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El paseo es suave. Algo improvisado si se puede añadir, pero tan suave como un vals. Manto nocturno el que acontece la caminata de esos dos jóvenes. Ambos con refrescos en vasos rojizos dónde deberían haber cervezas. Se cabizbajan riendo ante alguna broma del moreno, y Saint rebota un poco el vaso como si fuese a hacer un brindis pero luego se hubiera arrepentido. Que conste solo fue un movimiento, un gesto involuntario ante sus risas. Anda sonrojado. Siente que ha llegado a la Torre Eiffel sin nisiquiera viajar a París. ¿Es eso algo posible? Bueno, es una meta lograda para Saint.
—Entonces, ¿Ceniciento? — Comienza Perth sonriendo.

—Dios, — Ríe Saint. —sí, um, esto... Esto fue idea de Earth. Dijo que seríamos el dúo más llamativo si yo me ponía un traje. Al principio no quería, pero Earth siempre encuentra maneras de hacerme acceder ¿Sabes? Es como si tuviera este, — Intenta pensar en palabras claves para transmitir lo que siente. —este poder sobre mí.

—Ja, te entiendo. Me pasa lo mismo con mi mejor amiga. Creo que es el tipo de poder que tienen las personas que amamos. — Y así, tan simple como una ecuación matemática preescolar, Perth resumió todo en una oración que se lee simple pero tiene un gran peso. Saint se le queda mirando por muchos segundos, sin ser consciente (otra vez), anonado. Ese ciclista es todo lo que una chica puede querer en su vida. No es Albert Einstein, claro, pero su mente promete incluso más que su apariencia. Hay que amar dos cosas de una persona en este mundo: Su corazón, su mentalidad, la apariencia es la carne de la que te alimentarás visualmente así que es una extra del que hay que cuidarse.

—Sí, exacto. — Concuerda bajito Saint, siguiendo la caminata algo sonrojado. —¿Desde cuándo se conocen tu mejor amiga y tú? — Pregunta el alto.

—¿Aokbab y yo? Bueno, desde toda la vida si se puede decir. Éramos vecinos para cuando me mude cerca a mi escuela preescolar. Recuerdo estar en la parta trasera del auto cuando vi a esta niña genial corriendo bicicleta junto a nosotros. Por más alta que fuera la velocidad del auto, tal vez unos 40 en gasolina, ella ¡arrasó! Paso de nosotros como si nada.— Simula una clavada hacia enfrente con la mano libre. —Y dije, «Quiero ser tan rápido como ella.» Sorpresa la mía encontrarla en la escuela. Desde ahí nos hicimos amigos. Oh, y aunque mis padres tengan auto no dejo que me lleven al menos que me sienta muy debilitado como para andar en bicicleta.

—Por eso siempre vas en bicicleta. ¡Misterio Resuelto! Desafortunadamente no tengo a mi Máquina del Misterio pero se lo notificare a mi Vilma luego. — Sonríe bonito Saint.

—¿Qué, era un misterio para ustedes dos?

—Sí, no tienes idea de cuánto. Habíamos formado teorías conspirativas. Uff, — Saint finge escalofríos. —en serio no tienes idea.

—A ver, cuentamelas.

—No, no, no podrás dormir en la noche--

Perth se interpone en su camino, caminando para atrás mientras Saint hacia adelante, ambos mirándose divertidos.

—¡No, no! — Sigue debatiendo el más alto mientras ese moreno súplica divertido.

Saint tropieza con una roca, cayendo encima del ciclista por accidente, entonces, arropado a la nuca del moreno, caen sobre la grama. Derramando los refrescos. —¡Por Dios! Soy tan torpe. Lo siento, ¡lo siento! — Alza el pecho sin los anteojos. Sus ojos apologéticos achicados porque no puede ver correctamente sin el accesorio primordial.

Perth, sonríe poco a poco, gustandole cómo se ve sin anteojos. Busca a su derecha durante toda una canción de disculpas hasta que los encuentra y suavemente se los coloca. Amortiguando las disculpas tan suave como bajar volumen a la radio. Patrick se le queda viendo mientras la mano ajena le desliza los anteojos por el tronco de su nariz hasta posicionarlos adecuadamente.

𝗘𝗟 𝗖𝗔𝗥𝗡𝗜𝗖𝗘𝗥𝗢° PERTHSAINT + KAOEARTHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora