Felix suspira aliviado al salir de la reserva de koalas y Christopher se acerca riendo a fuertes carcajadas.
—¿Sabes? Te detesto.
El castaño expresa con mala cara mientras el mayor se limpia una falsa lágrima en su ataque de risas.
—¿Dónde ha quedado tu sangre australiana?—burlón, cuestiona—Oh cierto, la perdiste en Corea.
La mañana en Australia transcurre serena e ideal para el joven australiano que disfruta de su viaje junto a un espontáneo músico que lo hace sentir un extranjero más por los lugares que le presenta.
Felix se pregunta cómo ha sido arrastrado en esa esporádica aventura cuando sólo tenía pensado disfrutar sin distracciones de las cortas vacaciones por las que tanto se ha esforzado.
Tres años desde la última vez que ha pisado suelo australiano y piensa que ha cambiado mucho, pero a la vez nada:
Reencontrarse con sus raíces, abrazar a su madre, escuchar las risas diarias de sus hermanas y el ambiente familiar que tanto ha añorado.
Embriagarse de esa brisa tan característica de su hermosa Sydney, su hogar hasta la edad de diecisiete años donde una imprevista beca estudiantil lo hizo viajar a Corea del Sur donde se vio obligado a empezar una nueva vida.No es fácil estar lejos de casa, pero ha encontrado un segundo hogar en el país extranjero y dos incondicionales amigos con los que ha crecido en estos cincos años viviendo allí.
Una carrera en Filología de la cual se siente orgulloso y de la que no puede quejarse con respecto a calificaciones.
Una identidad a la que se adapta junto a una personalidad e ideales muy bien construídos.
Amante del arte en todo su esplendor, la gastronomía y la estética.Un joven espontáneo pero también nostálgico; disfrutando al máximo de la efimeridad de su libertad.
Una libertad que lo hizo cruzarse con Christopher Bang:
Un atractivo y volátil músico en esas primeras tardes bajando a la playa con sus hermanas.
La endulzante voz fue motivo para acercarse, pero también la latente atracción que los sedujo como imanes.
Palabras cautivantes acompañadas de melodías causantes de terminar enredados entre las sábanas.
Arrastrando más que una simple noche de placer carnal.Y tras esa noche, la brisa ha comenzado a envolverlos no sólo entre las sábanas, también en rutinarias actividades y aficiones.
Ambos jóvenes se sienten plenos en esa efímera aventura que dieron comienzo.Sin reglas, limitaciones ni preocupaciones: Sólo disfrutando de ese presente y las olas balanceándolos de un lado a otro.
—En mi defensa, hace años que no estaba cerca de un koala.
Felix se excusa antes de sentarse en la próxima banca y Christopher lo imita.
—¿Entonces qué harás cuando vayamos a ver canguros?
En un despreocupado tono, el músico inquiere y por supuesto que logra su cometido cuando el castaño le da una desorbitada mirada por el inesperado comentario.
Disfruta de ver cómo las facciones del castaño de pecas se vuelven exageradas de repente.
Es tan lindo.
—Estás bromeando.. ¿verdad?—queriendo buscar un atisbo de broma en el músico, Felix responde y de inmediato frunce el ceño cuando el adverso estalla en carcajadas—Como te gusta fastidiarme, ni siquiera tendría que haberte dado mi número después de esa noche.
—¿Y por qué lo hiciste?
Juguetón, Christopher se inclina hacia el castaño y la curiosidad se vislumbra en sus pupilas brillantes.
Felix relame su labio superior y enfrenta al músico con una picaresca sonrisa.
—Primero, porque eres muy atractivo e increíble en la cama—responde sincero—Segundo porque me gusta como cantas y por último..—se detiene, moviendo sus pupilas hacia un lado—Sólo me dejé llevar.
Concluye, encogiendo los hombros y el músico sonríe despacio.
—Y sólo míranos—se atreve a pasar su brazo por alrededor de los hombros ajenos y crea un fugaz pero intenso cruce de miradas—; ya ha pasado un mes desde ese primer encuentro donde seguimos construyendo una libre unión con el viento y las olas.
Felix libera una corta risita por la peculiar pero intrigante forma de expresarse del músico.
Tan peculiar, profundo, propio de robar suspiros por el camino.
—Ya vas a empezar con tus palabras bonitas—el castaño añade, escudriñando al músico con la mirada—eso no será un pretexto para que te perdone, Bang.
El nombrado sisea por la respuesta del contrario y se mantiene pensativo por unos segundos hasta que una segura sonrisa se presenta en sus labios.
—¿Entonces qué me dices de esta propuesta?—Christopher refleja entusiasmo mientras aleja unas rebeldes hebras oscuras cayendo sobre el rostro de Felix—Hoy a la noche habrá una fogata en la playa, eso significa que llevaré mi guitarra y podrás deleitarte con mi hermosa voz.
Añade, seguro de que ha logrado su cometido y en efecto, así es.
—¿Sabes?—fingiendo desinterés, el castaño prosigue—Me convenciste porque me gustan las fogatas.
Afirma y Christopher ríe, negando con la cabeza.
—Pasaré por ti cuando el ocaso se presente—informa y se aventura a dejar un casto beso en los pequeños labios ajenos—bonito—Mostrando su habitual porte galante, murmura y se pone de pie—Ahora si me disculpas, tengo informes que atender.
—A veces olvido que aparte de ser un músico independiente también eres un guía turístico.
—Y de ambas maneras soy encantador. ¿No crees?—Christopher muestra una sonrisa de dientes y Felix revira los ojos—Sin embargo, hoy me toca internarme en la oficina unas horas.
—Suerte con el papeleo, te veo en la tarde y gracias por enseñarme esta reserva de koalas.
—Estoy a tus servicios y siéntete afortunado de que son gratuitos.
Felix hace un ademán de que es hora de irse y Christopher coloca las manos en los bolsillos de su pantalón antes de alejarse rumbo a subirse al metro.
El músico alza las comisuras de sus labios en una genuina sonrisa y la brisa de media tarde acaricia su blanquecina piel;
un efímero cosquilleo agradable que le recuerda al castaño de pecas.Agradable, pero pasajero.
Es consciente de que va a esfumarse y no le preocupa porque Christopher Bang disfruta plenamente de los instantes que llenan más de emociones que los momentos perdurables.
...☀️🌊
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Tiempo de Verano [chanlix]
ContoAmores de verano: Una corta temporada que hace explotar al corazón para al final, desvanecerse como un efímero sueño. . . . Christopher, un joven que siempre se ha regocijado sobre la espontaneidad de su destino, sabe que no tiene que preocuparse al...