I.

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El sol iluminaba la habitación lo suficiente para indicar el despertar en la casa, las maderas del marco de las ventanas crujían ante el contacto cálido de los diminutos rayos que traspasaban el cristal entreabierto y que amenizaban el ambiente. El Duque de Chansterner se encontraba como cada mañana en el balcón de su habitación, con una taza de te en su mano y la mirada llena de admiración ante la naturaleza, cerró sus ojos por un instante para saborear la paz de la brisa que rozaba sus mejillas y disfrutar del silencio.

-¡Te dije que estaría interpretando su momento melancólico!- gritó el pelinegro asomándose por la puerta del mayor, Minho cerró sus ojos lentamente y dio un último sorbo en paz.- ¿Terminaste? Jeongin quiere saber que vamos a desayunar hoy.

-¡Yo no dije eso!- respondió un rubio asomándose por detrás.- Seungmin si tienes hambre solo debes decirlo.- Minho se levanto de su sitio con una leve sonrisa y dando una palmada en la cabeza de cada uno mencionó - El desayuno está listo desde hace una hora, quienes no estaban listos para empezar el día eran otros.

- Iré a calentarlo para todos- Dijo el rubio antes de abandonar la habitación para ir corriendo a la cocina.

Jeongin era el menor en aquella casa, era un chico alegre de quince años de edad que siempre llevaba una sonrisa en su cara y que se avergonzaba con facilidad.

- Iré a poner la mesa entonces- contestó el pelinegro.- y le diré a Félix que ayude con algo

Seungmin por su parte era muy distinto al menor, parecía ser más serio y reservado, pero realmente era alguien con un peculiar sentido del humor, que peleaba más de lo necesario con su hermano mayor, pero que secretamente lo admiraba y adoraba.

-¿Ayudar con algo? ¡Soy el único que sabe qué hacer en la cocina cuando Minho no está! ustedes son los que no ayudan.- Se escuchó el grito a lo lejos.

Félix era alguien alegre, trabajador y bondadoso, era quién más reconocía el trabajo del mayor ante todos.

Minho, mejor conocido como el "Duque Lee de Chansterner" o "el maestro", era la cabeza de la dinastía Lee, a pesar de tener únicamente veinticuatro años de edad se encargaba de criar a los menores y de mantener su hogar como un lugar cálido y honorable. Tenía una filosofía de vida bastante clara, a pesar del puesto que tenían en el reino, la familia Lee era querida por lo bondadosos que eran y por ser quienes llevan el funcionamiento del "Hospicio Dasterner".

Bajaron al comedor de su hogar, una construcción amplia y reluciente de tres pisos y con un extenso jardín que predominaba ante la vista, las habitaciones más destacables eran las propias de cada habitante, el salón de estudio, la biblioteca y el despacho de Minho.

Como ya era costumbre se dispusieron a desayunar lo que el mayor cocinó y a comenzar el día juntos.

-¿Cómo van los estudios Jeongin?- preguntó el mayor dando un sorbo a su bebida.

-Bien, me sigo esforzando- dijo haciendo una mueca parecida a una sonrisa forzada.- Aunque... justo quería saber, es decir, preguntar... - Minho le hizo una seña con la cabeza para que continuara.- ¿Puedo retomar mis estudios en casa? ¡Prometo ser mejor y dar mi mayor esfuerzo!

-Jeongin...- Seungmin intervino.- sabes bien que esto no es sobre tu esfuerzo, tienes que relacionarte con más personas de tu edad.- El menor bajó la mirada en silencio

-¿Te están molestando?- preguntó Minho con la mirada fija.

-No es eso... es sólo que yo no...- se irguió de forma espontánea.- ¡No importa! ¡Igual aprenderé mucho, y podré ser como ustedes, ya verán!- sonrió con su mejor esfuerzo por calmar la conversación y aunque Minho no lo pasó desapercibido, decidió no insistir para no incomodar.

Susurros al viento [Minsung]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora