Capítulo 3: Conviviendo con "ella"

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Bell se dirigía a la ciudad junto con la chica pelinegra la cual estaba cubierta por una capa para evitar que vieran su enfermedad. Ella aún desconfiaba de las intenciones del albino y se mantenía en alerta a cualquier posible ataque, si es que existiera alguno.

Al llegar a la entrada ella pudo divisar a dos guardias custodiando la entrada haciendo que se ponga en guardia.

Bell: Bien, ya llegamos y ahora solo tenemos que pasar sin que nos vean. -dijo seriamente pero ella tenía una idea diferente-.

Los mataré en un instante -dijo mientras se preparaba para atacar-.

Bell: ¡¿qué?! ¡no hagas eso! -grito alterado tratando de detenerla-.

¿He? Tu dijiste que teníamos que pasar a los guardias -cuestionó-.

Bell: si, evadirlos, no matarlos.

Creo que sería mejor opción mi idea -trato de convencerlo pero no funciono-.

Bell: claro, vienes por primera vez y lo primero que haces apenas llegar a la ciudad es matar a los guardias, puedes hacerlo y no te dejarán entrar, no, te castigaran y si eso ocurre no podre sanarme ¿quieres eso? -le contestó algo enojado-.

…..

Bell: eso creí -le dijo- es de noche, será fácil evitarlos -la mira- sígueme.

Ella aún no sabía si de verdad tenía que obedecerlo pero su instinto le decía que era lo mejor así que lo siguió.

Pasaron sin mucha dificultad ya que era de noche y los guardias estaban distraídos hablando de cosas triviales.

Bell: (no puedo creer lo fácil que fue, debería avisarle al alcalde sobre la seguridad de la entrada, aunque creo que no lo haré) -pensó por la seguridad de la ciudad pero aun así dicha falta de seguridad lo benefició bastante.

Por otro lado, la chica lobo observaba la ciudad, era común como cualquier otra, estaba iluminada por luces que no provenían de piedras mágicas, personas caminando tranquilamente haciendo sus cosas. El hecho de estar rodeada de tanta gente desconocida y estar en un lugar que no conoce la ponía extremadamente nerviosa e insegura. Bell noto esto y le dijo.

Bell: tranquila no te va a pasar nada malo, esta ciudad está bastante protegida y esta gente es buena, estamos a salvo solo toma mi mano.

Bell: estaba entrenado para calmar a sus pacientes de cualquier forma posible y está es la manera que encontró de calmarla.

Ella no sabía si debía hacerlo pero al estar en un lugar que no conoce y estar rodeada de gente puede provocar que se pierda así que algo dudosa tomó su mano. Se calmó un poco al tomarlo de la mano pero no dejaba de estar nerviosa, miraba para todos lados como si buscara una salida de ese lugar aunque no podría ya que estaba "pegada" al albino.

¿a dónde vamos? -preguntó a Bell que ni se molestó en mirarla-.

Bell: al hospital "Glenn Arias" es donde trabajo y donde podrás tratar tu condición.

¿y donde es? -preguntó mientras miraba para todos lados-.

Bell: allí -dijo señalando el edificio más grande y alto que podía ver-.

Ella abrió los ojos como platos al ver una gigantesca estructura brillando con un letrero que brillana de color rojo que decia "Glenn Arias".

Es enorme -dijo sorprendida-.

Bell: ya estamos cerca vamos -dijo mientras jalaba con algo de fuerza a la chica que, por ahora, continuaban los efectos de los analgésicos del batido de fresas.

No Estamos Solos [Cancelada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora