Capítulo 01.

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Cuando su cuerpo al fin recuperó la conciencia, Bakugō pudo sentir sus extremidades pesadas, cautivas. Y por un momento, decidió que era mejor no haber despertado.

Lo último que recuerda es haber despertado en la enfermería después de que Midnight lo noqueara con su don, luego de su pelea con Todoroki.

Sus sentidos aún estaban un poco difusos, se removió un poco tratando de despabilarse y entonces su mente conecta y por fin lo nota. El peso extra en sus extremidades, no puede moverse libremente.

Oh, no. Estaba pasando otra vez. No, no, no. Katsuki sintió la presión en el pecho que lo asfixiaba. El villano de lodo... volvió...

El pulso de Katsuki comenzó a acelerarse y sentía cómo el aire no llegaba a sus pulmones y esa conocida incapacidad de respirar como debería. Sí, sí; iba a morir, estaba vez iba a morir, ¿cierto? Nadie vendría a salvarle esta vez. El villano de lodo lo mataría ahí, terminaría lo que no pudo hace unos meses. Tendría sentido, ¿Katsuki en serio creyó que escaparía? ¿Podría vivir si lo deseaba lo suficiente?

"Alguien... alguien, quién sea". La voz en su mente se hace presente, sin poder exteriorizar sus pensamientos. "¡Ayúdenme! ¡Ayuda! Ayuda, ayuda, ¡por favor! ¡Él... él está asfixiandome! ¡Me va a matar!"

Entonces, Bakugō grita. Un grito completamente ahogado por el bozal y que la gente confunde con uno de ira. Sabe muy bien que las personas cerca suyo lograron escucharlo, pero no pareció importarles.

Los gritos y gemidos de Bakugō fueron silenciados por el bozal de metal que lastimaba su rostro y los vítores de la multitud hacia los tres ganadores en los podio. Sus ojos se inundaron de lágrimas de desesperación rápidamente y empezaron a recorrer sus mejillas con ímpetu. Sus ojos iban de un lado a otro, tratando de buscar alguien dispuesto a ayudarle y fallando siquiera en tratar de enfocar su vista tras sus ojos empañados.

Puede ver cómo Tokoyami y Todoroki eran completamente capaces de escuchar sus súplicas por salir de ahí, mas elegían simplemente alejar la vista y mirar al frente. ¿No se supone que eran héroes, que debían ayudarlo? ¿Acaso no son compañeros de clases?

Su vista, entonces, se va hacia Allá Might, y se pregunta por qué no lo ayuda. ¿Por qué no lo salva como antes? ¿Acaso ha decido que no vale la pena salvar a alguien como él? Katsuki lo entendería si fuera así, pero en serio tiene miedo de morir. Entonces, ¿por qué All Might no ve su dolor y viene a salvarlo?

Katsuki empezó a forcejear con las cadenas -que en su mente eran lodo subiendo incansablemente por sus extremidades aprisionadas- a medida que su desesperación de incrementaba, todos estaban ahí. Todos podían verlo, ¿por qué, entonces, no venían a salvarlo? ¿Por qué Deku no aparecía esta vez? ¿También decidió que no valía la pena?

No pasó mucho cuando las esposas por fin empezaron a cortarle su suave piel debido a los bruscos movimientos, provocando así que comenzara a sangrar.

Él... va a morir, ¿no es así? Esta vez en verdad morirá, ¿cierto? Sí, lo sabe, está seguro. Siento cómo el aire no llega a sus pulmones... esa cosa... esa cosa lo está asfixiando... lo va a matar, ¡¿Por qué nadie hace nada?!

El villano de lodo, ese monstruo de limo, ¡el monstruo de limo, él... otra vez...!

Se oyó cómo la multitud en el estadio se acallaba y cómo sus gritos ahogados tras el bozal eran perfectamente audibles debido al silencio sepulcral que se había instaurado. Todos lo miraba fijamente, podía sentir sus ojos fijos en él, igual que la primera vez que esa cosa lo atacó. Pero, ¿por qué no venían a ayudarle? ¿A salvarlo y alejar a ese villano de él?

All Might se volteó hacia él ante el repentino silencio del público, pero no hizo más que quedarse paralizado sin saber qué más hacer. Bakugō no quería eso, necesitaba que alguien lo sacara de ahí.

Notó cómo también Tokoyami y Todoroki lo miraban preocupados... o eso cree que significa la expresión en su rostro, no tiene lucidez suficiente como para enfocar en tales detalles. Pero, está seguro por la mirada en sus rostros llenos de duda, que no están seguros de lo que deberían hacer. Shōto lo mira mucho más impactado que el de particularidad mutante.

No fue hasta que Aizawa se apresuró a llegar y cortar las cadenas que Bakugō por fin pudo ser liberado. ¿Cuánto tiempo había pasado?

Katsuki se desplomó siendo sujetado por Shōta, debido a sus rápidos reflejos, impidiendo que el menor se estrellara contra el pavimento y ayudándole a quedar de rodillas. Los brazos del pelinegro lo envolvieron, buscando inútilmente protegerlo y consolarlo.

Sus sollozos eran fuertes al igual que sus gritos, tanto que Aizawa podía sentir que su garganta se desgarraba por el esfuerzo. La respiración del rubio era irregular y sus mejillas estaban mojadas y rosadas. Si pecho estaba presionado y su estómago revuelto, y sentía cómo en cualquier momento su desayuno subiría por su garganta.

Tenía miedo, estaba tan aterrado, podía sentir cada extremidad de sus cuerpo temblando y su rostro caliente por el llanto. No fue hasta que su profesor le susurró al oído y con voz suave, asegurándole que el villano de lodo se había ido, que no podía hacerle daño, ya no más; y que Katsuki eligió creerle relajándose un poco y dejando que esa ligera pero gratificante pizca de alivio se extendiera por su cuerpo. Entonces también pudo ser lo suficientemente conciente de sigo mismo cómo para saber en qué lugar se encontraba.

A pesar de no estar tan asustado como antes, el miedo seguía dentro suyo y su llanto no se había detenido aún, mucho menos los temblores que lo recorrían.

Cuando el ceniza volvió en sí finalmente lo primero que escuchó fue la voz de su profesor.

-Bakugō, ¿me escuchas? -quiso confirmar el mayor. El contrario simplemente asintió sin poder formular una respuesta verbal-. ¿Estás mejor?

Sinceramente Bakugō aún sentía las imperantes ganas de vaciar por completo el contenido de su estómago, además que sus manos y muñecas aún sangraban y todo su cuerpo se sentía tan cansado y magullado como nunca lo había sentido, debido al forcejeo que hizo cuando intentó liberarse. Cada uno de esos pensamientos permanecieron en su mente, incapaces de ser comunicados. A pesar de que se sentía horrible, que todo dolía, que quería volver a llorar y que se encontraba de todo, pero mejor no era una buena palabra para describir exactamente su estado; Katsuki se encontró asintiendo a la pregunta de Aizawa.

El pelinegro le miró con duda -con justa razón, la verdad-, pero acabó asintiendo en respuesta y en cambio preguntó-: ¿Estás bien ahora? ¿Crees que puedas levantarte? -otro asentimiento silencioso de parte del quinceañero.

Y Aizawa le dolió tanto y deseó tanto poder simplemente verlo gritar como está mañana. Ahora su alumno se veía tan frágil, tan roto.

Shōta pasó su brazo por la espalda del menor y con la otra lo sostuvo firmemente del torso, dándole el impulso para ayudarlo a levantarse y el apoyo suficiente para mantenerlo en pie. Bakugō dió dos pasos temblorosos justo antes de que su vista se volviera borrosa y posteriormente completamente blanca y se desmayara, escuchando cómo alguien gritaba alarmado su nombre.

Lo último que vió fue las gradas del estadio completamente vacías, sospecha que en algún momento de su crisis decidieron evacuar al público.

Katsuki se pregunta si lo hicieron por su bien, o por el de la escuela.

Aun si corres, te persiguenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora