Capitulo 8

2.6K 43 0
                                    

May: Entiendo... Yo también lo amo... Con todo mi corazón. Dijo la Parker mayor vacía.

Mientras su mente viajaba al pasado, a los días dorados de su juventud, cuando el amor era una melodía alegre y la vida rebosaba de sueños compartidos. Recuerda las conversaciones, las risas, los besos robados, sus actos de amor, las confidencias susurradas bajo la luz de la luna, Ben Parker, su amigo, su novio, su esposo, su compañero inseparable, su alma gemela. Las imágenes se desvanecen, dando paso a la cruda realidad, lágrimas silenciosas recorren sus mejillas y su mano acaricia inconscientemente su pecho, donde late un corazón quebrado por el dolor.

Peter: Igual yo, también lo consideraba como un segundo padre para mi. Contestó sonriendo melancólico.

Mientras sus propios recuerdos inundaban su mente: la figura protectora de su tío Ben, su sabiduría, sus consejos, su aprendizaje, su amor incondicional, sus consejos de amor. Un torrente de emociones lo invadían: tristeza, rabia, ira, desilusionó, impotencia.

May: Porque... Nos pasa esto... A nosotros... ¿Qué hemos hecho de malo? ¿Estamos malditos? Pregunto molesta mientras sus lágrimas no paraban de salir.

Peter: No tía May... Deja de pensar eso... No estas pensando con claridad ahora. Decía mirándola y abrazándola con fuerza.

Peter: "Todo esto es culpa mía May... No debí ir a ese concurso de lucha libre... Si no hubiera ido, el tío Ben hubiera estado aquí con vida y jamás te habría visto en este estado lamentable que tienes ahora." Pensó el castaño culpándose de la muerte de su familiar.

La culpa lo consumía por dentro que lo amenazaba con aplastarlo, pero en medio de la oscuridad, un pequeño rayo de esperanza se encendía. Un amor puro e indestructible, le da la fuerza para seguir adelante, con su tía en medio de la pena y la desolación, encuentran consuelo en el abrazo del otro, saben que el camino será largo y arduo, pero también saben que no están solos se tenían el uno al otro.

Peter: May creo que es hora de ir a dormir, ya es tarde. Respondió mirando al frente el reloj de la pared que marcaba 11:30pm.

May: Si, tienes razón. Dijo sin ánimos mientras su sobrino la levantaba del suelo. -En la nevera esta tu cena si quieres comer. Decía señalando la cocina y se secaba las lágrimas.

Peter: De acuerdo, ven vamos a descansar, mañana será un día pesado. Contestó guiándola a su habitación y ella asentía.

Cuando llegaron se despidieron mientras se daban un abrazo y un beso en la mejilla para luego cerrar la puerta May de su cuarto e irse a dormir. Peter suspiro cansado mientras se dirigía al refrigerador y sacaba su cena del plato y se iba a su habitación a comer, cerrando su puerta privada, se sentó en la cama y ceno en silencio. Después de unos minutos se puso su pijama de dormir y se acostó de nuevo en su cama para irse a dormir y poder descansar para el día de mañana que será difícil, duro y doloroso para el y su tía.

Al día siguiente.

Peter se levantó de la cama, con el cuerpo adolorido por la falta de sueño y la mente atormentada por los recuerdos de la noche anterior. Sus ojos, enrojecidos por las lágrimas, apenas podían abrirse, y sus oídos aún zumbaban por el silencio de la noche. La muerte de su tío Ben lo perseguía como una sombra, cada latido de su corazón recordándole la brutalidad del crimen y la impotencia que sintió al no poder evitarlo.

Después se dirigió al baño, moviéndose como un no muerto, y realizó su aseo matutino con movimientos mecánicos. Luego se vistió con su ropa casual le pareció una farsa, una inútil tentativa de escapar del dolor que lo consumía, cada prenda le traía a la memoria un recuerdo de su tío Ben, su sonrisa cálida, sus palabras sabias, su presencia protectora.

El Espectacular Hombre ArañaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora