Lazos de sangre [Itachi Uchiha]

CAPITULO I: El ataque del zorro demonio de las nueve colas.

-¡¿Qué diablos está pasando?!- grite con miedo al sentir un terrible temblor seguido de un rugido estremecedor que sacudió con violencia los cimientos de mi departamento.

Las dudas y la desesperación me golpearon, mi cuerpo no reaccionaba por el miedo y las ideas de lo que era más coherente hacer, se escaparon de mi razonamiento dejando a miles de dudas motivadas por el pánico.

¿De quién es ese chakra tan poderoso?

No parece natural, es enorme y desprende ira.

¿Qué debo hacer? ¿Es un ataque?

Si, no había ninguna duda de que era un ataque a la aldea.

¿Qué debo hacer?... ¿Por qué la alarma de evacuación no sonó?

¡¿Qué debo hacer?!

Y como de un detonante motivador se tratara un segundo estruendo acompañado de un viento aniquilador golpearon los vidrios de mí ahora insegura casa, explotando los cristales como si fuera una fina capa de hielo. Con rapidez cubrí mi cabeza con mis delgados brazos intentando protegerme de alguna manera de los cristales filosos que se abalanzaron de repente.

-Debo salir de aquí- Murmure una vez todos los fragmentos de vidrios cayeron al piso.

Al instante que abrí la puerta de entrada de mi casa me arrepentí profundamente de esa decisión, muchas personas corrían de un lado para el otro arrastrando a sus hijos con desesperación, buscando algún lugar seguro en donde no sentir la inminente posibilidad de perder a su ser amado.

-¡¡Escuchen!!-grito un hombre enmascarado llamando la atención de todos los presentes- lord Hokague está batallando con la amenaza que está atacando la aldea, el está cumpliendo con su trabajó, ahora nosotros debemos cumplir con el nuestro... debemos proteger a nuestras familias y correr a los refugio- finalizo su discurso que transmitía seguridad y tranquilidad a todos.

Los ojos de las personas brillaron con esperanza y pronto el caos se convirtió en una intranquilidad manejable que les permitió correr en dirección a los refugios.

Estaba por seguirlos pero, otro rugido se robo mi atención. Con temor voltee a la dirección en donde provenía el estruendoso grito.

Segunda mala idea del día, en cuanto mis retinas enfocaron la escena mi corazón se detuvo y la sangre caliente de mis venas se convirtió en gélida. Un zorro gigante con nueve colas se alzaba en la oscuridad con una mirada asesina y determinada, dispuesto a asesinar todo lo que sus perturbadores ojos podían observar.

-Es...- Las palabras se atoraron en mi garganta y mi corazón sufrió un segundo ataque cardiaco cuando vi como la bestia corría en dirección al centro de la aldea lanzando ataques sin parar, ataques que también se dirigían en donde estoy.

-¡¡Niña corre!!- un hombre grito detrás de mi mientras sujetaba en brazos a un recién nacido de cabello purpura- ¡Acaso eres suicida, corre!- prosiguió el señor esperando a que corriera a un lado de él, y eso fue lo que hice.

Corrí lo más rápido que pude dejando a un lado el temor que los ojos del zorro me habían provocado, una vez llegue con el señor el tomo mi brazo con fuerza y corrimos juntos en dirección al refugio más cercano.

-Estamos muy cerca no temas- intento calmarme el señor desconocido- pronto todo termi...- antes de que pudiera finalizar con sus palabras una mitad de edificio que se derrumbo por los temblores interrumpió el momento dispuesta a caer sobre el señor desconocido y el bebe que hasta el momento no paraba de llorar por los fuertes ruidos.

Con rapidez realice los sellos de manos y en respuesta un muro de madera apareció impidiendo el impacto y protegiéndonos de ser aplastados, el asombro se reflejo en el señor desconocido y dije.