Dos

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Copter mantiene su mirada fija en el vaso de Frappuccino que Off abraza entre llanto, despidiéndose de él mientras camina, es arrastrado a la barra de la cafetería en busca de un jugo de zanahoria o de espinacas o de lo que a Paris se le ocurra, q...

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Copter mantiene su mirada fija en el vaso de Frappuccino que Off abraza entre llanto, despidiéndose de él mientras camina, es arrastrado a la barra de la cafetería en busca de un jugo de zanahoria o de espinacas o de lo que a Paris se le ocurra, que seguramente no es muy bueno. Llora en silencio, con los ojos de cachorrito que se carga más brillantes de lo normal y un "Adiós, amado mío" que no puede pronunciar, derrotado de no poder comer toda esa crema batida, con cereza, chispitas de chocolate y-

—Copter. —Insiste el mayor con un apretón suave en la muñeca del castaño— ¿Toronja o Piña?

Ah, que miserable sería...

Copter ama los dulces, los postres, las chucherías y el chocolate, por reducir la lista. Es el tipo de persona que le unta Nutella a las galletas cubiertas de chocolate y come mantequilla de maní con helado, teniendo como resultado, muslos un poco rellenitos y una bella e insignificante barriguita suave que en lo personal le gusta, pero a su "excesivamente" saludable novio no parece agradarle de la misma forma, aunque jure y requetejure que sí.
Come demasiado, tal vez, pero todos tenemos problemas con los alimentos ricos, sobre todo las golosinas. Y piensa "La comida no me dejará, nos amamos. Es amor del bueno" y eso gracias a diversas decepciones amorosas, unas porque es muy tímido, otras porque es muy empalagoso, otra porque era muy frio y un sin fin. ¡Carajo! Nada le gustaba a nadie y Copter ya ha intentado de todo, desde teñirse de gris el cabello hasta perforarse la oreja, fingir que sabe fumar y sacar notas altísimas y nada. Todos lo dejan, siempre, por alguien totalmente contrario a cómo "es". Su novio el motero por el que se perforó y fumaba, lo dejó por un niño bien portado de Cardigan. "¡Tengo veinte pinches Cardigan!" gritó Copter aquella vez, con helado en la boca y mucho dolor en su alma acaramelada.

Conoció a Paris en el gimnasio, irónicamente, cuando se dispuso a hacer algo con su vida además de lamer la cuchara de los pasteles. No llevaba ni diez minutos en la caminadora cuando se sentía desfallecer y un chico apuesto y sudoroso se acercó corriendo, dejando las pesas en su sitio, para ir a salvarlo de caer muerto en la cinta móvil.

Copter quedó fascinado de sus ojos rasgados y sonrisa felina, era todo muy romántico: Paris con su camiseta sin mangas pegada a su lustroso cuerpo y Copter cubierto hasta el cuello de un ostentoso pants térmico, sostenido por los fuertes brazos de su Héroe.

Debe admitir que solo fue al gimnasio las semanas siguientes para verlo levantar placas estúpidamente pesadas y sudar como los dioses, como un maldito Dios Griego. Copter estuvo a nada de inundar de baba el gimnasio mientras fingía pedalear en la bicicleta fija y se deshacía pensando en chuches y Paris alternadamente.

Su historia de amor comenzó precisamente en un stand de jugos de la cafetería "Hiper Vegetariana" del gimnasio, cuando en busca de un licuado de fresa, Paris se apareció con dos vasos de jugo color verde bastante desabrido. Ah, pero le sonrió tan bonito, que Copter se lo terminó todo.

Creo que era de Nopal y ve tu a decirle a un Tailandés medio rechoncho qué diablos es el Nopal a ver si le quedan ganas de beberlo en jugo.

Copter corría para quedar bien, porque se llegaban a encontrar en el parque ¡Y hasta el trasero levantaba! Obviamente, Paris bien atento y caballeroso, pues le hacía creer que si funcionaba su engaño y hasta porras le echaba.

Caramel macchiato y Glaseado de vainillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora