One

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Lisa

Al principio pensé que el martilleo en mi cabeza era mi cerebro tratando de abrirse paso fuera de mi cráneo después de los diez -o más- tragos que bebí la noche anterior en Crown Royal. Sin embargo, mi mente recordó que era Domingo y no importaba lo mucho que me repitiera, lo grosera que fuera o la situación en la que me encontrara -por desagradable que fuera- ella SIEMPRE aparecía los domingos para arrastrarme a una comida familiar. 

Un suave gemido desde el otro lado de la cama me recordó que no había vuelto sola la noche anterior. No es que recordase el nombre de la chica o su rostro. Ni siquiera recordaba si me había supuesto algún esfuerzo convencerla de acompañarme a casa. Saqué mis piernas por el borde de la cama y me quedé sentada unos instantes esperando que el martilleo en mi cabeza cesara lo suficiente para no vomitar cuando la puerta del dormitorio se abrió. Nunca debí darle una llave a la mocosa. No se molestó en ocultar que estaba acostumbrada a encontrarme con resaca y desnuda, así que no veo por qué hoy debía ser diferente. La chica del otro lado se dio vuelta y se incorporó en la cama, cubriendo su desnudez con la sábana 

-¿Pensé que habías dicho que eras soltera?-preguntó con cierta acusación en su voz que me desagradó en el acto. Cualquier chica que estaba dispuesta a irse con una extraña a pasar una noche de sexo sin ataduras perdía el derecho a emitir algún juicio

-Dame veinte-le pedí a la rubia aún de pie en la puerta del dormitorio y la vi levantar una ceja 

-Tienes diez-dijo cortante. Hubiera levantado una ceja hacia ella por su tono y actitud, pero mi cabeza me estaba matando y de cualquier forma el gesto se perdería con ella, pues era inmune a mi mierda

-Voy a hacer café. Invité a Jisoo pero ya se fue a la tienda. Estaré en el auto y te quedan 9-giró sobre sus talones y se marchó sin decir otra palabra. Suspiré con cansancio y me puse de pie intentando buscar un par de jeans que podría haber arrojado anoche

-¿Qué está pasando?-me había olvidado temporalmente de la chica en mi cama. Maldije en voz baja y halé una sudadera blanca que parecía razonablemente limpia por mi cabeza

-Me tengo que ir-

-¿Qué?-

Fruncí el ceño mientras ella se levantaba de la cama. Era bonita, tenía buen cuerpo y me pregunté qué clase de juego había tenido que arrojarle para traerla a casa conmigo. 

-Hay un lugar en el que tengo que estar, lo que significa que necesitas levantar ese buen culo y marcharte-

-¿Me estás tomando el pelo?-preguntó incrédula-¿Qué clase de idiota hace eso? ¿Ni siquiera un "gracias por lo de anoche", "estuviste genial" o "¿qué tal si almorzamos?"-comenzó a quejarse mientras se vestía con una mini negra y un top que dejaba muy poco a la imaginación. Mientras lo hacía noté que tenía un lindo tatuaje garabateado en las costillas. Eso era probablemente lo que me atrajo de ella en medio de mi borrachera en primer lugar-Eres una verdadera pieza de trabajo ¿lo sabías?-

Yo era mucho más que una simple pieza de trabajo pero esta chica era una de, oh tantas que no necesitaba saber eso. Maldije en silencio a Jisoo, mi compañera de cuarto y mejor amiga desde la primaria. Normalmente podía confiar en ella para interferir por mí los domingos en la mañana cuando estaba en apuros, pero me olvidé de la pieza que se supone que tenía que terminar hoy, por lo que necesitaba sacar cuanto antes a esa chica del departamento antes de que la mocosa se fuera sin mí, lo que sería sin duda un dolor de cabeza más grande de lo que necesitaba en mi estado actual. Terminé de ponerme unos jeans rasgados y mis botas negras favoritas. Me rocié colonia para ayudar a enmascarar el olor a sexo y alcohol que estaba segura todavía se aferraba a cada parche visible de mi piel. Luego entré al baño para cepillarme el sabor rancio del whisky de mi boca

MARKED (Chaelisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora