Mi Espíritu De Lucha.

capitulo dos

Narra escritor.

Los dos que decidieron enfrentarse llegaron al gimnasio, la rubia se había ido a mitad del camino debido a que sentía el aburrimiento más que nunca.

---el vestidor está por aquí--- apenas entrar al edificio, el chico la guío hasta una puerta azul al final de la sala de entrenamiento. Kaori dudó por unos momentos seguir avanzando, se le hacía raro entrar los dos al mismo vestidor, pero sacudió esa idea casi de inmediato. Después de todo no se iban a desvestir o algo por el estilo, solo se prepararían para un sparring.

Pero no le quitaba la vergüenza de quitarse la sudadera frente a un chico, era como quitarse otra prenda de ropa. Sus mejillas tomaron un color rojo de la vergüenza que rezaba que no se notará.

En el momento que dejó caer su sudadera al lado de su mochila, el chico echó un vistazo quedando sorprendido al instante de ver su cuerpo. ---¿Eres mujer?

---¿Eh?--- Kaori respingo por tal pregunta que incluso volteo a verlo sin tomarse el tiempo de procesar lo que ocurría. ---¿Creías que era chico?--- se quedaron unos segundos mantenido la mirada del otro, hasta que Kaori empieza a reír suavemente sin levantar mucho su voz. ---eso explicas muchas cosas---. El chico solamente sonrió al mismo tiempo que se levantaba.

---y eso también cambia las cosas.

---¿En serio? ¿Ya no quieres el sparring?--- quedaron frente al otro, Kaori se cruzó de brazos esperando una respuesta.

---no es eso, es solo que las reglas cambiarán un poco.

Cambiando de escenario, los dos subieron al ring con los guantes puestos. Las reglas cambiaron drásticamente llegando al punto que solo necesitaban una simple cosa para ganar que es:

Conectar un golpe.

Cada uno en la esquina contrario, se preparaban metal y físicamente para el combate.

---miren eso, Miyata va a pelear--- dijo un tipo excéntrico del gimnasio, gracias a eso unos cuantos más se unieron a ver el sparring.

Al momento de sonar la campana, el primer round comenzó y cada uno se posicionó para el combate. Miyata elevó su defensa a la altura de sus hombros, estando un poco de lado mientras un brazo se mantenía adelante y el otro atrás, con un movimiento de pies que lo hacían parecer alguien ágil, se podía notar el estilo estilista. En cuanto a Kaori, sus brazos estuvieron arriba cerca de la cabeza, con una defensa cuadrada apuntando a su oponente.

Kaori es la primera en avanzar, siguiendo a su ponente de cerca e intentando conectar un jab, pero eran ágilmente esquivados.

---momento ¿Su oponente no es una chica? ¿Es capaz de ir enserio con ella?--- habló alguien del gimnasio junto a su amigo.

---yo digo que es una conocida suya; mira como está respondiendo al estilo de Miyata, se nota que lo conoce.

Kaori se mantenía a una distancia prudente, sin que se alejara demasiado de ella. ---es buena--- pensó Miyata esquivando los golpes de ella. ---puede seguirme el ritmo, es casi como si viera a través de mis movimientos.

---esos movimientos me recuerdan...--- mirando de vez en cuando a los pies de su oponente, Kaori podía predecir a dónde se dirigía por un leve movimiento que sucedía rápidamente. Pero tenía ese conocimiento gracias a alguien que vio unas veces en televisión. ---¡son parecidos al señor Miyata!

Miyata no se quedó quieto, instando dar un golpe pero la defensa de la chica también era buena. ---no puedo seguir así por siempre ¿Que debo hacer?--- pensó Kaori a la vez que movía su brazo derecho, quedando expuesta parte de su cara. El chico aprovechó casi por impulso al área expuesta, pero a la vez Kaori lanzó un jab directo a su rostro.

Ambos lograron su cometido al mismo tiempo, quedando sus brazos interpuestos. ---veo que te contuviste--- dijo Kaori aún con el guante en su cara.

---veo que tú no--- respondió él provocando una risa por parte de Kaori. Los dos se reincorporan dando por terminado el sparring, provocando el disgusto de algunos.

---¿Que? ¡¿Eso es todo?!--- preguntó el sujeto excéntrico cuando bajó Miyata.

---era la regla, el combate termina cuando uno de los dos conectará un golpe--- les explicó Miyata a tres sujetos que fueron dónde su esquina al terminar el combate.

---ya veo, entonces ambos terminaron en empate.

---¿Eso que? ¡Admite que inventaste esa regla por miedo que una niña te venciera en una pelea real!--- molestó el excéntrico colocando un brazo sobre los hombros de Miyata.

---no tengo porque darte explicaciones--- contestó un poco fastidiado. Ignoró las provocaciones del contrario cuando vió que la chica ya había devuelto las cosas y puesto esa sudadera para irse. ---espera, voy a acompañarte hasta tu casa--- se dirigió a ella y los otros ya estaban mirándolo con burla desde lejos.

Miyata la llevó fuera del gimnasio evitando una interacción con los otros.

---no tienes porque hacer esto--- dijo una vez que empezaron a caminar. Estando a su lado, notó que la diferencia de tamaño era mínima, apenas superando a la chica por unos centímetros. Era normal confundirla con un chico por su sudadera, a pesar que tuviera el cabello largo ya que muchos chicos también lo traen así.

---yo te traje hasta aquí, es mi responsabilidad llevarte a salvó--- la chica acomoda el cuello de su sudadera, ocultando su vergüenza ya que pocas veces la trataban así. Habiendo silencio por unos momentos que Miyata miraba de vez en cuando a Kaori, decidió romper el silencio con una pregunta. ---¿Te arrepientes de sparring?

---¿Mm? Cielos, no. Esa experiencia fue fenomenal--- dijo felizmente, su cara no se mostraba del todo pero sus ojos y tono de voz mostraban sus sentimientos. ---tu juego de pies es increíble, me recuerdas mucho al señor Miyata en su mejor momento.

---espera ¿Conoces a mi padre?---ambos voltearon a ver, sorprendiendo al otro.

---¡¿Es tu papá?! ¡¿Eres hijo de un boxeador?!--- impulsivamente tomó la mano del chico entre las suyas, asustando por momentos a Miyata. ---¿Cómo se siente? ¿Te llevo a todas sus peleas? ¿Cómo te llamas? ¿El señor Miyata se recuperó de ese golpe?

Prestando atención solamente a una de sus preguntas, se dió cuenta que nunca se presentaron. ---soy Ichiro.

---yo soy Kaori--- al darse cuenta que lo tomó de la mano, lo soltó pidiendo perdón en voz baja. ---bueno... ¿Puedo visitarte de nuevo aquí?

---claro, pero no vengas tarde.