La hora del lobo

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El enorme licántropo se abalanzó hacia el joven cazador y antes de que alcanzara a tocarlo, él le disparó. La bala de plata hizo el resto y exhausto decidió que ya había tenido demasiada acción para una sola noche. Regresaba sobre sus pasos cuando otros dos licántropos lo interceptaron, pudo dispararle al primero que se atrevió a atacarlo, pero el segundo consiguió derribarlo y justo cuando pensaba que la muerte era inevitable, la criatura cayó desplomada sobre él.

—Te dejo solo un par de días y pasa esto.

El joven sonrió al verla y protestó cuando ella le arrojó el corazón de la bestia encima, luego le tendió la mano para ayudarlo a incorporarse y él aprovechó el momento para besarla.

—Creí que llegabas mañana.

— ¿Y por eso saliste de fiesta sin mí?

—Soy un cazador, es lo que hago.

—Estás herido...

—No te preocupes, vamos a casa.

Derian observaba en el espejo del baño la herida en su hombro, provocada por el zarpazo de la bestia y cientos de pensamientos cruzaron por su cabeza. No podía ocultarla aunque se esforzara y salió al encuentro de su amada. Ella tenía las maletas sobre la cama y tarareaba una canción.

—Te va a gustar Fallstown, es un pueblo pequeño tranquilo. Mi tía Virna aún vive allí, le pediré que haga un hechizo de protección para que ninguna criatura sobrenatural nos moleste. Yo voy a volver a trabajar en la morgue, mentiré diciendo que soy la nieta de Frank Heinz y...

Se quedó estupefacta al percibir la peste de los licántropos dentro del cuarto y dándose la vuelta, lo primero que vio fue la herida en el hombro de Derian. Sintió que el mundo acababa de caerse sobre ella.

Los enormes ojos azules de Derian brillaban tristes.

—Tienes que matarme antes de que me convierta.

—No puedo, no lo haré.

—No quiero ser tu enemigo, mi amor.

—Fuimos enemigos en el pasado ¿lo olvidas? —las lágrimas la vencieron.

—Eran lobos del clan de Ion. Mataron a una familia completa, por eso fui detrás de ellos.

—Maldito Ion.

— ¿Por qué te odia tanto?

—Hace años maté a su esposa y ahora encontró la manera vengarse.

—No seré parte de su manada.

—No puedes negarte al llamado del Alfa.

—Lo haré, porque te juré lealtad y te di mi corazón.

—Te matarán si desobeces, serás un omega y...

—No voy a unirme a Ion —dijo con firmeza.

—No tienes elección, Derian.

— ¿Vas a dejarme?

—Tengo que hacerlo.

—No te atrevas a dejarme.

—Cuando tu cuerpo cambie, tu instinto te obligara a dañarme y no quiero luchar contigo. Los lobos y los vampiros hemos sido enemigos desde tiempos inmemorables.

— ¡No seré un lobo, yo soy un cazador! —gritó rabioso.

Unos segundos después cayó al piso y comenzó a gritar de dolor. Poco a poco su cuerpo comenzó a cambiar, los dientes fueron reemplazados por colmillos, su nariz se estiró hasta convertirse en un hocico y cada músculo triplicó su tamaño a medida que las extremidades se alargaban, incluso su piel antes lampiña se pobló de un espeso pelaje oscuro.

Ella se mantuvo expectante del cambio a pesar de lo peligroso que era, porque no quería dejarlo solo.  Cuando el clan y su amado, le dieron la espalda, Derian fue el único que le demostró lealtad, incluso cuando eso le costó el repudio de los suyos.

Finalizada la transmutación, Derian se incorporó amenazante y avanzó hacia ella gruñendo sin embargo no la atacó. A lo lejos se oyó un aullido y el nuevo licántropo luchó con todas sus fuerzas para no obedecer. Le había jurado lealtad a su amada y el lazo que los unía prevaleció por encima de todo.

—Ellos vendrán a buscarnos. Tienes que matarlos a todos —dijo Helena.

Writober 2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora