III: El color de la destrucción 3

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—Como has visto, un mísero fragmento de piel puede generar cantidades ridículas de energía.

—¿Entonces quieres usarme para buscar el resto de fragmentos? —espeta, adelantándose a sus intenciones.

—Nada de eso —responde firmemente mientras del recipiente vuelve a extraer el fragmento de piel —Zelda, ¿me traerías el contenedor del baño?

—Enseguida, padre.

Sin demora la chica va, y vuelve, cuando regresa trae consigo un enorme recipiente metálico con ruedas, en su interior guardaba un galón de hidróxido de sodio y estampado afuera, el símbolo de materiales peligrosos.

Al abrirlo un fuerte olor a químicos inunda la habitación. Ante la atenta mirada de los jóvenes, Douglas introduce el fragmento y lo sella dentro del recipiente.

No entendían de qué se trataba todo esto, pero no tuvieron tiempo para meditarlo, desde dentro del contenedor un sonido de violenta efervescencia se escuchaba.

El metal crujía como si algo golpeara sus paredes con brutal presión y, tras un segundo de incertidumbre, todo quedó en silencio otra vez. Tras su orden, Zelda volvió a abrir el contenedor, en su interior no había nada, ni energía, ni ácido.

—Este es mi único objetivo. Deseo encontrar los fragmentos y destruirlos antes de que acaben en manos equivocadas.

—¿Y acaso tus manos no son las equivocadas? —Reprende Winnyfer al científico.

—Debo admitir que tengo que respaldar tu desconfianza —admite —Pero puesto que no confían en mí, quiero que sean ustedes los encargados de localizar y destruir los fragmentos. ¿verdad? Además, se les pagará muy bien por hacerlo.

—Olvídalo, la última vez que "trabajamos" juntos en algo, acabamos hasta arriba de medicamentos de dudosa procedencia —reclama AJ tomando a Winnyfer del hombro, quien aún estaba en debilitada, para irse de la habitación.

—¿Y si añado al trato información sobre "esa persona"? —agrega paralizando sus pasos.

—¿Qué dijiste? —reacciona volcándose hacia el hombre, con una mirada asesina.

—Ella aún se siente resentida por lo que le hiciste, AJ, sé que sabes de lo que hablo, ella virtualmente te crio como a un hijo y tu la apuñalaste por la espalda. —Sonríe Douglas.

—Tú... ¡Mientes! —grita alterado, con una carcajada nerviosa atravesada en la garganta y las manos sudorosas.

—Bien, si es lo que eliges creer, pero actualmente se detectó una gran cantidad de energía de fragmentos en la ciudad de Washington. Si destruyes algunos, puede que reconsidere hablar contigo del tema.

AJ salió de la habitación pateando la puerta, pero por más que se alejara, sus palabras no dejaban de resonar en su cabeza.

Horas más tarde...

Al volver a casa, Winnyfer se recluyó en la habitación de AJ. Y por su lado él salió a caminar solo. Se llevó un saco y un abrigo que lo cubría de pies a cabeza y caminó sin rumbo con la cabeza llena de ideas.

Sentándose en la banca de un parque, medito y sin más que perder y después de muchos años, decidió usar su habilidad real.

En un principio sus ojos no aguantaron mucho y comenzaron a sangrar por no usar su habilidad desde hace tiempo. Aguantando el dolor, no apartó la vista del cielo, con el pasar de los segundos aquel dolor simplemente se convertía en incomodidad, y así, iba desapareciendo.

La vista había valido la pena.

A sus ojos el cielo se volvió negro y las estrellas desaparecieron del cielo. Un fuego de color único para cada quien comenzó a surgir en las personas, incluso era capaz de verlas a través de los edificios y a grandes distancias,pero no reparó en ello, lo que él buscaba era la misma flama que había visto antes.

Order Volumen 1 (Remake)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora