Siete

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—¡Ratoncito! —le llaman, desde el pasillo contrario

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—¡Ratoncito! —le llaman, desde el pasillo contrario. Copter cierra la puerta de su locker y gira la vista hacia donde proviene su peculiar apodo— ¡Hey!

—Hola, Grandote. —le sonríe, con sus libros entre los brazos— ¿Vas a decirme tu nombre o prefieres seguir con esto?

El más alto frena una vez quedan de frente y se queda helado, como pensando. Le sonríe, con un ojito más cerrado que otro y una mano sobre su frente.

—Soy Kimmon. —el pelinegro, se inclina amablemente—. Puedes decirme Grandote, si quieres.

—Copter. —el castaño responde—. Ratoncito también suena bien.

Ambos se regalan sonrisas amables y sinceras, por momento en los que nadie dice nada. Es Kimmon quien rompe el silencio con el sonido de su garganta aclararse.

—¿Vamos juntos a clase? Claro, si no tienes alguien con quien ir, es decir no es como si tu fueras mi segunda opción ¡Quiero ir contigo! Yo, tú...

Copter ríe, bajito y con una preciosa sonrisa rectangular, sus ojos se cierran y el castaño asiente, tomando del brazo a Kimmon.

—Vamos juntos.

Así es como comienza una larga lista de citas fugaces, en las que se acompañan a clases o a tomar el autobús, hablan de cosas triviales y comparten recetas. Sin saberlo, en cada gesto de sostenerle la sombrilla o tomarlo de la mano para cruzar la calle, Kimmon enamora tacita a tacita de harina al pequeño repostero, con cuidados y gestos tan suyos y tan sinceros, que le saben dulce, como un parquecito relleno.

𝕰𝖛𝖎𝖎𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ

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Caramel macchiato y Glaseado de vainillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora