división y se suponía que sólo se limitarían a resolver casos en La Nueva y La Vieja Babilonia... no tendrían que pisar nuevamente más allá de las ruinas en Gomorra, aunque el precio era decir adiós a la capital Edén.

Todo parecía ir normal al mencionar a sus compañeros pero cuando el nombre de Nanami salió a relucir y él tuvo que pasar al frente para que pusieran en la corbata una bonita insignia que lo reconocía como agente especial, todos los agentes humanos, y por qué no también demonios, lo miraron con desprecio. Los humanos aún lo consideraban una amenaza y nada digno de un cargo así, los demonios creían que... había traicionado a su propia raza y si estaba en dicho puesto era porque era un buen perro.

Pero todos seguían expectantes... ¿de verdad le quitarían el collar?

Fue hasta que Nanami volvió a entrar a aquella sala subterránea tan lúgubre, parecida al interior de una cueva pequeña, que reaccionó... de verdad podría pasar. Ese lugar no había cambiado desde hace años que había hecho el pacto... jamás creyó que volvería a entrar. Haibara estaba a su lado.

—¿Estás emocionado Kento? —le sonrió de oreja a oreja pero él notó la mirada de incertidumbre de su compañero— ¿qué sucede? ¿vas a extrañarme? Hay quienes dicen que hacer éste tipo de pactos es como estar casados... ¡Estamos divorciándonos! Quédate con la casa pero yo me quedaré con los electrodomésticos.

Incluso en momentos como esos se daba el lujo de hacer bromas. Nanami sonrió.

—Yu... lo estoy considerando, no quiero divorciarme.