CAPÍTULO 1

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Un mes antes de irme había planeado con un amigo cercano y vecino viajar al mismo destino juntos. Era para nosotros un sueño salir de nuestros hogares y construir nuestras vidas como personas independientes, la situación era complicada para nosotros aquí y simplemente era cuestión de movernos a como de lugar.

Pará el dos mil veinte los ingresos bajaron demasiado y mucha gente fue despedida de su puesto a causa del covid diecinueve, el mundo era un completo desastre y no era una opción quedarme de brazos cruzados. Me vi obligado a hacer lo que jamás pensé que haría, planear salir del país en busca de nuevas oportunidades junto a mi amigo cercano y de confianza Carlos.

Estuve pensando en eso toda la mañana, angustiado ya que Carlos no me llamaba ni respondía los mensajes. Ya solo falta un día para partir y habíamos quedado en hablar.
Veo la hora y son las cuatro de la tarde.

—¿Estuve esperándolo tanto?... Ya mejor me resigno—digo y sigo mirando el reloj.

Ya molesto, pensando que en realidad no se daría nada, o que justo en estos momentos le pasó algo. Me siento en el sillón y decido esperar dos horas más.

—Son las seis de la tarde—digo en voz alta, me había olvidado que alguien estába en casa hasta que escucho una voz proveniente de la puerta del comedor.

—¿Vas para algún lado?—abrí los ojos tan grande como podía porque seguramente muchas cosas más dije sin darme cuenta referido al viaje y el lo escuchó todo.

—Toda esta semana te he sentido extraño, ¿acaso me ocultas algo?—dice mi hermano. Mi cara de sorpresa se notaba a simple vista. Me sentía atrapado, no sabía que decir. Se acercó hasta mi lugar y puso su rostro a unos centímetros de mi con el seño fruncido.

—Sabes que no puedes mentirme ¿cierto? Se lo que planeas con Carlos, si quieres hacer las cosas calladas deja de estar balbuceando en voz alta.—Siempre le he contado todo a él, solo que esto era algo que no debía contárselo a nadie, parece un padre con solo dieciséis años, no para de regañarme nunca.

—¿Nuestra madre lo sabe?

—¡Por supuesto que no! tampoco quiero que se entere, al menos hasta que este allá—le respondo.

Pensar que voy a desafiar sus reglas va ser decepcionante para ella, así que prefiero que me reproche las cosas desde el teléfono y cuando este lejos de este lugar.
Me paro del sillón y de forma altanera le digo.
—Espero que no se entere por ti, o tendremos problemas jeremías.

—Que mierda! No me llames por ese nombre sabes que no me gusta—me responde parándose frente de mi queriendo retarme.
Empiezo a reírme en su cara, el se ríe más atrás conmigo

—De que nos reímos? dice.

—Yo me rio de tu cara—después de reír hasta que nos doliera el estómago, tomamos asiento y me pregunta:

—¿cuál será tu destino?

—Ni siquiera yo lo sé, la verdad es que he dejado todo en manos de Carlos, confío que será un buen lugar para nosotros.

Después de quedarnos un minuto en silencio Jeremías decide romperlo.

—Enserio deberías decirle a nuestra madre, a pesar que está fuera del país debe saberlo—sólo asiento con la cabeza y me pongo a pensar en todo mi pasado.

Las estrictas reglas de mi madre. Siempre teníamos que obedecerle, ella era la única que se encargó de nosotros desde que tenía nueve años de edad, y desde entonces las cosas se hacen a su manera.

Si se preguntan por mi padre. Un alcohólico que trabajó tiempo completo como vigilante, para los fines de semana gastarlo todo con sus "amigos" en alcohol y drogas. Al final de una escena traumante se dio por concluida la relación entre ellos dos, pero no olvido ese día.

Desde que tenía corta edad mi sueño era jugar fútbol como profesional, pero a pesar de desempeñarme en ello nunca lo logré.
Así que decidí salir de este lugar y comenzar desde cero.

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