los de cuarto medio son, de por sí, unos tontitos culiaos, no se sorprendan al conocer a Yuta, quién deberá ilusionar a un pobre cabro de segundo medio por un reto que le hicieron sus amigos.
pero puede ser que el tiro le haya salido por la culata e...
— ¿Tú que sabes de él? — Mark le había preguntado a XiaoJun, con un volumen bajo.
Estaban sentados fuera de la sala, era muy temprano aún para que comenzara la primera clase, así que debían esperar a que les abrieran la puerta.
— ¿Él? —.
— Yuta. —.
— Aaaah, bueno, recién lo estoy conociendo, sé que su apellido es Nakamoto y que le gusta mucho la chela. — rió, acordándose de haber visto al mayor beber y beber en ese carrete — ¿Por? —.
— Mmmmh, no nada. —.
— Mark, ya hemos sido compañeros por dos años, y sé cuando me estai' mintiendo. —.
Mark enfocó su vista en el suelo, apoyó su cabeza sobre sus rodillas.
— Estoy preocupado. —.
— ¿De qué? —.
— De que te lastimen. —.
— Ay, Mark, es muy tierno de tu parte, pero no te preocupí'. — le acarició el cabello — Yo sé cuidarme, ¿ya? —.
— Eso no me deja más tranquilo. —.
— A ver, escúchame, en caso de que lo peor pudiera pasar, yo sé defenderme, o sea, no por nada mi papá es entrenador personal. —.
— Es que no me refiero a ese tipo de daño... —.
— Mark... —.
— ¿Y si te rompe el corazón? —.
— ¿Porqué haría eso? —.
— DeJun, no lo conoces, no deberías confiar en él. —.
— Tú tampoco lo conoces, así que no asumas nada. —.
Mark asintió y se levantó, sacudió su ropa y se puso su mochila.
— ¿Pa' donde vai'? —.
— Voy a ver a Haechan, ya tiene que haber llegado. —.
— Ah, anda. —.
Y eso hizo, bajó las escaleras y desapareció de su campo de visión.
Cada vez que discutían, se iba con su "amiguito" del 2°E, aunque sabía que iban a comerse.
XiaoJun quería mucho a Mark, es una de las pocas personas en las que realmente puede confiar, incluso si ya han discutido antes, sabe que se arreglarán después.
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— Cántame. —.
— ¿Te sientes mal? —.
Mark asintió.
— Bueno, abrázame entonces. —.
Enredó sus brazos en la cintura de Haechan, este permanecía sentado en el regazo ajeno, pasó sus brazos por el cuello de Mark para sujetarse y esperar a que comenzara a balancear ambos cuerpos a un ritmo lento pero constante.
